
Gorka Urbizu | 'Hasiera bat'
«Me bajé de la rueda: ¿de qué iba a escribir si no tenía vida?»Secciones
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Gorka Urbizu | 'Hasiera bat'
«Me bajé de la rueda: ¿de qué iba a escribir si no tenía vida?»En pleno 'Blue Monday' Gorka Urbizu rompió un silencio de cuatro años para anunciar nuevo disco, 'Hasiera bat' (un comienzo) y avanzar una gira que ha ido acumulando llenos según salían fechas. Estará en Donostia viernes, sábado y domingo y cerrará gira en junio en Azpeitia, ambas sin entradas. «Están volando, estoy súper agradecido».
– Ha pasado casi un mes desde que lanzó el disco 'Hasiera bat', un proyecto muy personal y cuidado. ¿Cómo ha sido compartirlo con el público?
– La verdad que ha sido una sensación súper agradable. Evidentemente tengo un recorrido y era consciente de que habría gente que esperaría que sacara algo, pero para nada esperaba esta respuesta. Cuando creas algo tiene de mensaje en la botella que lanzas al mar y es un disco de alma intimista, simple, en las antípodas de lo que se hace ahora mismo hasta en la forma de publicarlo. Mi plan era sacarlo para quien estuviera al loro y luego ya con el boca a boca… La respuesta, se petó el servidor con la petición de entradas, en el preorder se agotó en vinilo, choca con el tipo de disco. Siento una gratitud brutal con el público.
– Choca también con la tendencia de sacar un single. Ha lanzado el disco al completo. ¿Ha sido una forma de reivindicar un trabajo más artesanal o el propio disco como concepto?
– Quería poner encima de la mesa que últimamente llegamos condicionados a toda la música, en general al arte. Es muy difícil ver una película sin haber visto un trailer, un teaser o una entrevista con la directora. Venimos muy condicionados y en la música la estrategia es exprimir todo al máximo, como digo en una canción «estamos cegados por la vista». De alguna manera se nos olvida que lo que prima es la canción, algo muy obvio y evidente y con lo que he dado siempre la brasa pero que creo a muerte. Debería estar en primera fila y no enseñar nada antes, enfrentarte directamente a diez canciones de un artista que encima no sabías en qué estaba metido, es una forma de hacerlo. Es imposible llegar de forma tan pura a un disco. Quería priorizar al oyente, que sacara sus propias conclusiones, por eso no di entrevistas hasta pasada una semana.
– Lo conseguido, llenar hasta tres fechas en varias ciudades, agotar el preorder o lograr el aplauso de la crítica y el público, ¿es una borrachera de sensaciones?
– He estado cuatro años en el búnker sin dar una entrevista o un concierto, alejado del foco mediático, porque siento que el creador necesita esa intimidad y ese silencio. Las cosas llevan su tiempo y el disco es el resultado de una búsqueda, no obsesiva pero si constante. La respuesta me ha pillado de sorpresa, porque es un disco especial, sin un alma grandilocuente y que ha salido sin aviso. La gente me ha dicho que necesitaba un disco así y eso me ha dado mucho que pensar, lo ha tomado como un abrazo, un lugar tranquilo. Me parece que todo el mundo está muy estresado, agobiado, con sus miedos.
– Tiene una larga trayectoria como letrista y siempre ha cuidado el mensaje. En este disco prima la voz, pero también se ha cuidado todo lo que lo rodea.
– La música tiene un poder transformador, pero también de conectar con uno mismo. Es lo que dije al presentar 'Hasiera bat', 'ojala conecten estas canciones con vosotros y vosotros con estas canciones'. Está ocurriendo y es la hostia. Y eso que tuve mis dudas, porque canciones como 'Etxe bat', que parten de una escena muy doméstica, son muy personales y estuvo a punto de quedrase fuera. A mí me gusta mucho Raymond Carver y en el fondo es ese tipo de literatura. No me estoy comparando eh (dice entre risas). No se dicen muchas cosas, pero sí se sugieren. Mucha gente ha conectado y eso es algo que ni se compra ni se vende.
Quería hacer un disco sin estridencias en contraposición a todo el bombardeo que nos llega y las estrategias de cómo vendemos la música. Este disco es soy lo que soy ahora, si te quieres acercar y escucharlo perfecto, sino tienes un montón de propuestas más. Por eso es 'Hasiera bat', quitándole trascendencia. No quiero obligar a escuchar el disco, si lo haces y te gusta perfecto, pero sin ese agobio.
– Ha explicado que ha sido un proceso de «quitar» y «buscar el camino». ¿Cómo se vive con la presión de 'Gorka va a volver'? ¿Influye en el proceso, agobia u acorta plazos?
– Hay que apartar el ego en el sentido de que hay que crear sin pensar en la respuesta que va a tener. Es la eterna pelea o paradoja del creador, depender del público pero no puedes hacerlo explícitamente para él, porque te estás traicionando como creador y tiene poco recorrido. Si la botella que lanzas al mar tiene respuesta cierras el círculo. Paré Berri para salir de la rueda del hámster: de la furgo al camerino, hacer la prueba de sonido, tocar, la gente se emociona, yo también y vuelvo a casa. Y así día a día. ¿De qué voy a escribir si no tengo vida? Mi vida es el circo, la farándula. Necesitaba salirme de la inercia para recibir otros inputs y ofrecer algo distinto, que merezca la pena. Ha llevado su tiempo, cuatro años, pero podían haber sido seis.
