Crítica de 'A Working Man': Violencia apolillada

Conste que no tenemos el menor prejuicio por ver una película en cuyo guion participe el mismísimo Sylvester Stallone. Recordemos que en su larga trayectoria ha escrito líneas para sagas de tanto éxito como las de Rocky, Rambo y 'Los mercenarios', y que hasta una lejana vez fue candidato al Oscar al Mejor Guion, por la primera entrega de 'Rocky'.

Conste que no desechamos el cine de acción violenta en general, que reconocemos que hay películas con matanzas que son muy entretenidas, trepidantes e incluso apasionantes.

Dicho lo cual, qué maleja es 'A Working Man', qué difícil es encontrar en ella algo atractivo, qué poco cuida a sus personajes, qué rutinarias son sus peleas y persecuciones, qué absurdo y cansino se hace todo. Acaso los más fans de la acción violenta la sobrelleven, que por supuesto ofrece el mínimo de un personaje justiciero que, con la excusa de salvar a la hija secuestrada de su jefe, va matando por doquier a mafiosos rusos y británicos (aunque estos parezcan totalmente estadounidenses).

Quizás les baste con la dosis de violencia habitual y el respeto a los nombres que hay detrás haga el resto. Pero ni David Ayer es ya el que dirigió 'Trainig Day' ni, francamente, Statham y Stallone están en buena forma. 'A Working Man' hasta hace menos mala la mediocre película previa que hicieron Ayer y Statham, 'Beekeeper: El protector'. Aquí todo resulta apolillado, rutinario, por supuesto sin humor (al menos voluntario), innecesario.