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Viernes, 29 de junio 2012, 10:37
:: JOSE IGNACIO ALBERDI EGAÑA. Difícilmente podían pensar en Azpeitia, ni Gipuzkoa en general, que un año después de la Beatificación de Ignacio de Loyola el 27 de julio de 1609 por el Papa Paulo V, habían solicitado desde su pueblo natal y obtenido del Obispo de Pamplona D. Antonio Venegas de Figueros, entre otras concesiones, la de guardar la fiesta el 31 de julio, día de la muerte del mismo, que tres siglos más tarde, y por Decreto del Papa Pío X, De Diebus festis, quedaban suprimidas las fiestas de los patronos de las diócesis, y por consiguiente, en Gipuzkoa, la de San Ignacio de Loyola. No obstante, permitía recurrir a la Santa Sede si los Obispos creían conveniente conservar alguna de las fiestas suprimidas.
El entonces Alcalde de Azpeitia, D. Fructuoso Elorza Aizpuru, informó de tal decreto a los miembros de la Corporación Municipal en la sesión plenaria del Ayuntamiento celebrada el 27 de noviembre de 1911, acordándose por unanimidad solicitar al ilustre azpeitiano D. Carmelo de Echegaray, cronista oficial de las Provincias Vascongadas, redactara un escrito sobre el caso, para enviarlo al Presidente de la Diputación. Una vez preparado el escrito, presentado y aprobado por todos los ediles dela Corporación, con fecha 18 de diciembre de 1911, fue enviado al Presidente de la Diputación de Gipuzkoa para que gestionara, a través del Obispo de Vitoria, y éste, a su vez, ante el Papa Pío X, la anulación de la supresión de la festividad de San Ignacio de Loyola.
En el escrito enviado al Presidente de la Diputación, se le recordaba que el pueblo de Azpeitia , por el voto del 31 de julio de 1610 y Gipuzkoa, por el de las Juntas Generales celebradas en Zumaia el 10 de mayo de 1620, le tenían por Patrono a San Ignacio de Loyola. La gestión tuvo feliz resultado y la festividad en el año 1912 se celebró como en años anteriores.
En el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Azpeitia, figura un precioso pergamino magníficamente enmarcado que contiene las firmas de las personas que trabajaron en pro de la restauración de la festividad de San Ignacio de Loyola.
Un acontecer centenario, parte de nuestra historia, la de Azpeitia y Gipuzkoa. Invita a la reflexión.
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