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– Es poco habitual darse un plazo así.
– Sí, y es curioso. Es como con el león, para que haya momentos de actividad tiene que haber momentos de parón. He tardado cuatro años pero creo que ha hecho falta toda mi trayectoria para tener el valor de desnudarme o desnudar las canciones a este nivel. Es un disco sin estridencias, lo que hay está por algo. Fui al estudio con unas ideas, unas letras, pero Jordi Matas [el productor] me dijo que no íbamos a ensayar porque las canciones toman un camino del que es muy difícil salir, que tomaríamos las decisiones en el estudio y grabaríamos en analógico. Esa forma de trabajar se ha capturado en las canciones. No hay nada de distorsión, es muy puro. He pasado un verano horrible porque iba a ofrecer algo muy crudo. Ahora que ha salido estoy mucho más relajado, sobre todo con la acogida que ha tenido.
– ¿Cómo fue el proceso?
Muy artesanal. He hecho cosas que no había hecho hasta ahora, como grabar la voz en directo con la guitarra. Tocábamos, lo escuchábamos, surgían dudas o cambiábamos cosas, volvíamos a tocar y escuchar… Muchas veces la brújula o el norte ante las dudas ha sido quitar, desnudar. Y el disco tiene algo de especial por eso, porque es gente tocando y no tiene artificio, tiene sus ruiditos y sus fallos. Le veo las costuras, pero era el mensaje que quería lanzar: apostar por la música y no tanto por la imagen o por la estrategia de dar mucha información. Cuando más hablas previamente de la canción la empujas hacia atrás a la última fila, o la cercenas, le quitas un miembro.
Ese aspecto lo he cuidado a todos los niveles, también con el directo. La gente me pregunta con quién voy a tocar, si habrá banda. ¡Vente al concierto! Y si puedes apaga el móvil. Van a ser esta canciones, pero va a ser muy puro.
– ¿El objetivo ha sido conseguir más con menos?
– Yo jamás tengo una idea premeditada de lo que voy a hablar, me cuesta muchísimo, te va llevando el camino. Esa incógnita a veces te agobia un huevo y a veces es como la gasolina. En 'Hasiera bat' ha sido esto último, como ser las manos del ciego, ir palpando por una zona sin saber lo que hay en la otra, que igual era más bonito. Hacer un disco es tomar un montón de pequeñas decisiones que le van dando forma y ha sido un ejercicio de aceptación, de decir 'vale, esto es lo que he ofrecido, pero se han quedado fuera un montón de ideas'. Nos hemos dejado la piel en estas canciones y en estas letras. El disco se llama así para quitarle trascendencia, porque el disco que se ha quedado en la cuneta molaba más. Es una de las paradojas cuando creas.
– Todo lleva ese 'bat', el comienzo de muchas cosas.
– Es una polaroid de cómo me siento y artísticamente lo que quería ofrecer. Es mi aportación pero no sé cuál puede ser el siguiente paso. Cuando arrancas lo difícil es crear un universo propio, una estética o un lenguaje. Creo que en este disco desde el principio hay una coherencia estética incluso en el lenguaje, con lo que dices de 'bat', la portada, las fotos de Ibai Arrieta o los lyric vídeo que estamos haciendo. También vamos a sacar un libro que se llama 'Kaier bat', como un cuaderno donde explico el proceso de creación de este disco. Porque la propia producción es un mensaje. Parece sencillo, pero desnudarse es mucho más difícil que vestir algo con mil capas y llegar a otro sitio perfecto, cargado, barroco, bonito o lo que quieras. Hemos llevado el disco a su expresión mínima sin que se caiga.
– No es el único mensaje del disco, ha reclamado a los oyentes que se paren a escucharlo o que no es el disco para quien no tenga 35 minutos. Es casi revolucionario porque ahora todo es mientras veo una peli tuiteo, mientras cocino escucho un podcast.
– En parte sí. Decía Harkaitz Cano que le gustaba el sometimiento del cine porque durante esas dos horas no podía sacar el móvil o ir al baño. Aquí uno de los mensajes es que no estamos prestando la debida atención. Sé que es un privilegio, no todo el mundo tiene acceso a esa media hora. Decía Galeano que el silencio es un artículo de lujo. También el descanso o el tiempo de calidad. Si tienes cuatro hijos, tres trabajos para llegar a fin de mes… Tienes menos boletos para dedicarle ese tiempo. Pero a la vez hay una reivindicación de que esto ha llevado un tiempo, de que hay un trabajo de calidad.
Es una llamada a desacelerar a todos los niveles y reflexionar sobre el mundo del arte. Ofrécele media hora a este disco, escúchalo y a ver qué te sugiere. Sin ningún tipo de condicionante.
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