«Que tu afición entienda de ciclismo es algo que te motiva»

Jaime Ugarte Arce (Las Arenas, 75 años) se va de Organizaciones Ciclistas Euskadi, el ente que surgió de la fusión entre Organizaciones Deportivas DV y Euskal Bizikleta y deja atrás 60 años metido en el mundo del ciclismo. Se marcha definitivamente después de una trayectoria que abarca 32 ediciones de la Clásica de San Sebastián, 30 de la Vuelta al País Vasco y 29 de las Seis Horas de Euskadi, entre otros muchos cargos.

- ¿De verdad que ha sido la última edición de la Clásica de San Sebastián que dirige?

- Sí. Este año se cumplen una serie de años que redondean mi vida, mi trayectoria. Llevo 60 años metido en el mundo del ciclismo y cumplo 50 de matrimonio. Yo creo que ya es el momento de dejarlo.

- ¿Se ha producido ya el traspaso de poderes?

- José Luis Arrieta dijo públicamente en Teledonosti que él iba a ser el próximo presidente de Organizaciones Ciclistas Euskadi sustituyéndome a mí. Van a cambiar las personas, no los cargos. También se marchan conmigo José Mari Eceiza y los hermanos Antxon y Santi Ayestarán.

- ¿Le ha dado tiempo a pensar en lo que han supuesto los 60 años que ha permanecido en el mundo del ciclismo?

- Se me han pasado muy rápido. Comencé en 1953 y hasta hoy. En 1962 comencé a escribir de ciclismo en EL DIARIO VASCO (firmaba como Jaquito) y desde 1978 estamos el mismo grupo de gente unidos. Sólo falta Iñaki Lete, que falleció en un accidente de coche después de una de las habituales reuniones que manteníamos. Los que quedan son diez años más jovenes que yo, por lo que el relevo está garantizado.

- Ustedes no han sido profesionales. No han vivido del ciclismo, sino de su trabajo. ¿Por qué idearon la Clásica de San Sebastián?

- Cuando entramos en la Federación Guipuzcoana (estuvo cinco años de presidente) nuestra idea era hacer alguna prueba para profesionales para motivar a los aficionados. Pensamos en unos Seis Días, pero lo dejamos en las Seis Horas porque aquí no existía mentalidad para ese tipo de pruebas. Y entonces pensamos en una carrera de un día que saliera de San Sebastián para terminar en Bilbao, alternando cada año la salida y la llegada. De esa forma aligerábamos costos. Al final dijimos: ¿por qué no recorrer Gipuzkoa? Con la ayuda del entonces presidente de la UCI, Luis Puig, la colocamos en lo más alto del ciclismo mundial y ahí sigue. Siempre ha estado en la Copa del Mundo, en el World Tour.

- Usted fue el primer presidente elegido democráticamente en las federaciones Guipuzcoana y Vasca de ciclismo.

- Efectivamente. Antes se elegían a dedo. Estuve, como te he dicho, cinco años en la Guipuzcoana y diez en la Vasca. También como grupo organizamos la salida del Tour de Francia de 1992 y los mundiales de 1997. Cuando estaba en la Federación Guipuzcoana tuvimos que asumir la organización de la Vuelta al País Vasco al dejar la prueba La Voz de España. Yo escribía en DV y la prueba pasó a depender de El Diario Vasco.

- ¿Están asegurados el futuro de la Clásica y de la Vuelta al País Vasco?

- Hay un contrato con Eurovisión y tenemos la seguridad de la difusión al ser una prueba del World Tour. Los derechos de la carrera para Europa los posee la UER (Unión Europea de Radiodifusión). También tenemos a Euskal Telebista, que produce la carrera de forma brillante. Al menos eso es lo que dicen la UER y Eurovisión. Este año ha estado Eurosport en la Clásica. Disponemos de un contrato firmado para cuatro años. Las audiencias de la Clásica son muy buenas con ETB, Teledeporte, Eurovisión y la UER. La Vuelta al País Vasco se encuentra en las mismas condiciones.

- ¿Cómo se consigue mantener esas pruebas tanto tiempo al máximo nivel?

- Con mucho trabajo, copiando a los mejores, el Tour de Francia, y con una afición y un público que entiende de ciclismo. Vamos todos los años al Tour y fotografío todo: señalización, salas de prensa, parkings, salidas, metas, etcétera. Si te fijas en el Tour, ves rápido si estás en el buen camino. Seguiremos en lo más alto del calendario. Que tu afición entienda de ciclismo es algo que te motiva.

