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Glamour en el Kursaal. Diana Krall ante el piano al inicio de suconcierto. SARA SANTOS
Diana Krall

Una gran dama para despedir el Kursaal

La cantante canadiense ofreció un buen concierto lleno de personalidad y elegancia

Domingo, 28 de julio 2024, 22:05

Una fiesta de estándares ejecutados de forma poco habitual despidieron el Jazzaldia en el Kursaal. Diana Krall ofreció un buen concierto lleno de personalidad y elegancia en el que temas propios y homenajes ajenos conformaron una lista de lujosa interpretación.

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Entiendo que lean la palabra ' ... versión' y se les ericen los cabellos. Ya ven el crucero partiendo del puerto. O el grupo en el garito que hay en su calle mostrando sus gustos con resultado dispar. Lo de Diana Krall, obviamente, no fue por esos derroteros.

Podemos resumir las distintas recreaciones como un juego rico, sedoso y refinado. Tomando parte de la letra para luego olvidarla entre la larga ejecución, y volver a ella antes de un cierre que, en muchas ocasiones, fue una dulzura. Repartiendo el protagonismo con el batería y el bajista, sobre todo en la primera mitad, con unos solos más gentiles que pegadores.

¿Y qué me dicen de la puesta en escena? Qué sencillo es convertir el Kursaal en un suntuoso teatro antiguo. Unas luces indirectas aquí, un juego de telones a las que se les saca juego, unos focos sacados de un set de cine que sugieren la luz pero aportan al conjunto, algo de humo, unas conchas a ras de suelo, como las que rodeaban a los apuntadores. Ellos y ella, y los instrumentos, sobre alfombras que siempre dan calidez.

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Con diez minutos de retraso aparecieron Krall y los suyos en perfecta vestimenta negra para atacar la ahumada 'Almost Like Being In Love'. 'All or Nothing at All', de Jimmy Dorsey and His Orchestra, se arrancó delicada al piano, digna de un aplauso que se llevaron otros solos.

'Comes love', de Billie Holiday, confirmó que a Diana Krall le pirran las canciones antiguas

El famoso 'I've Got You Under My Skin' de Cole Porter llegó lento y nocturno, dejando hueco para el lucimiento vocal de la protagonista. Ese cantar que proyecta desde 20 centímetros del micrófono. A ratos jugando a romperse con las viejas reinas afroamericanas o su adorado Tom Waits. Otras llegando a los graves con comodidad y fluidez.

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'Do Nothin' Till You Hear From Me' vibró en el swing frenado y juguetón. Desmontó el 'Queen Jane Approximately' de Bob Dylan para darle sedosidad y un bello adiós. ¿No les pareció un tema de Bruce Springsteen en sus mimbres? 'Comes love' de Billie Holiday confirmó que a Diana Krall le pirran las canciones antiguas, aquellas que se respondían al final de cada estrofa.

En 'Just You, Just Me' de Jesse Greer alucinamos con el sutil piano que sonó como un órgano y el reseñable desarrollo a la carrera. 'P.S. I Love You' nos confirmó que es una gran dama del jazz actual. 'They Can't Take That Away From Me' (George Gershwin) arribó gozando de su vivo swing. El 'Mr. Soul' de Buffalo Springfield/Neil Young hizo honor a su apellido, con tórridos ritmos arropando la melodía.

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La propia 'I'm Confessin' (That I Love You)' destacó en sus amores por los años 50. Invitando en 'Let's Face the Music and Dance' (Irving Berlin) a bailar sobre el rock antiguo y el alborozo de las congas. La tarde se cerró con un 'Take The A Train' firmado por Billy Strayhorn que fue ganando movimiento de hombros. El de las palmas, en formato aplauso, se desbordó al final de esta última cita jazzera en el Kursaal.

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