Mi casa me está matando Principal causa de cáncer de pulmón tras el tabaquismo Gas radón: el asesino silencioso que envenena las viviendas y mata a sus habitantes

La exposición prolongada al gas radón es la principal causa de cáncer de pulmón, después del tabaquismo, y la primera entre los no fumadores. Cada año, 1500 españoles mueren por este compuesto radiactivo. Al aire libre no es peligroso, pero se vuelve letal si se cuela en tu vivienda. Te lo contamos.
El radón es un asesino silencioso. Este gas radiactivo se forma a partir de la descomposición del uranio presente naturalmente en el suelo y las rocas. Al aire libre resulta inofensivo. Pero aprovecha cualquier grieta para infiltrarse en las viviendas y puede matar lentamente a sus inquilinos si conviven con él durante años. Se ha demostrado que la exposición prolongada al radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, después del tabaquismo, y la primera en no fumadores. Para la Organización Mundial de la Salud, estamos ante un peligro poco conocido, pero potencialmente letal. Se calcula que cada año mata a 1500 personas en España. El Ministerio de Sanidad le atribuye casi el 4 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón en nuestro país.
El radón ni se ve ni se huele. Se encuentra en las rocas del subsuelo; y también, en menor medida, en algunos materiales de construcción y en el agua de pozos. Aunque en exteriores la presencia de este gas no representa un problema, ya que las concentraciones no alcanzan niveles altos, es perjudicial para la salud cuando se acumula en espacios cerrados. Según el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), existen áreas geográficas donde es más probable encontrar niveles elevados debido a su geología, como Galicia, Extremadura, Castilla y León y Madrid. Las principales vías por las que el radón penetra en los edificios son las fisuras en la pared, las grietas en el suelo y los espacios alrededor de tuberías y cables. Los edificios con sótano tienden a tener mayor concentración. Los niveles varían con las estaciones del año: en invierno suelen ser superiores.
El nexo entre el cáncer y el radón se demostró en 1958. Las autoridades tardaron 30 años en clasificarlo como agente cancerígeno: 1988. La UE aprobó una directiva recién en 2013. Y España tardó una década en transponerla a su legislación
El radón emite partículas alfa. Por su tamaño, estos isótopos no pueden penetrar en el cuerpo a través de la piel, como hacen los rayos X. Pero son capaces de adherirse a otras micropartículas suspendidas en el aire, como las motas de polvo y el humo del tabaco. El peligro viene, sobre todo, de su inhalación continuada (aunque también de su ingesta, en el caso de agua contaminada). Se infiltran en los pulmones y se alojan en lo más profundo de los bronquios. Esa radiación, con los años, puede provocar mutaciones en el tejido pulmonar y acabar desarrollando tumores.
El alquimista y médico Paracelso ya sospechó en el siglo XVI, examinando a los mineros, que ciertas enfermedades están relacionadas con el aire que se respira. La ciencia le dio la razón en el siglo XX, cuando se demostró el nexo causal entre el cáncer y el ciclo radiactivo de la desintegración del uranio, que se transforma en radio, liberando energía y escupiendo, a modo de invisible metralla, partículas radiactivas; el radio se transforma en radón, y el radón, a su vez, en bismuto, polonio y otros elementos efímeros. Fue en 1958. No obstante, los legisladores se lo han tomado con calma...

