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M.G.
Domingo, 12 de agosto 2012, 13:55
La galerna más trágica que se recuerda sucedió tal día como hoy de hace ya cien años, en la noche de Santa Clara de 1912. Las galernas se forman sobre todo en verano, por las masas de aire cálido atrapadas entre el mar y los montes costeros. Empiezan a la altura de Avilés y se vuelven más intensas entre Ontón y Biarritz. El peligro mayor está en la rapidez con que se presentan. El viento gira en pocos instantes de sur a noroeste y arrecia bruscamente, produciendo fuertes marejadas.
La costera del bonito estaba terminando y no había sido buena. Esa noche, en cambio, los barcos de Bermeo, Lekeitio, Ondarroa y Elantxobe estaban haciendo buena pesca, días antes del cierre oficial, faenando a cuarenta millas. Según contaron algunos supervivientes, los pescadores franceses les hicieron señales, llegaron a mostrarles los barómetros de a bordo antes de regresar a puerto, pero los vizcaínos siguieron pescando.
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