
ÁLVARO VICENTE
Jueves, 27 de octubre 2011, 12:01
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El inicio de un nuevo tiempo político sin la amenaza de ETA en el País Vasco se escenificó ayer al cerrar PP y Bildu un acuerdo inédito para construir la nueva estación intermodal de San Sebastián en el barrio de Riberas de Loiola, y no en Atotxa como preveía el anterior Ejecutivo local, liderado por el socialista Odón Elorza.
El entendimiento entre las dos fuerzas políticas es el primero de estas características que se produce en Gipuzkoa desde que Bildu tomó las riendas de la Diputación. Se confirma así que la coalición abertzale, en minoría en el Ayuntamiento de San Sebastián, está por la labor de alcanzar acuerdos con diferentes y también la disposición de los populares vascos de actuar con independencia para sacar adelante los proyectos estratégicos que permitan el desarrollo de la ciudad. El pacto con los populares se anunció además el mismo día en el que Bildu consiguió el respaldo del PSE para subir las tasas. Así, al contrario de lo que pudiera intuirse, Bildu ha cerrado acuerdos con PSE y PP antes que con el PNV en San Sebastián.
El edil de Movilidad del Ayuntamiento donostiarra, Jon Albizu, acogió con satisfacción el respaldo del PP que permite sumar mayoría en el Pleno y mostró su voluntad para tratar de acercar a sus posiciones al PSE y PNV. Albizu anunció que en breve iniciará las conversaciones con la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco para conseguir que las obras de la estación puedan comenzar cuanto antes. A la pregunta de cómo afrontará el Ayuntamiento la indemnización que habría que pagar a las empresas Murias y Transitia adjudicatarias de la estación de Atotxa, Albizu anunció que podría no «costar nada» si se demuestra que el cambio responde a un interés general de la ciudadanía.
La construcción en Riberas de Loiola de la nueva estación intermodal de autobuses permitirá que un ciudadano de Andoain o Zarautz llegue en autobús de línea, tren de Renfe, Euskotren o futuro Metro a este recinto y desde aquí pueda coger el tren de alta velocidad que le conecte, por ejemplo, con Madrid, o con cualquiera de los autobuses de largo recorrido. La estación estará finalizada para finales de 2015, según calculan los técnicos del Ayuntamiento donostiarra, por lo que la ciudad estaría en disposición de absorber la llegada de visitantes que se esperan en 2016 con motivo de los actos programados por su nombramiento como capital europea de la cultura.
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Eliminación del vial de Carlos I
Que la estación intermodal esté acabada para esta fecha es una de las condiciones que ha puesto el PP en esta negociación. Pero hay más. El PP apuesta por Riberas siempre que Bildu se comprometa a la eliminación del vial de entrada a la ciudad por Carlos I, en Amara, que se estudie cómo hacer una salida directa de la variante en la zona de Riberas, a la altura del aparcamiento disuasorio de Ciudad Jardín y que el proyecto de Riberas se abarate sobre el previsto en 2005 «con un tejado llano y no en forma de ola». A cambio, el PP se compromete, si gobierna España tras las próximas elecciones generales, a pedir al Ministerio de Fomento que el tren de alta velocidad tenga la parada en Loiola.
Los populares son conscientes de que su cambio de parecer -hace nada instaban al gobierno municipal a construir cuanto antes la estación de Atotxa pese a que en su programa electoral apostaban por Riberas- puede no ser entendido por la opinión pública y ante este riesgo quieren obtener réditos en esta negociación. La eliminación del acceso de Carlos I es la carta que quiere jugar el PP con su respaldo a la intermodal de Riberas. Se cumpliría así una de sus reclamaciones históricas en su proyecto de ciudad.
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Pero lo que ha inclinado la balanza y lo que revolucionó ayer los pasillos del consistorio, según advirtió el portavoz del PP Ramón Gómez, es una carpeta que el anterior Ejecutivo local «ocultó» a la oposición en la que se guardaban unos informes de la Diputación y el Gobierno Vasco, en los que se plantean «dudas sobre la capacidad de absorción del flujo de tráfico de autobuses en horas punta» en Atotxa, unos 400 diarios, así como las dificultades para absorber nuevas conexiones o incrementos de frecuencia. «La estación está metida con calzador y no tiene capacidad de futuro», advirtió el portavoz del PP.
Estos informes, que ponen en solfa la construcción de la estación de autobuses en Atotxa, reducirían a 20 minutos el tiempo máximo de estacionamiento de los autobuses en cualquiera de las 23 dársenas. Los vehículos tendrían que salir de la estación, circular por el centro de la ciudad y volver a entrar de nuevo, lo que aumentaría la congestión de los viales alrededor del río Urumea. El proyecto contemplaba también la habilitación de un tercer carril de circulación en el paseo Federico García Lorca y exigía probablemente la realización de un carril reservado para los autobuses en el paseo Bizkaia, en lo que hoy es el bidegorri, lo que obligaría a adoptar medidas «complicadas» para que los autobuses pudieran girar hacia la estación de Atotxa.
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Un mes de plazo
Gómez advirtió que en el plazo de un mes se debería alcanzar el gran acuerdo interinstitucional entre Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Vasco y Ministerio de Fomento para construir, gestionar y financiar la nueva infraestructura que pondría fin a 20 años de debate. Hacerse con la parcela, hoy del Gobierno Vasco, en la que se construiría la estación intermodal es el primero de los retos de la hoja de ruta. El gobierno municipal de Bildu y el PP entienden que el edificio de oficinas que el Gobierno Vasco tiene pensado levantar en la parcela que queda junto a la nueva iglesia de Moneo podría encajar también en la futura intermodal.
Las oficinas quedarían en superficie y la estación se construiría en el subsuelo, en el que también habría espacio para un aparcamiento. El acuerdo hecho público ayer prevé que los ingenieros y técnicos del Ayuntamiento reanuden la redacción del nuevo proyecto para Riberas sobre las bases del realizado ya en 2005 para la misma parcela. «No se empieza de cero. Se pueden y se deben cumplir los plazos para que esté lista para 2016, lo que supondría un retraso de solo seis meses sobre la estación de Atotxa», aseguró Gómez. A partir de ese punto, siempre que se haya llegado a ese acuerdo interinstitucional, se sacará la obra a concurso.
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Lo que no se desveló ayer es si la parada del TAV en Riberas supondrá que el tren ya no pare en Atotxa. Gómez apuntó que «técnicamente» sería posible. No dijo más. Tampoco el gobierno de Bildu. Ambos contemplan Riberas como la «única estación en la que sí se cumple la intermodalidad». En el proyecto de Atotxa no paraban las líneas de Euskotren.
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