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L. G.
San Sebastián
Jueves, 11 de abril 2024
Pablo Cabezali, inluencer gastronómico, se encuentra de ruta por Gipuzkoa y sus restaurantes. Si hace unos días visitó el restaurante Laia de Hondarribia, con muy buenas críticas; esta vez le ha tocado el turno al local de Karlos Arguiñano en Zarautz. Pablo Cabezali ya estuvo en este restaurante hace «tres o cuatro años» así que tiene con qué comparar. Su última visita se ha saldado con un aprobado, «le doy un 6 o 6,5».
Pablo Cabezali tiene una cuenta en redes sociales con el nombre 'Cenando con Pablo', donde cuenta con millones de seguidores. En las redes sociales cuelgan opiniones de locales por los que pasa y graba sus platos, las cuentas y sus impresiones.
En su visita al restaurante de Karlos Arguiñano en Zarautz le ha parecido un local «sencillo que no tiene grandes platos», pero que si se decide visitar «va a disfrutar, pero tampoco es para volverse loco». En primer lugar, el autor de 'Cenando con Pablo' destacó que es un lugar mítico por el peso que tiene su dueño, el popular cocinero guipuzcoano. «Soprende la cantidad de personas que pasan por aquí solo para hacerse una foto».
En su primera visita Pablo Cabezali estuvo en el salón que tiene vistas al mar, en esta segunda visita el influencer ha optado por comer en el salón comedor más tradicional. En este lugar daba de comer el propio Karlos Arguiñano, hasta 1990 cuando se centró por completo en su faceta en la televisión. «Tiene una decoración clásica, con sillas de la abuela».
En cuanto a la comida, el influencer se decantó por pedir medias raciones para así poder probar más platos. Su menú comenzó con un aperitivo de canutillo de ensaladilla que no le gustó. «La pasta no me hace mucha gracia, no es nada atractiva, nada especial, no me dice mucho». Continuó con una ensalada de txangurro que en su opinión tenía los «brotes muy amargos»; después unas pochas con almejas que le parecieron «muy ricas». «Mola mogollón, pero qué pena tener solo tres almejas», se lamentó al ver la escasa media ración ofertada.
Después, un pulpo con una crema de ajo blanco «muy líquida» y a continuación media ración de magret de pato quecatalogó como «excelente, de matrícula de honor». Este plato fue el que más le gustó y el que recomienda probar si se visita el restaurante de Zarautz. Depués continuó con una buena txuleta de 800 gramos «con un sabor contenido» y para rematar, tres postres: copa de Eva, tarta de queso y torija.
La cuenta final ascendió hasta los 137 euros, un precio que no le pareció excesivo por la cantidad de platos que ha degustado, pero sí aseguró que el precio de los platos ha subido mucho con respecto a su anterior visita al local de Karlos Arguiñano. «La inflación ha hecho mella».
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