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Jesús Mari Lazkano (Bergara, 1960) da un paso más en su fascinación por los glaciares –«paisajes extremos y excitantes»– reflejada en su obra. Junto a la productora audiovisual Dibulitoon se encuentra inmerso en un cortometraje en el que se recogerá su imaginario sobre Mer ... de Glace, en el Mont Blanc, a través de decenas y decenas de dibujos en movimiento. Será un documental artístico, pero también una llamada de atención sobre un lugar que cuya fisonomía está cambiando sin remedio por culpa del turismo y la contaminación.
'Natura Fugit', que tendrá una duración aproximada de quince minutos, es «una propuesta global porque se va a recoger también el viaje creativo, cómo se ha hecho la película dibujo a dibujo. Lo ideal sería una exposición con los originales y en una sala continua poder ver el cortometraje».
Jesús Mari Lazkano
Artista
El proyecto surgió a partir de una pieza que Jesús Mari Lazkano pintó relacionada con una obra de Casper David Friedrich desaparecida y cuya historia da para una novela o una película. Al final de la II Guerra Mundial fue uno de los cuadros que los nazis guardaron en un refugio antiaéreo. Cuando entraron los rusos y las piezas de arte comenzaron a devolverse a sus propietarios se descubrió que faltaban más de 300 piezas, dos de ellas del pintor alemán. Una era una imagen del Mer de Glace, una de las zonas donde se originó el turismo a mediados del siglo XIX.
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Nunca se volvió a saber nada de ese cuadro y solo queda uno de mayores dimensiones que pintón un amigo Friedrich, el médico Carl Gustav Carus. El bergarés siempre se ha declarado un admirador del artista romántico y en sus trabajos ha recreado-imaginado tanto la obra desaparecida como la realizada por Carus.
En esta historia el azar también tiene cabida porque Lazkano, buceando en el Archivo del Museo de la Universidad de Navarra, localizó una fotografía tomada en ese mismo lugar unos pocos años más tarde. «De pronto me encontré inmerso en un proyecto donde la idea del tiempo cobraba un protagonismo especial. Por un lado Friedrich pintando en 1824, Carus haciendo una copia y las fotografías que a finales del XIX se tomaron en la zona del Mer de Glace. Todo junto me hizo reconsiderar el concepto del tiempo que en la pintura, que da lo que da, no se puede recoger. El tiempo significa movimiento y eso me llevó al cine».
Ricardo Ramón
Dibulitoon
«La experiencia está siendo una especie de gran aventura», comenta Lazkano, quien inicialmente tenía en mente un proyecto «más doméstico». Fue entonces cuando entró en contacto con Ricardo Ramón, socio de Dibulitoon, y «todo se disparó».
Desde el principio tuvieron claro que el proyecto era ante todo artístico han optado por una creación lo más artesanal posible. Han renunciado al dibujo digital para primar el manual. «Volvemos a la prehistoria de la animación».
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La mayoría de las piezas son de gran tamaño, sobre todo de 75 por 150 centímetro. También hay desplegables y otras de tres metros de ancho que permite a la cámara hacer el efecto de que se mueve dentro de ellas. «Hay un juego entre el movimiento que se genera sumando dibujos y el que te hace viajar al interior».
En septiembre de 2022 fue a la zona de los Alpes que será la protagonista de 'Natura Fugit', donde realizó numerosos bocetos y aproximaciones. No es la primera vez que visitaba el lugar y «lo he pateado mucho, con ese espíritu de artista oriental, antiguo, de aprender de memoria el paisaje antes de empezar a pintar».
La película resume en quince minutos el paso del tiempo. «Presentamos como un millón de años de tiempo geológico. Lo aceleramos y se ve el proceso de crecimiento y descenso de los niveles de hielo hasta su desaparición definitiva. Es una especie de lectura hacia atrás y adelante de cómo un paisaje se va transformando. La intención es mostrar un acercamiento, una intuición de hacia dónde vamos y desgraciadamente los datos científicos nos marcan un camino muy preciso hacia la desaparición del hielo».
Además de los dibujos de Lazkano, en el documental aparecerá puntualmente un reloj que situará al espectador en el momento cronológico que se representa. También se van a incluir imágenes relacionadas con la fotografía en distintas épocas, con el auge del turismo, las primeras grabaciones que realizaron los hermanos Lumière... «No solo va a estar presente mi recreación, mi registro respecto a lo que pudo haber pasado en Mer de Glace, sino que habrá incorporaciones de otros artistas. También es necesaria una banda sonora potente que resalte los momentos más pausados y los más radicales».
El reto que se ha planteado con 'Natura Fugit' es grande, reconoce, pero no lo está resultando especialmente complicado. Siempre le ha gustado trabajar por series y encontrar todas las capas posibles de una misma escena o un mismo momento. Así, la sucesión en el tiempo y el desarrollo de diferentes momentos lumínicos, del estado del hielo «no me está resultando incómodo. Es más, me encanta descubrir cuáles son los sistemas expresivos necesarios que me van a ayudar a que cuando se le aplique la velocidad del cine se represente el movimiento». Para ello ha tenido que trabajar por capas, o de atrás hacia adelante porque las imágenes pasan del oscuro al claro cuando en la práctica resulta más fácil hacer el recorrido temporal al revés. En resumen: «Estoy trabajando muy a gusto y muy ilusionado».
Uno de los aspectos que caracterizan la obra de Lazkano es su fijación con el detalle, que ahora todavía ha tenido que llevar más al extremo. Las soluciones gráficas utilizadas no son complejas: papel cebolla o anotar medidas como referencia para la serie, entre otras. Es en la cantidad donde se encuentra el verdadero reto. Necesita diez fotogramas por segundo. En ocasiones con un dibujo, con algunas pequeñas manipulaciones, puede llegar a ese segundo y en otras le hacen falta diez dibujos diferentes para completar esa fracción de tiempo. «El trabajo no me da miedo. Lo importante es que la idea y la capacidad de emocionar y enganchar al espectador funcione. Si eso requiere arremangarse más, pues se hace».
Tiene calculado que necesitará como mínimo un centenar de dibujos –«me refiero a piezas de papel» que después fotografía o graba con una cámara–, para luego trabajar sobre ellos hasta llegar a alcanzar unas 9.000 imágenes «gracias a la colaboración de los técnicos».
Tanto y tan meticuloso trabajo hace que la producción «sea muy lenta. Todavía no tenemos una fecha de estreno, pero es un proyecto muy bonito, son unos dibujazos», apunta Ricardo Ramón.
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