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El cardenal Antonio Cañizares y el expresidente Zapatero, antes de participar en el cara a cara. :: EFE
Zapatero, abucheado en su reaparición
POLÍTICA

Zapatero, abucheado en su reaparición

El expresidente debate con el cardenal Cañizares y admite que hubo demasiada «fe en el sector financiero»

ANTONIO PANIAGUA

Viernes, 29 de junio 2012, 10:40

José Luis Rodríguez Zapatero, en quien el Vaticano y los obispos españoles vieron un ariete del laicismo, eligió un foro católico para reaparecer ante la opinión pública desde que abandonó la presidencia del Gobierno. Lo hizo para debatir sobre humanismo con un viejo adversario, el cardenal Antonio Cañizares. Ante un auditorio hostil que le recibió con abucheos, el dirigente socialista mantuvo con Cañizares un debate de guante blanco, aunque advirtió que la «religión no puede monopolizar todos los aspectos de la vida». El prelado, por su parte, cargó las tintas contra el «derroche» y el «despilfarro» en que ha vivido España y sostuvo que la recesión y todos los problemas económicos que arrastra el país tienen su origen en una «crisis de valores».

La sesión de clausura de la escuela de verano de la Universidad Católica de Ávila reunió a dos antiguos enemigos. Zapatero rompió su silencio para discutir con un hombre que combatió con dureza las principales leyes socialistas, desde el matrimonio homosexual hasta el divorcio exprés o la ampliación de la ley del aborto. Cañizares, desde 2008 prefecto para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, es un cardenal que ha tenido una interlocución privilegiada con el Vaticano y una relación afectuosa con Joseph Ratzinger, antes incluso de que fuera elegido papa. La imagen que la Santa Sede tenía de Zapatero como un dirigente que descollaba por su radicalismo se debe en parte al cardenal Cañizares, quien no se cansó denunciar los atentados contra la libertad religiosa.

En el debate que congregó al miembro de la curia y al líder socialista ninguno se tiró los tratos a la cabeza, aunque un público entregado al cardenal pedía más saña y virulencia. Cañizares no solo hizo caso omiso de las apetencias del auditorio, sino que tuvo que salir en defensa de Zapatero. «Hemos venido a hablar de humanismo, y el humanismo exige respeto a las personas», zanjó el purpurado.

Con la emergencia económica llamando a la puerta, el exjefe del Gobierno abogó por restablecer la confianza en Europa, y apeló a la consecución de la unión bancaria, fiscal y política, de la que vendrá una necesaria unidad social. En un ejercicio de autocrítica, Zapatero adujo que el mundo «ha tenido una fe excesiva en el sector financiero».

Para el cardenal, la zozobra que vive Europa es producto de la pérdida de valores morales y el azote del «relativismo», de modo que se pierde la noción que separa el bien del el mal.

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