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«En cierta manera, Star Wars se dirige a lo que nos queda de niños», concluía George Lucas hace más de cuarenta años. Después de todo, el tiempo vuela más rápido que el Halcón Milenario. De aquellos que vieron 'La Guerra de las ... galaxias' (que no Star Wars) a finales de 1977, hoy la mayoría son madres, padres o abuelos y, aunque muchos siguen conservando dentro de sí una parte reservada para la fantasía, ni siquiera ellos fueron capaces de intuir hasta qué punto aquella película estaba llamada a convertirse en uno de los iconos más importantes de la cultura popular de la historia.
Los tiempos transcurrían bien diferentes el 17 de septiembre de 1977 en San Sebastián, cuando, en el Festival de Cine de la ciudad se presenta, rodeada de un inusitado despliegue de medios, una cinta de ciencia ficción, género en esos años en declive tras décadas de éxito merced a las películas de entonces, muchas de serie B, que explotaban el furor que los ovnis provocaban en el mundo a raíz de los sucesos de Roswell. No existe ni remotamente algo llamado internet, pero la proyección, estreno absoluto en Europa, viene precedida por su triunfo arrasador en Estados Unidos. Allí se proyecta en las salas desde el 25 de mayo, hoy fecha sagrada para todos los seguidores de la saga, y promete pulverizar la recaudación mundial. Y conviene tener presente que, en España, la primera emisión de televisión en color se da en 1972 aunque pocas familias disfrutan entonces de tales aparatos. El entonces famosísimo crítico cinematográfico Alfonso Sánchez, cuya voz peculiar le convierte en el blanco de todos los imitadores, siempre dado a introducir el humor en sus columnas, afirma en televisión que desde ver 'La guerra de las galaxias' va a tratar con más educación a su lavadora, a su cafetera... El crítico, una estrella en una televisión de dos canales, junto a otros, invita al público a ver un espectáculo único. En efecto, cuando se estrena 'La guerra de las galaxias', nadie, nadie ha visto algo parecido en una pantalla.
Pero la gestación de todo aquello, paradójicamente, sigue estando cuajada de inexactitudes debidas a los propios protagonistas del fenómeno que, en muchas ocasiones, se contradicen en cuanto a su propio génesis.
De lo que no cabe dudar en ese 1972 es de lo diferente que es la vida a este lado del Atlántico de la que presume el coloso americano, aún tocado en la línea de flotación por el escándalo Watergate que culmina con la dimisión del presidente Nixon en 1974. Justo entre ambas fechas, en San Francisco, el joven director y guionista George Lucas escribe un borrador, 'Las aventuras de Luke Starkiller', al tiempo que proyecta su 'American Graffiti'. Se trataba de «devolver la vida a un género hoy perdido, de darle una nueva dimensión, de tal forma que los elementos de espacio, de fantasía, de aventura, actúen unos sobre otros». Inicialmente, parece probable que todos los acontecimientos de la película fueran a ser narrados por una tercera persona que se haría eco de los 'Diarios de los Whills', registros cuidadosamente almacenados por una organización que, llegado el momento de la verdad, fue reemplazada por George Lucas por la Orden de los Caballeros Jedi (pronúnciese 'yedái', no 'yedi', error debido al doblaje en 'El Imperio contraataca'). Curiosamente, el camino de la luz, la Fuerza, algo conocido hoy en el mundo entero, a punto estuvo de ser 'Ashla', mientras que el lado oscuro se describía hasta poco antes del rodaje como 'el camino de los Bogan'.
George Lucas concibe doce películas y algún 'spin-off', concepto éste asumido por Disney con resultados tan nefastos como 'Han Solo'. La primera de las trilogías narra, evidentemente, el auge y caída de Anakin Skywalker, inicialmente Innikin Starkiller. La versión más fiable que afirma que estas tres cintas, es decir, 'La amenaza fantasma' (Episodio I, 1999), 'El ataque de los clones' (II, 2002) y 'La venganza de los Sith' (III, 2005) no se rodaron en primer lugar porque no existían entonces los medios técnicos precisos para el derroche visual requerido proviene del mismo Lucas. Sin embargo, él mismo, durante años, después de terminar 'El retorno del Jedi' (Episodio VI, 1983), declaró en repetidas ocasiones que, sumada a 'Star Wars. Una nueva esperanza' (IV, 1977), y al mencionado 'El imperio contraataca' (V, 1980), aquel celuloide constituía todo su universo.
Sea como fuere, desde estas películas en las que Luke Skywalker estuvo a punto de ser una chica, en absoluto hermano gemelo de Leia y Han Solo un pirata, sí, pero de una raza extraterrestre reptiliana, transcurren tantos años que la expectación ante el regreso de Lucas a la franquicia en 1999 solo sirve para defraudar. Algunos personajes de 'La amenaza fantasma', como el gungan Yar Yar Binks, pasan a ser odiados por los fans, mientras otros sobreviven al naufragio como Samuel L. Jackson y su espada láser morada, única en la saga y petición expresa del actor, uno de los pocos que ha defendido sin fisuras la calidad de esta trilogía-precuela. La escena más celebrada no deja de ser un mal remake de la carrera de cuadrigas de 'Ben Hur', pero el triunfo en taquilla es deslumbrante, asegurándose el futuro de la franquicia.
Con la venta de los derechos de Star Wars a Disney, los primeros aficionados, aquellos de 1977, temen que el espíritu que encontraron en aquella primera Estrella de la Muerte desaparezca, que se adultere. Con 'El despertar de la Fuerza' (Episodio VII, 2015), título dirigido por J. J. Abrams, un especialista en lograr buenos resultados, hasta el punto de ocuparse al mismo tiempo de 'Star Trek', serie históricamente competidora de Darth Vader, ocurre algo inesperado. Las nuevas generaciones que no han vivido aquellos tiempos no los extrañan, y a menudo confiesan que, en efecto, esta última película es su favorita, la que les termina de captar para las legiones de seguidores galácticos. Rey, la protagonista, de hecho, es finalmente la que debió ocupar el lugar de Luke Skywalker según los primeros borradores de Lucas; gusta a los jóvenes, al igual que el malo atormentado Kylo Ren, Poe Dameron... en muchos aspectos, la cinta es una actualización del episodio IV, tal y como se confirma en 'Los últimos Jedi' (VIII, 2017) y cuya finalización se estrena a nivel mundial este 20 de diciembre con 'El ascenso de Skywalker'.
Tras ella, Disney oculta sus bazas, aunque ya ha anunciado que pretende llevar a cabo un reinicio total esto es, todo lo conocido dejará de ser canon, habrá que volver a empezar. Habrá, más bien, que pensar cómo seguir exprimiendo un limón que, entre el cine, el video, los videojuegos, los comics, las novelas o, por supuesto, la interminable propuesta de merchandising, ha proporcionado miles de millones de dólares de beneficio. Solo las películas, más de 9.000, si bien las cifras bailan en función de los parámetros utilizados en la actualización del valor de la moneda en función de la inflación.
'Star Wars' ya es una historia muy, muy lejana, tanto como aquella galaxia. Su magia se resiste a desaparecer, y si hay algo seguro, es que este no será el final... más allá de que, a falta la última ocurrencia, pinten los armaduras de los soldados imperiales de rojo.
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