Secciones
Servicios
Destacamos
Alentados en gran parte por la 'metodología' de trabajo de Donald Trump de construir un nuevo relato de la verdad, representantes institucionales de gobiernos de todo el mundo están copiando esa práctica. ¿Qué papel juega el periodismo para hacer frente a esta forma de cuestionar la verdad? Esta es una de las preguntas que el ex director de Washington Post Martin Baron se cuestiona de forma casi constante porque es uno de los desafíos a los que se enfrentan en la actualidad los profesionales de los medios de comunicación.
Baron parte de la base de que «como sociedad no podemos ponernos de acuerdo sobre cómo determinar cuáles son los hechos». La razón se debe a que «todos los elementos que tradicionalmente se han empleado están devaluados: los conocimientos, la experiencia y también las pruebas. Se cuestiona lo que escuchamos con nuestros oídos y lo que vemos con los ojos».
La fórmula para hacer frente a esa avalancha de 'fake news' puede parecer sencilla y contundente, «no despreciar nadie», pero para ello es importante «no ser condescendientes» y hay que ser amplio de miras y «cubrir todo el país, entender sus luchas, escribir sobre sus esperanzas y expectativas fuera del campo de la política para que vean que entendemos sus vidas».
También es necesario «tener una política de transparencia radical». Y la recomendación es «no solamente relatar la información, sino proporcionar al público los documentos que demuestren que no se está sacando de contexto ese relato». Como ejemplo pone crear vínculos que lleven a vídeos con imágenes que constaten esa información o colgar en las páginas web de los periódicos los documentos judiciales completos.
La tercera parte de esta receta contra esa pseudo verdad es «mantener nuestros valores troncales, verificar la información con lo que podemos diferenciarnos de otros medios», siempre teniendo presente que «hemos visto un cambio radical de la forma de consumir la información», donde los textos largos tienden a desaparecer. «Debemos reconocer que hay personas que quieren la información de forma más breve. Hay que aprender de influencers, podcasters y otros medios que han surgido en los últimos años».
Baron no sienta cátedra, habla desde su propia experiencia y en este tema sucede lo mismo: «Yo trabajaba en un medio de comunicación (el periódico Washington Post), donde nos centrábamos en la autenticidad, en recabar la información, contrastarla y difundirla. Nos centrábamos en la autoridad (del periodista). Los nuevos medios se comunican con más autenticidad, de manera más informal y accesible. Debemos aprender de su forma de comunicar y hacer los ajustes necesarios. Es difícil, nos resistimos a los cambios, pero hay que hacerlos».
Es en este punto donde entra otro de los temas que afectan directamente a la situación actual del periodismo, las redes sociales, que Baron califica por lo general de «pozo negro, no son una buena manera para comunicar». Entiende que los periodistas están en el derecho de contar con «su propia identidad y su propia marca», sin embargo «las instituciones mediáticas tienen el derecho a mantener su reputación». Por eso se muestra crítico con «el comportamiento de demasiados periodistas, no todos, que trabajan su propia marca, expresando sus ideas políticas, reaccionando con impulsividad en las redes sociales o diciendo cosas que han socavado la reputación de la institución en la que trabajan».
Recuerda un caso en el que su periódico trabajó con gran celo en una historia, y un periodista de la redacción, pero ajeno a esa noticia, volcó su opinión en las redes sociales. «Al final se habló más de ese mensaje que de la cuidadosa cobertura por parte del periódico. Muchas veces se difunden informaciones no comprobadas».
En definitiva, «un periodista debe cumplir con las directrices del medio en el que trabaja». Lo dice con la experiencia que le ha dado estar al frente de un periódico como el Washington Post con 1.000 profesionales bajo su mando. «Muchos de ellos no cumplían. Intenté aplicar las reglas del periódico». No siempre tuvo los resultados deseados e incluso «una vez hubo un gran levantamiento dentro de la redacción por intentar aplicar las normas a un periodista. Cuatrocientos periodistas firmaron una petición en contra de mi decisión. Hubo un gran conflicto dentro de la redacción. Fue un factor en mi decisión de jubilarme, porque no quería defender lo indefendible. Su comportamiento afectaba no solo a la reputación de la institución, sino también a la de sus propios compañeros.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Horarios, consejos y precauciones necesarias para ver el eclipse del sábado
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.