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Juan Espino 'Trota' en la arena del estadio Iba Mar Diop.
El león blanco pelea en Dakar
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El león blanco pelea en Dakar

Juan Espino, gran campeón de lucha canaria y oro en Bulgaria en la modalidad de grappling, llena estadios en Senegal

BEGOÑA DEL TESO

Miércoles, 29 de febrero 2012, 09:32

En la patria de los orgullosos wolof, en las cercanías del Lago Rosado, no lejos de la isla Gorè, último lugar de África que vieron 20 millones de almas que luego serían embarcadas en barcos negreros hacia las plantaciones de Estados Unidos o Cuba, entre las montañas y las ondulaciones de las estribaciones del Sahel, existe una modalidad de lucha y brega que, practicada desde épocas milenarias aunque conocida por el hombre blanco desde 1420, levanta pasiones increíbles, llena estadios y crea mitos, héroes, fortunas y leyendas.

Dicha 'laamb' en idioma wolof, es una variedad de otras formas de combate practicadas en toda África Occidental. Limpia, directa y espectacular, puede ejecutarse con golpes de mano o sin ellos y su reglamento es impresionantemente preciso, ajustado, justo y complejo. Antes de convertirse en el auténtico deporte nacional de Senegal, el 'laamb' se practicaba después de la estación de las lluvias por lo que siempre han luchado los hombres en tiempos de paz: para volver con honor a su poblado, para probar su virilidad, para ser regalados con semillas y ganado o para cortejar a las más bellas de la aldea.

Es el 'laamb', naturalmente, deporte de contacto cuyo objetivo es el mismo que el de todas las demás bregas, de la canaria al sumo: el derribo del rival, usando brazos, piernas o cualquier otra parte del cuerpo. El adversario está vencido cuando su cabeza, nalgas o espalda tocan la arena, arena de la que antes del comienzo del gran combate el brujo, el marabú ataviado con sus mejores galas, ha expulsado a los espíritus terribles, proclives a enloquecer a los contrincantes y llevarlos por el camino del deshonor.

Contemplar un torneo de 'laamb' en el estadio Demba Diop de Dakar, con sus 50.00 localidades ocupadas por una afición que venera a luchadores como Mouhamed Nadao 'Tyson', el 'Tigre de Fass' o el 'Rey de las arenas', es sumergirte en el corazón de la cultura africana. Cada luchador canta antes del combate sus glorias para intimidar al rival y ambos son jaleados por sus seguidores. Después, mujeres con trajes tradicionales bailan majestuosas. Tras la reverencia a los árbitros, las peleas comienzan.

'Trota' contra Daoul Kharé

Un día de marzo de 2011 en el estadio Iba Mar Diop de Dakar sucedió lo nunca visto: un luchador novato, entrenado en la escuela de Balla Gaye, con 145 kilos, 30 años y 1,96 de altura, se enfrentaba a una gran promesa local: Daoul Kharé. Hasta aquí, todo normal. Pero sucedía que el rival de Kharé era europeo. Europeo, canario y blanco: Juan Espino 'Trota', grandísima figura de la lucha canaria pero igualmente poderoso en valetudo, jiu jitsu brasileño, lucha celta o el ssirum coreano.

En un momento del combate, ése al que pronto llamarian 'El León Blanco' desestabilizó a Daoul con la cadera, lo levantó a pulso y lo dejó caer. Era su primera victoria en Dakar. Sobre una arena que los senegaleses consideran sagrada. Desde entonces, es el ídolo pálido y físicamente imponente de un país fiero y elegante. Juan entrena con los mejores, anuncia en TV un chocolate que promete a los niños senegaleses ser tan fuertes como él y los videos de sus peleas (atención al de su enfrentamiento con Papa Cargo) reciben miles de visitas en YouTube.

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