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NUÑEZ
Domingo, 21 de agosto 2011, 04:51
La familia Garmendia Otaño lleva más de un cuarto de siglo atendiendo a todo el que llega a Santa Marina. Pronto se cumplirán 27 años desde que comenzaran en el negocio de la hostelería con el restaurante en el caserío Seroretxe. Siempre ha sido un negocio familiar, y este mes han recibido el premio de la asociación Jakitea por la promoción del euskera en la cocina.
«Normalmente la gente viene aquí a disfrutar y pasárselo bien, y no es normal que se premie a establecimientos como el nuestro», admite Estefanía Otaño, natural de Bidania, que junto con su marido Jose Mari Garmendia y sus hijas Nagore y Leire, regenta el restaurante Segore Etxe Berri en el barrio Santa Marina de Albiztur.
Recibieron el premio junto con los restaurantes Urgain y Kaia y la jefa de cocina Bixenta Berriozabal, por la asociación que promueve el reconocimiento a la calidad de la cocina tradicional vasca.
El restaurante se creó el 1 de noviembre de 1984. En aquella época no había ningún bar en el barrio, aunque la familia tuvo uno que llevaba alrededor de 20 años cerrado. Por ello, los padres de José Mari eran muy conocidos en la comarca. «Venía mucha gente a almorzar, tomar caldo, etc., aunque nunca se les cobraba». «Nos dimos cuenta de que estábamos todos los días trabajando para las visitas, así que un día le propuse a mi suegro la posibilidad de montar un bar-restaurante», recuerda Estefanía, que conocía el funcionamiento de la hostelería ya que había estado trabajando en diversos restaurantes de Ordizia y San Sebastián. Aquel primer comedor era para unas 60 personas, aunque pronto se les quedó pequeño y tuvieron que cambiar las mesas de forma que pudieran entrar 120 personas. Muchas de aquellas personas que iban a la casa, se convirtieron en clientes que hoy todavía siguen acudiendo a comer a Segore Etxe Berri.
Aquel primer paso duró unos 10 años, hasta que pidieron permiso de nuevo al padre de José Mari para construir una casa que pudiera albergar el restaurante en los terrenos colindantes al caserío. «Mi suegro confió mucho en nosotros», admite Estefanía, y para hacer frente al gasto que suponía también incluyeron un agroturismo con seis habitaciones. Se han especializado en comida tradicional, con platos generosos, y siempre cuidando la materia prima con productos de la comarca. Ofrecen desde menú del día, hasta carta y menús especiales para banquetes, ya que es un lugar especial para grandes eventos.
«No nos esperábamos recibir este premio. Nos llamaron la semana anterior para ir a recogerlo», explica Nagore Garmendia, y añade que da «alegría y satisfacción que todo el trabajo que hemos hecho durante tantos años tenga este reconocimiento». Nagore y su hermana Leire han trabajado desde jóvenes en el restaurante, y son ahora la garantía del futuro.
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