
MONTSE HIDALGO
Sábado, 27 de octubre 2012, 11:31
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«A veces da la impresión de que conocemos exactamente cómo funciona la enfermedad, pero no es así». Según afirmó ayer Ángel Cedazo-Mínguez, subdirector del Departamento de Neurobiología del Instituto Karolinska (Suecia), durante su ponencia en el Congreso Nacional de Alzheimer, aún hacen falta varios cambios para empezar a tratar la enfermedad de una manera más eficaz. Si bien, estos podrían no andar muy lejos.
¿Qué sabemos? Conocemos el paisaje que descubrió el doctor Alzheimer en 1906: en un cerebro afectado aparecen placas y ovillos. Estas formaciones, descritas hace más de un siglo, guardan, aún hoy, un buen puñado de incógnitas. Con la determinación de sus componentes comenzó la división en cuanto al papel que ambos juegan en la manifestación de la enfermedad.
Las placas, formadas en su mayoría por una proteína llamada beta-amiloide, han concentrado la práctica totalidad de la atención de la comunidad científica durante las últimas décadas, convertidas en el 'presunto' desencadenante de la enfermedad. Primer cambio: «Estamos volviendo a aceptar que el Alzheimer es una enfermedad multifactorial», afirmó el Cedazo-Mínguez.
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