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:: DANIEL ROLDÁN
Viernes, 4 de febrero 2011, 04:00
Una boda frustrada, una ex-novia, recuerdos y un pueblo de la infancia. Era julio de 2009 y estas cuatro ideas que le rondaban por la cabeza a Daniel Sánchez Arévalo para escribir un nuevo guion y descargar todas su «'neuras' y problemas». Luego aparecieron cinco amigos; se convirtieron después en tres colegas que, a su vez, se transformaron en los tres familiares que protagonizan 'Primos '. «Es la despedida de la infancia y de la adolescencia».
Para su tercer largometraje, después de 'AzulOscuroCasiNegro' y 'Gordos', Sánchez Arévalo se rodeó de los actores que le acompañaron en sus trabajos anteriores. Quim Gutiérrez es el protagonista de esta comedia, en la que da vida al primo Diego, plantado en el altar por su novia. «Está en plena ebullición emocional», apunta el director. Desvela, para cierta vergüenza del actor catalán, que llora como nadie. «En la escena inicial, que es un monólogo, la rodamos seis veces y en las seis ocasiones lloró cuando tenía que llorar. Podría estar llorando toda la película», relata Sánchez Arévalo mientras Gutiérrez esconde la cara.
Tras ser abandonado en la iglesia, Diego sólo encuentra consuelo con sus dos primos Julián (Raúl Arévalo), un tipo chulo y fiestero, y José Miguel (Adrián Lastra), un joven neurótico e hipocondríaco que perdió un ojo en Afganistán. Ambos deciden llevárselo a las fiestas del pueblo donde veraneaban de pequeños y en el que todavía vive Martina (Inma Cuesta), el amor de juventud de Diego. Allí volverán a encontrarse con los lugares donde pasaron los mejores momentos de sus vidas y personajes que les marcaron, como Bachi (Antonio de la Torre), un borracho experto en cine, y su hija Clara (Clara Lago).
De esta manera, el malagueño se ha convertido en el actor fetiche del realizador. Ha pasado de ser un preso a un obeso que quiere adelgazar en 'Gordos' a un alcohólico que pasa de todo en 'Primos'. «Se nota que me quiere», señala entre risas De la Torre.
Sánchez Arévalo llevó a sus actores un paso más y les obligó a cantar un tema de 'Backstreet Boys' delante de 800 figurantes, lo que provocó numerosas bromas entre los actores. Salvo Adrián Lastra, curtido en los musicales, ninguno sabía cantar. «Lo peor de esta situación es que Quim creía que sí sabía. Sin embargo solo es bueno al karaoke», indica Raúl Arévalo, ante las risas de sus compañeros. «Y con temas de Raphael», apostilla Cuesta.
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