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A veces somos taaaan monos... que los estudios con primates nos sirven para entendernos a nosotros mismos, incluso (o sobre todo) en cuestiones sexuales. Atención ... a esta investigación publicada en 'Royal Society Open Science' donde se ha demostrado que el sexo es una herramienta natural de los bonobos para arreglar problemas y reforzar vínculos. ¿La buena noticia? En los humanos también parece funcionar... con matices, el llamado sexo de reconciliación. «La oxitocina liberada durante las relaciones sexuales refuerza los lazos afectivos y facilita la resolución de conflictos de manera más saludable», señala Esperanza Gil, psicóloga y sexóloga clínica, y encargada de la firma de bienestar sexual amantis Russafa (Valencia).
Entonces, ese viejo dicho de 'todo se arregla en la cama'... ¿es cierto? «No, no se arregla 'todo' en la cama. Solo cambiamos el estado anímico, o quizá llegamos a conectar con la pareja en un momento, pero si estábamos enfadados por algo que no se ha resuelto, el sexo no lo está resolviendo, sino tapando. No es una forma realista ni saludable de solucionar nada», sentencia Alba Povedano, sexóloga clínica y encargada de amantis Gràcia (Barcelona).
Lo que ocurre es que el sexo tiene fama de ser una especie de pegamento especial para 'arreglar' rotos de pareja porque es cierto, como indican las expertas, que durante un rato al menos se deja de lado el problema. Pero, ay, los conflictos, los veamos desde otra dimensión o con otra calma... siguen ahí al terminar la sesión. Povedano nos lo explica: «Si no hemos solucionado el conflicto previo, el sexo no va a cubrir esa necesidad o la conversación que no hemos mantenido, así que lo más probable es que vuelva a aparecer en un breve período de tiempo». A ver si no somos tan bonobos como nos gustaría... que parece que el sexo no nos resuelve conflictos tanto como a ellos. No somos tan básicos y sí mucho más diversos, como señala Povedano.
– ¿Hay más parejas exitosas en la cama y desastrosas en el resto o viceversa?
– He visto muchas parejas que se mantienen porque tienen buen sexo, pero luego carecen de comunicación asertiva, con muchísimas discusiones y sin puntos de entendimiento... y ahí es muy difícil mejorar la situación por la dinámica y el patrón de dependencia que crea. Y, por otro lado, he visto parejas muy bien avenidas y que llegan a entenderse en muchísimos ámbitos, pero no en la cama. Por lo general, con este tipo de pareja es más fácil trabajar en consulta porque la base está establecida... y lo demás suele venir solo.
Es decir, el sexo es uno de los pilares de una relación, pero su peso específico es distinto en cada pareja. Y, desde luego, no es todopoderoso. Entonces, ¿un sexo increíble no puede sustentar una relación regulera? Según Lucía Jiménez, sexóloga de la firma de bienestar sexual Diversual, «puede alargarla en el tiempo», pero ningún caso (entendiendo relación como vínculo en el que hay una proyección a futuro, una conexión emocional y una interacción sexual) puede sobrevivir solo con este ingrediente.
Esto, si nos referimos a problemas de pareja más o menos serios, pero, para resolver broncas puntuales, ¿cambia la cosa? El sexo post discusión es un arma de doble filo: puede resultar válido si la causa del enfado ha sido una tontería –de esas que hacen saltar la paz pero que son ridículas– porque provoca sensación de cierre del problema (es que a veces no encontramos una salida honrosa al lío, no somos buenos con las palabras ni con las disculpas).
Sin embargo, es una mala solución si recurrimos a esta táctica de forma constante por varias razones. La primera es que hacer las paces con sexo implica muchas veces que no se ofrecen disculpas 'oficiales' –omitimos la comunicación verbal–, algo que indica que la relación no es sana (los bonobos no hablan, pero nosotros sí, ¿verdad?). Y, en segundo lugar, ese sexo de reconciliación puede ser incluso un rasgo de algunas relaciones abusivas de esas de las que uno debería huir pero que acaban enganchando precisamente por esos encuentros intensos después de una tormenta que nos dejan con sensación de bienestar, de alivio y de que, en realidad, las cosas no están tan mal.
Es muy peliculero eso del coito de reconciliación, tan intenso, tan explosivo. ¿Es un mito? En parte sí, el placer físico y la satisfacción emocional no son lo mismo y diversos estudios han indicado que el mejor sexo no es el de las parejas enfadadas, sino el de las que se comunican de forma eficaz y se sienten seguras.Pero sí es verdad que existe lo que se llama transferencia de excitación. Quiere decir que la intensidad de las emociones de una bronca nos deja en una especie de cresta donde se amplifican otras distintas, por ejemplo, el deseo, el abandono, la euforia... y eso puede que incrementar las sensaciones sexuales.
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