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Pocas cosas fluctúan más que el valor que le damos al sexo: puede ser maravilloso y elevarlo todo, pero también puede consistir en una simple ... gimnasia con cero peso en la vida de una persona. Y, entre estos dos polos, existe una gama enorme, con un porcentaje de importancia que cambia de una persona a otra... o incluso en un mismo individuo, de una época a otra o de una relación a otra. Las variables son numerosas. Y entre ellas está la de gente que necesita un vínculo emocional con la otra persona para sentir deseo sexual.«No tienen por qué necesitar enamorarse o pasar mucho tiempo conociendo al otro, pero sí apreciar sus rasgos de personalidad, pues son estos los que les atraen», señala Cecilia Bizzotto, sexóloga, socióloga y portavoz de la comunidad liberal JOYclub.
Llegados a este punto, muchos estaremos pensando que, bueno, esto es más o menos lo habitual, ¿no? La cuestión es que hay personas, los demisexuales, que son incapaces de sentir atracción si no se da ese 'contacto' previo. No es que lo prefieran, es que no pueden hacerlo de otra manera. Bizzotto lo explica así, diferenciando lo que es la atracción sexual primaria y la secundaria: «La primaria es la que se produce por medio de los sentidos, es decir, cuando vemos a una persona con un aspecto deseable, cuando olemos un perfume que nos pone, cuando tocamos una piel magnética que nos electrifica. Pero lo sensorial no es lo único que da lugar al deseo hacia alguien, ¿verdad? También existe la atracción sexual secundaria, que se produce cuando conocemos los rasgos de personalidad de una persona y estos nos parecen atractivos. Es decir, no es algo inmediato, no se trata de un flechazo ni un deseo a primera vista, sino que se produce después de conocer a la persona».
Por ello, mientras que las personas no demisexuales podemos sentir atracción sexual de forma primaria y secundaria, las demisexuales «necesitan conocer a la persona para sentir deseo». Tal es así que la demisexualidad es una orientación del deseo que forma parte del espectro de la asexualidad. Según apunta la experta, la mayoría de las personas saben muy poco de la asexualidad, «que suele entenderse como sinónimo de ausencia total de deseo» pero, en realidad, abarca un espectro amplio de experiencias como la ausencia total atracción, las fluctuaciones entre períodos de bajo y alto deseo o la necesidad de circunstancias específicas para que surjan las ganas. Este último caso sería el de los demisexuales.
«La demisexualidad no es algo a lo que se pueda 'pasar' uno, sino una orientación sexual en sí misma que, por ello, no se elige. Por ejemplo, si hablamos de personas bisexuales, podríamos decir que han 'descubierto' su bisexualidad o que han 'salido del armario', pero no diríamos que 'esa chica se ha pasado de lesbiana a bisexual' porque no sería correcto». Aunque, por supuesto, aclara Bizzotto, puedes descubrir que la etiqueta de la demisexualidad es la que te define. «Un ejemplo de ello sería el caso de la actriz Ana Milán», indica la experta. En una entrevista televisiva, declaró que era «bastante demisexual, tengo que estar vinculada sentimentalmente a alguien para que me apetezca. El deseo lo tengo vinculado al amor, que es una putada. En otra vida no quiero ser demisexual».
Ahora que ya tenemos claro que la demisexualidad no es una preferencia, sino una necesidad para algunas personas, llega la hora de bajar unos cuantos peldaños y tocar el tema de esas personas que, sin ser demisexuales, solo se plantean el sexo si hay 'algo' detrás, un cierto tipo de vínculo. A veces, en los tiempos que corren, a algunas personas les da corte admitir que lo de 'solo sexo' no va con ellas (hay tanto poliamor, tanta pareja abierta, tantas opciones con pocas exigencias...). Querer sexo solo con gente que significa algo para ti «es una preferencia sexual, no una orientación, como lo es la demisexualidad», indica Lucía Jiménez, sexóloga de la firma de bienestar sexual Diversual. En cuanto a lo de las vergüenzas por decir que necesitas algo más antes del sexo..., afortunadamente «la gente cada vez se anima más a mostrar sus verdaderos sentimientos e intenciones», aclara la sexóloga.De hecho, lo de ocultar emociones –ir de duros– para seducir «se está pasando ya de moda».
Y aviso para navegantes, sobre todo para los que con cierta chulería afirman o presumen de que no necesitan vínculo alguno para desear o tener sexo: «Que una persona sienta atracción sexual por otra en ausencia de un vínculo emocional no quiere decir que, en la relación sexual como tal, no se vincule. La conexión que se genera durante el sexo dependerá de la predisposición de cada cual para conectar», subraya Jiménez.
¿Alguna diferencia entre hombres y mujeres en este aspecto? Lara Ferreiro, psicóloga, experta en parejas y autora de '¡Ni un capullo más!' (ed. Grijalbo), considera que sí y que la ciencia lo avala: «A los hombres el sexo les relaja y a las mujeres las enamora. Es por un tema hormonal. Por eso, ojo sobre todo si eres una mujer, porque lo que tu cuerpo genera tras el sexo va a hacer que estés vulnerable al enamoramiento. Más que ellos, sí», apunta. Así que el vínculo necesario para llegar al encuentro sexual puede que sea más o menos 'unisex', pero la conexión posterior..., esa ya tiene sus diferencias.
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