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En la puerta de la Universidad se presentó para doctorarse João Pedro Gonçalves Almeida, caballero portugués de Caldas da Rainha. Nada de la versión corta, ... todos los nombres y apellidos. La Itzulia tiene nuevo líder y es un guerrero lusitano, durísimo fajador; fuera de la carretera educado y amable con esa elegancia que solo tienen los portugueses, rival implacable en competición. Joao Almeida (UAE) ya viste de amarillo después de la etapa que recorrió el universo de la cesta punta, las comarcas donde esta modalidad de la pelota es religión, y terminó justo en la puerta de su templo mayor: el frontón de Markina, construido en 1798 y universidad del Jai-Alai.
Almeida es una apisonadora. No baila sobre los pedales, aplasta el asfalto con su rodar contundente, progresivo, de menos a más. Llega tarde al inicio de los puertos y va engullendo rivales con su paso machacón. Todo el mundo sabe que viene Almeida. Nadie sabe muy bien dónde está, pero es seguro que viene. «La aproximación al último puerto ha sido un poco loca y decidí entrar un poco más atrás y hacer la subida a mi ritmo», explicó. Lo contrario a todo el mundo, su sello.
Ese puerto era Arrate por Matsaria, una pared de 3,5 kilómetros al 10,6%. El ligero Lipowitz (Bora) jugó a escalador. Segundo en la general, puso el molinillo y enfiló las cuestas imposibles. De entre todos los cuerpos que se retorcían por las rampas surgió a su ritmo Almeida, llegó a cabeza y siguió. No atacó. Nadie pudo irse con él.
Ni Alex Aranburu (Cofidis), que antes de la salida había recogido el premio como ganador de la víspera. Aún algo aturdido por la batidora emocional vivida con su descalificación y posterior confirmación como vencedor, el ezkiotarra recibió el calor de los suyos y puso rumbo a Markina. Se vino arriba. Fue, con Lipowitz, el mejor escalador sin ser escalador en el puerto más duro que ha pasado la carrera. Cerró huecos y tiró para adelante. Solo le falló el factor Almeida, imparable ayer.
Al portugués le precede su fama de indomable. Se marchó del Deceuninck porque veía que Evenepoel le iba a hacer sombra.No esperó al belga en la etapa del Giro de 2021 que atravesaba los tramos de sterrato entre las viñas del Montalcino y se armó la marimorena. Al año siguiente fichó por el UAE y parece que ya va asumiendo el escalafón y el equilibrio de poderes dentro del equipo de Pogacar. La bronca que le echó a Juan Ayuso –otro gallo de pelea, ganador de la Itzulia 2024– en la subida al Galibier en el Tour del año pasado confirmó su conversión a hombre de equipo. Escudero de lujo, eso sí.
Ahora sabe esperar su oportunidad. Es selectivo. De sus 15 victorias profesionales, nueve son en carreras del World Tour (suma tres campeonatos de Portugal). Un rival temible cuando corre para ganar. Y a la Itzulia ha venido a ganar.
Almeida, João Pedro Gonçalves Almeida, llegó a Markina con 28 segundos de ventaja y es líder con medio minuto sobre el segundo, el anterior maillot amarillo, Max Schachmann (Soudal), y 38 con Florian Lipowitz. El UAE va a defender el liderato, anuncia su jefe, Matxin, que hasta ahora había mandado a los suyos al ataque.
La carrera pasó por delante del museo de Simón Bolívar, libertador de América. Quien no tiene ganas de batalla cuando pasa por ahí es que no tiene corazón. Y eso que el busto da la espalda a la carretera que cruza Bolibar, por la que el pelotón descendió del Balcón de Bizkaia. Almeida no dejó pasar la ocasión.
La casa de un portugués es el mundo, los lusos han salido en barcos desde Lisboa a todos los confines del globo. Como los puntistas de Lea Artibai. De Markina, Berriatua, Ispaster, Aulesti... A México, Argentina, Cuba, Filipinas, Estados Unidos... También hubo Jai-Alai en Macao, una colonia portuguesa en China. Almeida corrió en un equipo búlgaro y se fue a competir como aficionado a Estados Unidos, así que salir a la aventura no le va a intimidar a estas alturas.
El miércoles, camino de Beasain, el UAE envió por delante a toda la caballería ligera y al final tuvo que reordenar el equipo y mandar parar a Del Toro (atento ayer en el final para quitar bonificaciones a Schachmann) en su escaramuza, para proteger detrás a Almeida. Ayer, la pizarra de Matxin dibujó otra estrategia: un solo golpe, pero ganador. Matsaria ofrecía el escenario perfecto.
Con la de Markina, se han disputado ya cuatro etapas. Que esta Itzulia no iba a ser fácil se sabía. La ausencia de figuras y los ecos de la caída del año pasado iban a pasar factura. El esperpento de Beasain podría haber empeorado las cosas... Y todavía quedan dos días por delante. Pero, al margen de las opiniones de cada cual, hay una cosa indiscutible, la lista de ganadores: Max Schachmann, Caleb Ewan, Alex Aranburu y Joao Almeida. ¿Pero no faltaban nombres en esta carrera?
Es verdad que no corren las primeras figuras de las vueltas por etapas, pero el cartel de la Itzulia tiene nivel y el desarrollo de las etapas lo está demostrando. El etapón (salvando los contecimientos vespertinos) del miércoles tuvo continuidad ayer con una carrera distinta, pero también de calidad. Toca disfrutar, no lamentarse con nostalgia, saudade en portugués.
Almeida llegó con los brazos al cielo a la Universidad de Markina, donde le esperaba su diploma. Victoria cum laude y maillot amarillo, como el oro de América.
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