
MARIAN GONZALEZ
Sábado, 28 de mayo 2011, 04:25
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A años luz de las evoluciones técnicas y presupuestos de los fórmulas uno, intrépidos y alocados conductores volverán a lanzarse hoy cuesta abajo sobre un ligero y simple soporte metálico y unos rodamientos o neumáticos. El espectáculo de las goitibeheras se consolida en las fiestas de Errekalde de la mano de Udana Oñatiko Motor Taldea y la comisión de fiestas del barrio.
El éxito que tuvo la prueba el año pasado tras más de una década de ausencia de agenda local, ha hecho que no solo se mantenga sino que adquiera mayor protagonismo y sea puntuable para la Liga Vasca que se encuentra dentro de la Federación de Deportes de Inercia.
«Este año pensamos repetir la experiencia pero con un aliciente añadido muy importante y es que será puntuable para la clasificación final del campeonato de goitibeheras de Euskal Herria» explican desde la organización, que espera a una veintena de participantes.
El vertiginoso descenso de 900 metros desde la sociedad Larraingain a Errekalde dará comienzo a las cuatro de la tarde, y la carretera se cerrará a la altura de Santa Marina desde la tres hasta que finalice la carrera.
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Osadía y mecánica
En la búsqueda de un habitáculo más rápido, los vehículos han ganado en sofisticación en los últimos años, pero siguen requiriendo de osados conductores que son al mismo tiempo ingenieros, constructores y pilotos.
La prueba consta de cuatro categorías: ruedas de neumáticos, de rodamientos, cuatro palos (las de toda la vida) y ligeras (estilo patinete).
De la tradicional goitibehera poco queda ya entre los participantes más experimentados, pero el año pasado algunos jóvenes oñatiarras demostraron que se puede disfrutar al estilo de antaño.
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El origen de la «goitis» se remonta a la tercera década del siglo pasado, cuando utilizando los rodamientos de desecho y cuatro tablas, los adolescentes de la época creaban sus propios automóviles para lanzarse cuesta abajo, aprovechando las empinadas rampas de pueblos y barrios y valiéndose de su propio peso como único acelerador.
Estas ganas de velocidad y de convertirse en el más rápido hicieron que sus creadores agudizaran el ingenio y fueran mejorando la técnica de sus obras para rebajar los tiempos y aumentar la seguridad del aparato, depurando aspectos como las ruedas y el sistema de frenado. De este modo, los iniciales rodamientos dieron paso a otros de mayor diámetro, y éstos comenzaron a manipularse, rayando o estriando sus superficies para conseguir, así, mayor adherencia a las curvas y mayor seguridad, tanto que, hoy en día, lo que comenzó como una simple forma de diversión infantil ha evolucionado hasta convertirse en un deporte federado.
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La bajada de Errekalde es hoy la cuarta prueba puntuable de la Liga Vasca, una competición que arrancó el 5 de febrero en Idiazabal y que se cerrará el 17 de septiembre en Urretxu.
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