Las autoridades tardaron 30 años en clasificar el radón como agente cancerígeno de primer orden, en 1988. Algunos de los países más afectados, como Estados Unidos, Canadá, Suecia y Noruega, llevan desde entonces implementando medidas de protección para la población. Pero la mayoría hizo la vista gorda. La Unión Europea aprobó por fin una directiva en 2013. Y España aún se ha demorado una década en transponerla a su legislación. De hecho, fue el último país de la UE en hacerlo, ganándose varias reprimendas por incumplir el plazo. La nueva norma, del pasado diciembre, apenas lleva unos meses en vigor. Ya existían unas pautas en el Código Técnico de Edificación, obligatorias para la protección de los nuevos edificios, pero los problemas suelen darse en las viviendas antiguas.
La ley señala que el promedio anual de referencia a partir del cual habrá que realizar obras de aislamiento y protección, tanto en viviendas particulares como en centros de trabajo, es de 300 bequerelios (Bq) por metro cúbico (un bequerelio equivale a una desintegración nuclear por segundo). El CSN ha elaborado un mapa del potencial de radón que puede consultarse en línea en su página web. Clasifica los municipios en tres categorías. En la zona 2, la de mayor riesgo, más del cinco por ciento del tejido urbano tiene un potencial superior a 300 bequerelios por metro cúbico. En la zona 1 se encuadran aquellas localidades donde el problema no es tan urgente. Y en el resto (zona 0) se considera que la incidencia no es relevante, aunque esto no significa que todas las viviendas estén libres de radón. Del medio millón de kilómetros cuadrados de la superficie española, casi 90.000 están en zonas de actuación prioritaria; en su gran mayoría municipios de menos de mil habitantes.
«Dado que el radón es incoloro, inodoro e insípido, el único modo de detectarlo es realizar mediciones que deberían durar un año o, mínimo, tres meses, ya que los niveles pueden oscilar mucho en periodos cortos», dice un experto
«En España falta información y formación», se lamenta José Miguel Rodríguez, director del Instituto de Salud Geoambiental. «Dado que el radón es incoloro, inodoro e insípido, la única manera de detectarlo es realizar mediciones que, idealmente, deberían durar un año, o como mínimo tres meses, puesto que los niveles pueden oscilar mucho en periodos cortos», señala. El nuevo reglamento establece que de estas mediciones deben encargarse técnicos de laboratorios acreditados, aunque también se venden por Internet monitores domésticos que se conectan al teléfono móvil y que dan lecturas diarias con las que se puede calcular un promedio.
En el caso de que haya que acometer obras, las actuaciones más habituales son la instalación de láminas aislantes; el sellado de superficies y la construcción de arquetas bajo el suelo que ayuden a expulsar el radón y eviten que se acumule. Lo más normal es que el importe sea similar al de una reforma doméstica de cierta envergadura. No obstante, fuentes del sector señalan que muchos propietarios, tanto por el coste como por desconocimiento, prefieren practicar la política del avestruz. Una actitud irresponsable que, advierten, puede convertirse en un suicidio a cámara lenta.
CÓMO SABER SI HAY RADÓN EN MI CASA
España ha sido el último país europeo en legislar sobre el radón. Desde hace unos meses existen pautas obligatorias para los edificios nuevos, pero los problemas suelen darse en las casas antiguas

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¿ESTOY EN ZONA DE RIESGO?
En España, hasta un diez por ciento de los edificios podría tener concentraciones superiores a las recomendadas. Las más afectadas son las zonas donde predominan los suelos graníticos, como Galicia, Extremadura, Castilla y León o la sierra madrileña. El CSN ha publicado un mapa de potencial de radón que puede consultarse en línea.
MEDICIÓN CON DETECTORES
Lo más fiable es realizar una prueba de detección específica. Varias empresas instalan detectores en diferentes habitaciones, sobre todo en planta baja y sótano. Pasado un tiempo (el mínimo aconsejado es tres meses), las muestras se llevan a un laboratorio acreditado por el CSN (hay siete en España). Desde 64 euros.
MONITORES DOMÉSTICOS
En Internet se pueden encontrar también monitores domésticos de medición. Son dispositivos que miden la concentración del radón y envían al móvil el resultado tanto diario como acumulado. Su precio ronda los 250 euros. Hay que tener en cuenta que las medidas realizadas en periodos cortos pueden diferir de la media anual.
Y SI HAY, ¿QUÉ HAGO?
Si el promedio anual de radón supera los 300 bequerelios por metro cúbico, habrá que sellar grietas y aberturas y asegurarse de que la casa esté bien ventilada. En los municipios más expuestos (zona 2) se deberá instalar una barrera de protección o una cámara de aire entre el suelo y el espacio habitable, además de un sistema capaz de extraer los gases del terreno colindante.
Fuentes: Consejo De Seguridad Nuclear y Radon Spain. Laboratorio de radón en España.
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