Fallece Ignacio Larrañaga, 'apóstol de la oración' en América Latina

El sacerdote franciscano nacido en Loyola Ignacio Larrañaga falleció ayer en México a los 84 años. Fue hallado sin vida de madrugada en su cuarto. El padre Larrañaga nació el 24 de mayo de 1928 en Loyola. Fue ordenado sacerdote en Pamplona y desarrolló los primeros años de sacerdocio en el País Vasco.

Cuando era muy joven fue enviado a Chile, donde ha dejado un excelente recuerdo y muchos fieles que le conocieron lloran su fallecimiento. Numerosos medios informativos y congregaciones sacerdotales lamentaron ayer la muerte del llamado 'apóstol de la oración'.

Larrañaga fue predicador, escritor, organizador de conferencias, cursos y retiros. En 1965 fundó el Centro de Estudios Franciscanos y Pastorales para América Latina (Cefepal) y desarrolló a lo largo de diez años una intensa actividad social en la renovación conciliar de diversos países de América Latina, así como en España.

En 1974, cuando estaba destinado en Brasil, inició un nuevo método de evangelización denominado 'Encuentro de experiencia de Dios', que duraba seis días. Lo mantuvo a lo largo de 23 años y atendió a decenas de miles de brasileños. Delegó más tarde esta tarea evangelizadora en numerosos matrimonios de diversos países, actividad que hoy prosiguen en América Latina.

Sus 'talleres'

En 1984 inició lo que se considera la obra más importante de su larga vida dedicada a los demás. Se trata de los Talleres de Oración y Vida (TOV) a cuya fundación y consolidación dedicó unos diez años de su existencia. Para ello, escribió dos libros básicos: 'Manual del guía TOV' y 'Estilo y vida de los guías'. Incluso grabó siete cintas con la misma finalidad didáctica, según informa la agencia Aciprensa. Se calcula que participaron unos diez millones de personas.

Escribió 16 libros sobre diversos temas religiosos y pastorales. Entre ellos, 'Muéstrame tu rostro', 'El hermano de Asís', El pobre de Nazaret', 'Salmos para la vida', 'El silencio de María' y 'El matrimonio feliz'. Muchos de ellos han sido traducidos a más de diez idiomas.

Algunas de sus reflexiones son: «En religión, si no hay una experiencia personal de Dios, sería algo vacío, sin sentido». «No hay que especificar en la oferta musulmana, budista o cristiana, sino sencillamente en Dios: vivo y verdadero, meta final y origen de todo lo bueno y lo grande».