
Algunos llorarán
Equipos como Soudal, UAE y sobre todo Red Bull-Bora cuentan con varios corredores con opción de ganar, algo que deberán gestionar los directores
Jon Odriozola
Martes, 8 de abril 2025, 02:00
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Jon Odriozola
Martes, 8 de abril 2025, 02:00
La crono del primer día ha servido para aclarar diversas cuestiones. Almeida y Skjelmose se perfilan como favoritos. Ganan enteros Schachmann, Lipowitz, Vlasov... Y corredores ... como Pello Bilbao y Castrillo se han defendido y tendrán su oportunidades, aunque deberán buscarla a base de atacar. Mención aparte merece la desastrosa actuación de Enric Mas, un gran ciclista que ha cedido demasiados segundos. No solo ha perdido mucho tiempo, lo ha perdido además frente a todos sus rivales directos. Ante la ausencia de un gran dominador, el mallorquín de Movistar estaba ante una magnífica oportunidad para ganar una vuelta de este nivel y, aunque sea todavía pronto para descartes, puede que se le haya escapado el primer día.
Las diferencias de una contrarreloj de quince kilómetros pesan cuando las obtienen corredores como Roglic y Vingegaard. Veinte segundos de ventaja cuando tienes a tu disposición equipos capaces de bloquedar la carrera son un muro insalvable. No es el caso. La Itzulia continúa abierta.
Lo que realmente me llama la atención en estas edición es que varios equipos, como Soudal, UAE y sobre todo Red Bull-Bora, cuentan con un abanico de corredores con opciones de victoria en la clasificación general. Los directores deberán mover las piezas en favor del interés general de la firma a la que defienden.
Esto me recuerda lo que viví en primera persona como corredor del Gewiss en una etapa de la Euskal Bizikleta que llegaba a Nuestra Señora de Oro. Eugeni Berzin, líder del equipo, arrebató el triunfo en los últimos metros a nuestro compañero Francesco Frattini. El italiano llegó enfadado al autobús del equipo. Me contó entre lágrimas lo que había sucedido. Cuando Berzin subió al autocar, pregunté al ruso y le pedí una explicación. Me respondió con firmeza y una frase lapidaria: «Odrio, a mí nadie me ha dejado ganar nunca».
Desconozco si una circunstancia similar se repetirá en esta Itzulia. Puede que a nadie le toque llorar al final de esta Itzulia, pero está por ver. Tampoco lo descartaría por completo.
Llama la atención la utilización de un plato de 68 dientes. Me parece correcto si el recorrido ayuda, por ejemplo hacia abajo y con viento a favor. La biomecánica de hoy en día dice que puedes llevar un plato muy grande y jugar con piñones del centro porque la cadena no va torcida. La clave es mantener una cadencia alta.
Lo he vivido yo mismo en una contrarreloj inicial de siete kilómetros en el Giro de Italia de 2001. Ganó Rik Verbrugghe. Me veía fuerte y pedí al mecánico un plato de 55 ó 56 dientes, el más grande de entonces. «¿Para qué lo quieres?», me preguntó mientras torcía el gesto. Era al lado del mar y soplaba viento a favor. Terminé duodécimo y estoy convencido de que corredores como Olano y Honchar optaron por lo mismo.
Día de sprint en Lodosa, donde Ineos controlará para Ewan, inscrito a última hora. Si han traído al sprinter australiano es con la mente puesta en esta etapa. El recorrido de la presente Itzulia me parece más suave que nunca. Pero ojo. No nos engañemos. Conserva la dureza propia de la Vuelta al País Vasco. Veo lugares para un montón de emboscadas, por ejemplo en la zona de Lazkaomendi camino de Beasain.
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