Secciones
Servicios
Destacamos
Lanzamiento magistral de Omar Fraile a Ethan Hayter, ganador de una etapa sin mayores dificultades... salvo apareciera el viento. Por cierto, van a ser claves ... las bonificaciones, disputadas segundo a segundo. Vingegaard y Daniel Felipe Martínez pelearon por ellas en Laguardia.
Como se suele decir, jornada de transición. Acabó en Labastida frente al Jatorrena, lugar de alojamiento y concentración del equipo Kas durante mi época de corredor. Nuestra relación con Santos y Polo, el matrimonio que lo dirigía, era familiar. Su hija, Soraya, heredó el negocio y cogió las riendas del hotel. Eladio, el cocinero, nos preparaba unas merluzas fuera de serie. No es indispensable estar en la costa para comer buen pescado. Degustábamos platos típicos como las patatas a la riojana y chuletillas al sarmiento que nos sacaban a la mesa sobre unas parrillitas. Pero de vez en cuando porque no son lo más apropiado para el deportista.
El propio Santos patrocinó una carrera ciclista en Labastida que vivió una o dos ediciones. Era muy aficionado a la pelota y al frontón, donde hacíamos nuestros pinitos. No figuraba yo entre los mejores pelotaris. Destacaba Eusebio Vélez. Quienes más oposición le presentaban eran Miguel Mari Lasa y Paco Galdos, aunque al final claudicaban. Durante las concentraciones invernales salíamos a correr a pie hacia Haro por una carretera estrecha.
El buen tiempo acompaña de momento a una carrera a la que Duclos-Lassalle venía en busca de meteorología adversa para preparar la París-Roubaix. Fue de los primeros en utilizar la horquilla telescópica. No se limitaba a rodar en el pelotón. En 1995, ya veterano, nos birló a la Fundación Euskadi la victoria de etapa en Gasteiz. Llegó una fuga de cuatro o cinco corredores en la que se había filtrado Igor González de Galdeano. Arrancó el vitoriano y le remontó a última hora Duclos-Lassalle. «He arrancado donde siempre y otros días ganaba», se justificó el menor de los González de Galdeano antes de soltar la coletilla. «Pero en juveniles».
La Itzulia llega hoy a Leitza y pasa por lugares donde llevaba a cabo mis entrenamientos largos. Una vez, bajaba de Basakabi hacia Goizueta, pisé un surco de agua y... me desperté con frío. Perdí el conocimiento. Desconozco cuánto tiempo pasé inconsciente. Grogui aún, me monté en la bici y hacia abajo. Acerté. Llegué a Goizueta y de allí, a casa.
También conozco el alto de Uitzi, a donde fui a por setas junto a amigos de Villabona con la esperanza de hacer un hamaiketako. Dejamos el coche en la cima y bajamos por el bosque. Divisamos Leitza y la cesta seguía vacía. Vuelta hacia arriba. La lógica del recolector de setas dice que conviene ir en zigzag. Más metros a recorrer. La primera seta seguía sin aparecer. Tuve que parar y sentarme. Conocía aquella sensación: pájara. El amigo Cochise me dedicó estas palabras: «Vaya ganador de la montaña del Tour». Menos mal que al rato pasaron tres o cuatro montañeros navarros clementes a los que pedí la bota de vino. Pude llegar al coche gracias al trago.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La juzgan por lucrarse de otra marca y vender cocinas de peor calidad
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Miles de irundarras reviven los años 80 y 90 en la fiesta Flashback
Fernando De la Hera
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.