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La base de la salud está en seguir una dieta saludable, pero en esta sociedad moderna no siempre tenemos el tiempo que esto requiere. Por ... eso, se han multiplicado las recomendaciones de alimentos y suplementos que deberíamos tomar para estar fetén. Pero no todos están respaldados por la ciencia... Para luchar contra esto, un grupo de investigadores españoles ha seleccionado los cinco componentes vegetales de moda que sí funcionan. «A veces nos gastamos el dinero en suplementos que lo único que hacen es que tengamos las orina más cara del vecindario», señalan.
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Este año están de moda las coles... bueno, en realidad, todas las crucíferas, que son las verduras que tienen sulforafano, la primera molécula de esta particular «liga de la salud», que han creado los investigadores Antonio J. Ruiz Alcaraz y María Ángeles Nuñez, del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria, y Diego Ángel Moreno y Paula García, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura. Con ese nombre de veneno de superhéroes nos encontramos con un compuesto «rico en azufre» cuyo poder reside en sus propiedades antioxidantes. «Activa un mecanismo de defensa celular que ayuda a neutralizar los radicales libres dañinos y a reducir el estrés oxidativo», explica Ruiz Alcaraz. Otro de sus superpoderes está en su «potencial para inhibir el crecimiento de células cancerosas, sobre todo en los tumores de mama, próstata y colorrectal». Vale, dan gases y saben un poco raras, «pero hay que romper una lanza por las coles, la coliflor y el brócoli... que, además, son productos de proximidad: crecen en nuestras huertas», defiende.
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Los investigadores también han elegido la cúrcuma como un ingrediente del que vamos a oír hablar mucho en los próximos meses. «No es novedad, pero vuelve el interés por él». Y es lógico, porque uno de sus componentes, la curcumina, que es lo que le da ese color amarillo tan intenso, tiene la capacidad de «modular las vías inflamatorias». Esto es bueno, por ejemplo, para quien tiene artritis, enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos. Pero lo que la ha vuelto a traer a nuestras mesas con tanta fuerza es que ayuda a disminuir la producción de citoquinas proinflamatorias y por su potencial para tratar la inflamación crónica asociada a enfermedades como el alzhéimer. ¿Es el momento de echarle cúrcuma a todo y de ponernos ciegos a leche dorada (bajo ese sugerente nombre viene a ser simple leche con cúrcuma)? «La curcumina es un compuesto de baja biodisponibilidad, el cuerpo no lo absorbe muy bien, lo que es un problema. Hay que explorar nuevos métodos de preparación y administración que mejoren la absorción», señala Ruiz Alcaraz. Pero mientras llegan, no está de más añadir esta especia a legumbres, carnes, ensaladas...
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La 'ashwagandha' es, además de una palabra impronunciable, un compuesto que está muy en boga. Y los influencers no paran de promocionarlo. Ruiz Alcaraz y sus colegas también lo apoyan, pero con la ciencia en la mano. «Su poder está en los withanólidos», que tienen ciertos efectos en el rendimiento físico y la función inmunitaria, mejorando ambas. Y uno de ellos, el que recibe el nombre de A, tiene poder antiestrés»: su consumo «podría disminuir los niveles de cortisol en sangre.
– Nos está dando una alegría. Creía que lo de la 'ashwagandha' era un cuento de influencers.
– No, hay estudios que indican esto, pero hay que ser cautos también porque son muy recientes y aún limitados. Hay que seguir investigando para comprender mejor estas moléculas y sus mecanismos de acción.
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Karlos Arguiñano lleva toda la vida añadiendo perejil a sus platos. Quizá sin saberlo es el mayor defensor de un compuesto vegetal que este año va a dar mucho que hablar. Es la apigenina, un flavonoide «con funciones de neuroprotector» que encontramos abundantemente en el perejil, la manzanilla y el apio. «Hasta ahora se había estudiado el efecto de los flavonoides en conjunto, pero al estudiar cada uno por sí mismo este se ha visto que reduce la inflamación a través del inflamasoma, uno de los complejos intracelulares más de moda en este ámbito y el de la inmunología», señalan Ruiz y sus compañeros. «En muchas patologías proinflamatorias está trastocado, sobreactivado, y ello hace que la inflamación se cronifique», explican. La apigenina atenuaría esta situación. También es la 'causante' de que la manzanilla nos siente igual de bien al estómago que a los nervios: «Hace poco se ha confirmado su capacidad de unión a los receptores benzodiacepínicos, convirtiéndola en una posible terapia suplementaria en casos de ansiedad e insomnio.
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La quercetina es otro flavonoide, un primo de la apigenina, que también tiene una «potente acción como antioxidante, ya que elimina los radicales libres y protege a las células del daño oxidativo». Todo ello la convierte en una molécula más que recomendable y fácil de encontrar: está en las manzanas, los cítricos, los frutos rojos... y la cebolla. «Sus propiedades han llevado a usarla en el tratamiento de afecciones como el asma, las enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico», indican los científicos. Eso sí, en ningún caso, ni la quercetina, ni ninguno de los compuestos mencionados, sustituye a la medicación pautada por un sanitario.
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