- ¿Qué recuerdos guarda de la Clásica a nivel deportivo?

- Ni me he parado a pensarlo. Me acuerdo que cuando ganó Raúl Alacalá, en agosto, como ahora, era de noche a las cinco de la tarde, con una tormenta terrible desde Oiar-tzun. Tuvimos que encender los faros de los coches. No se veía nada.

- ¿Y se acuerda de Zadrobilek?

- ¡Como para no acordarme! Llegó con nueve minutos a Jaizkibel. ¡No se lo creía ni él! Estuvimos mirando a ver si tenía algún hermano futbolista, o algo así, que jugase en el Manchester. Yo que sé... No le conocía nadie. De hecho, no sé si volvió a ganar alguna carrera. El año que ganó Alcalá, Lance Armstrong llegó el último a la meta, descolgado. Dijo algo en inglés que no le entendí. Alguien me comentó lo que había dicho: «Un día ganaré esta prueba». Venció en 1995, antes del cáncer y de los siete Tours.

- ¿Mucha gente se pregunta qué lleva en el interior del maletín que siempre le acompaña?

- Dinero, no. Llevo papeles, carpetas con distintos apartados, equipos, ETB, prensa, patrocinadores... Todas con colorines, subrayadas, con lo que han dicho unos y otros. También llevo una agenda con los teléfonos de todo el mundo del ciclismo (directores, UCI, corredores, alcaldes, patrocinadores, gente para resolver problemas...). Ya me han preguntado qué voy a hacer con la agenda.

- La situación económica es complicada, pero usted tiene confianza en el futuro. ¿Por qué?

- Porque el ciclismo forma parte de la historia de Euskadi y es respetado. Hay fórmulas para que el ciclismo siga donde está. La gente reconoce el esfuerzo de los organizadores, a todos los niveles. Nosotros hemos recurrido a las instituciones, de todo tipo de colores políticos, y hemos encontrado ayuda. Se vende Euskadi, se vende país. Ofrecemos un deporte gratis, sin taquillas, al aire libre, para disfrutar toda la familia. Muchos de los chavales que han visto la Vuelta al País Vasco, la Clásica y otras pruebas nos los hemos encontrado en cargos de todo tipo. Saben quiénes somos y de dónde venimos. No pedimos subvenciones, sino patrocinios que tienen sus espacios en televisión debidamente minutados. Los patrocinadores nos conocen.

- Ustedes siempre han dicho que no han sido profesionales de esto. ¿Por qué?

- Porque es verdad. Todos tenemos nuestros trabajos. Nadie ha vivido de esto, ni ha cobrado un duro, perdón, un euro. Si alguien tiene que hacer kilómetros por cualquier cosa, se le paga.

- ¿Piensa que las dos pruebas se podrían profesionalizar?

- Ya me dirás cómo. Si pones un gerente, un director de no sé qué y otro de no sé cuántos, esto no sale, sobre todo con las cifras que se manejan. Nunca hemos tenido una nómina. Somos un grupo que se ha mantenido unido desde hace mucho tiempo. No creo que si las pruebas se profesionalizaran recibirían el mismo trato que han tenido hasta ahora de mucha gente. Con decirte que todos los lunes nos reunimos a cenar y pagamos a escote...

- ¿Qué trato han recibido de las instituciones durante su mandato?

- Estamos satisfechos del trato que hemos recibido, tanto del Gobierno Casco como de la Diputación y de los distintos ayuntamientos.

- ¿Le da pena dejarlo?

- Es el momento de hacerlo. Se han unido muchas circunstancias. Hay que dejar paso a otras personas como José Luis Arrieta, que ha sido mi más estrecho colaborador desde hace años. Sin embargo, no me hago a la idea de que haya pasado tanto tiempo.

- ¿Qué coste económico han tenido las dos pruebas esta temporada?

- La Vuelta al País Vasco ha costado 1.100.000 euros y la Clásica, 400.000. Los presupuetos están bastante ajustados.

- Una curiosidad. ¿Usted ve algún corredor en carrera?

- Veo a los corredores en la salida y en la llegada. José Luis Arrieta va por delante de carrera organizando a las motos enlace. Siempre hemos tenido confianza y para nosotros está claro que hay que hacer el recorrido por delante para que nadie se equivoque. Yo suelo ir por delante del pelotón. Hay que estar coordinados con la Ertzaintza.