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TERESA FLAÑO
Lunes, 14 de octubre 2013, 10:41
En 1985, cuando en España el movimiento feminista todavía estaba tomando forma, -no hay que olvidar que hasta 1975 estaba prácticamente en la clandestinidad y se centraba principalmente en la lucha antifranquista-, el MoMA de Nueva York celebró una exposición de arte contemporáneo, 'An Internacional Survey of Painting and Sculpture'. El día de la inauguración, fuera del museo de arte moderno se congregó una surrealista concentración, mujeres que llevaban máscaras de orangutanes y se denominaban Guerrilla Girls. La razón de su protesta estaba dentro de la prestigiosa institución, porque en la muestra, en la que participaban 169 artistas, solo 13 eran mujeres.
Desde entonces este colectivo formado por artistas -pintoras, escritoras, directoras de cine-, y otras mujeres cuyo trabajo está relacionado con el arte como comisarias de exposiciones o historiadoras ha estado realizando sus acciones de 'artivismo'-el resultado de juntar arte y activismo-, por todo el mundo. Ahora la Alhóndiga bilbaina acoge en su sala de exposiciones, -con entrada gratuita-, una retrospectiva con prácticamente la totalidad de sus carteles y con información sobre las reivindicaciones de este movimiento feminista. La muestra, que se puede visitar hasta el 6 de enero, está comisariada por Xabier Arakistain 'Arakis', que está muy satisfecho de haber sido el artífice de la primera retrospectiva dedicada a la Guerrilla Girls.
El hecho de que su discurso todavía esté vigente habla de lo poco que ha evolucionado dentro del arte en este sentido. Así lo constataban dos de estas guerrilleras, que tomando el nombre de dos conocidas artistas, Frida Kahlo y Kathe Kollwitz, se presentaron con las imprescindibles máscaras en la inauguración de la muestra. «No ha habido una gran mejoría. Sigue habiendo un techo de cristal» porque existe una «discriminación financiera» y las mujeres artistas siguen peor remuneradas que el «artista hombre blanco». También lo reivindica 'Arakis': «Su trabajo manifiesta el estrepitoso fracaso de la sociedad actual para luchar contra la discriminación de la mujer». En este sentido, el cartel de 1988 que en su traducción dice 'Hasta que el feminismo no haya alcanzado sus objetivos no habrá postfeminismo', «es una firme declaración de intenciones».
El comisario señala que «Guerrilla Girls es un movimiento que se ha ocupado de desbaratar ficciones que, como las de 'artista genio' y 'obra maestra', sostienen un concepto de arte que se presenta como independiente de su contexto social e historia y que, aunque se forja en el siglo XIX, sigue vigente en la actualidad».
Otro de los aspectos en los que se ha centrado este colectivo, aunque en menor medida, desde sus inicios ha sido la discriminación racial.
Estadísticas
La Guerrilla Girls juega con la estadística, generalmente relacionadas con el mundo de las artes plásticas, el cine y la política. Primero presenta una imagen impactante, muchas veces llena de humor, para que el espectador se fije en ella y después añade los números que avalan sus teorías sobre el incumplimiento de las promesas de igualdad. Como ejemplo se encuentra el cartel que colocaron frente al Metropolitan Museum de Nueva York en 1989 en el que se preguntaban: «¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el MET?. Menos del 5% de los artistas en las secciones de arte moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos». La imagen que acompaña a este texto es una representación de la Odalisca de Dominique Ingres ataviada con la imprescindible máscara siamesca. En uno de los vídeos de la muestra explican la razón de ese complemento necesario «para ser 'underground', como una especie de metro siempre presente, pero subterráneo».
Porcentajes de reportajes sobre mujeres artistas en revistas temáticas, su participación en las exposiciones neoyorkinas o su presencia en las subastas, son algunos de los temas a los que hacen referencia los carteles de la muestra del centro cultural bilbaino dirigido por la donostiarra Lourdes Fernández. También se recogen algunas frases que se definen por sí mismas: 'Una buena mujer es la que tiene la cabeza vacía y el jersey lleno', dicha por Frank Sinatra.
En la inauguración de la exposición, Frida y Kathe recordaban la solución al problema de la desigualdad propuesta por la Guerrilla Girls: la bomba de estrógenos. Porque como rezaba en uno de los carteles «lanzada sobre los superpoderes, y los tipos responsables dejarán caer sus grandes armas, se abrazarán entre sí, pedirán perdón y comenzarán a trabajar en pro de los derechos humanos, la educación, la sanidad y el fin de la pobreza en el mundo. Envía comprimidos de estrógeno a presidentes, primeros ministros, generales, oligarcas y consejeros delegados de todo el mundo».
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