JAVIER GUILLENEA
Miércoles, 3 de octubre 2012, 10:05
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Como todos los días, Ángela se ha levantado de la cama y se ha sentado en el sofá para ver la televisión. Y también como todos los días ha comido verdura y fruta. A veces recuerda a su abuela Isidra, la persona que le crió y que murió con 99 años. Cuando lo hace, se echa a llorar, dice «abuelita» y repite: «todos se han ido, qué hago yo aquí». Desde hace algunos años ya no camina como lo hizo antes, pero pocos en este mundo han llegado tan lejos como ella.
Ángela Álvarez cumplió ayer 106 años rodeada por los familiares a los que comenzó a cuidar cuando viajó a San Sebastián desde la localidad segoviana de Sanchonuño. Llegó hace 52 años a Gipuzkoa con su marido, Maximiliano, que falleció hace tiempo, y desde entonces vive con su sobrina María Jesús. Ha llevado una vida tranquila que comenzó a debilitarse cuando la operaron de la cadera a los 102 años.
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