

Secciones
Servicios
Destacamos
Lo de Vingegaard es increíble. Como lo de Pogacar. Tras coincidir en la París-Niza, los dos gallos han ido a distintos corrales a la ... espera de que la temporada, seguramente el Tour de Francia, vuelva a reunirles para decidir quién de los dos manda.
Mientras llega ese momento, ambos firman exhibiciones una detrás de otra. No miran si faltan cinco o cuarenta kilómetros. Atacan, amplían la ventaja y resisten. No me olvido de Roglic, pero es menos alegre que estos dos. También más veterano, por lo que mide sus fuerzas en lugar de exponerlas.
El equipo Jumbo controló por completo la etapa y el maillot amarillo de Vingegaard no corrió peligro real en ningún instante. Filtrar a dos corredores –no uno, sino dos– en la fuga del día les liberó de las tareas de control y provocó que otras escuadras tuvieran que trabajar a fondo en el grupo principal. Ellos no tuvieron que dar la cara. Vaya diferencia respecto a lo que padeció Tom Dumoulin en la Vuelta a España que perdió el penúltimo día frente a Aru. El trabajo de puente es fundamental y el danés dispuso de Valter, que me despistó de nuevo con el maillot de campeón húngaro, y de Kruijswijk para hacerle unos metros importantes en la ascensión hacia Arrate o Ixua, llámenla como prefieran.
No ha estado Gaudu a la altura de carreras precedentes. Tiraron Cofidis para Ion Izagirre y Bahrain para Mikel Landa, quien no pudo seguir la rueda de Vingegaard en el ataque definitivo. Ahora bien, el de Murgia ha completado una Itzulia fabulosa. Acaba segundo y hay que reconocerle que ha sido el único capaz de seguir al último ganador del Tour en uno de sus ataques determinantes, el de La Asturiana camino de Santurtzi.
No queda otra que destacar a la afición. Nunca he dicho que sea la mejor del mundo. Hay países que le ganan en número, pero no todo se mide por la cantidad. También importa la calidad y en eso estamos en lo más alto. Aunque preferimos que gane el de casa, animamos a sus rivales y en ningún sitio se apoya al último tanto como aquí.
Ahora bien, me cuesta entender por qué no se colocan un metro más atrás. Verían igual y animarían lo mismo a los ciclistas. Me acordé del invento de las cuerdas de Aia. Las vallas enfrían el ambiente. De todas maneras, mejor el calor humano que no ver a nadie en los puertos. El riesgo es que ese calor queme a alguien.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.