Josean Larrañaga 'Urko' | Cantante
Música
«Urko y Josean consensuaron dejarlo, pero ha habido mucha lucha interna»Josean Larrañaga 'Urko' | Cantante
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«Urko y Josean consensuaron dejarlo, pero ha habido mucha lucha interna»«¡Hombre, Josean! ¡Pero vaya moreno te has traído de Canarias!», le saluda Julen desde detrás de la barra del bar Aukeran. «Ponme dos cortaditos que hoy vengo acompañado», responde un hombre a quienes todos conocen como Urko, pero al que solo unos pocos refieren ... por su nombre de pila. «Yo soy Josean, siempre lo he sido. Urko se quedó en el escenario». En concreto, en el del Teatro Arriaga de Bilbao donde el 26 de mayo de 2022 dio el que ya es su último concierto, y que ahora se recoge en un álbum en directo titulado 'Aio!!!...', grabado junto a la Banda de Música de Bilbao. A sus 75 años, Jose Antonio Larrañaga Etxabe (San Sebastián, 1948) le dice adiós a Urko tras más de cinco décadas haciendo canciones juntos.
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– La pregunta es obligada: ¿Es esta la despedida definitiva?
– (Ríe) Sí, sí... Es la tercera vez que me despido, lo que pasa es que cuando lo hice por primera vez me di cuenta de todos los compromisos que había creado antes y a los que no podía decir que no. Recuerdo que ya hace quince o veinte años le había dicho a Ramón Etxezarreta (exconcejal de Cultura): «Ramón, lo dejo. Hacemos un concierto en el Principal y me voy». Así que lo hicimos y al terminar me dice: «¿Qué? ¿Para cuándo el próximo?».
– Es decir, que hasta ahora no le habían dejado colgar las botas.
– Bueno, tampoco es que yo quisiera mucho... (ríe) y, quieras o no, hay un componente como de estar colgado de los escenarios. Pero esta vez decidí que se acababa la historia y creo que había que hacerlo cuando aún te sientes querido y respetado por la gente.
Género Cantautor.
Discográfica Autoproducción.
Precio: 17,99 euros.
– Siempre ha diferenciado a Urko de Josean. ¿Esta decisión ha sido consensuada entre ambos?
– Sí, sí, aunque ha habido mucha lucha interna. Pero tenía que ser firme, porque ya intenté irme dos veces. Esta vez Josean dijo que 'hasta aquí', que quería volver a casa a disfrutar de su familia, junto a su mujer, que durante 50 años de música también ha vivido momentos muy malos y se merecía tiempo de calidad.
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– ¿Qué día decidió que lo dejaba?
– Fue un día con Jokin Zamarbide (de In&Out Producciones). Intentó convencerme de no hacerlo porque aún teníamos propuestas muy bonitas en Valencia, con Músicos Sin Fronteras, una gira por Argentina... Pero los problemas de salud fueron definitivos porque, aunque estoy muy sano, siempre hay un 30% de tu salud que no depende de ti. Para el mes de febrero del año pasado, vi que la decisión estaba tomada. La última vez sobre un escenario sería en el Arriaga con la Banda de Música de Bilbao.
– Y así quedó retratado en este 'Aio!!!...' que ahora ha editado con 27 canciones.
– Tuve la inmensa suerte de trabajar con Iñaki Urkizu en las adaptaciones para banda y el maestro José Rafael Pascual Vilaplana. El Ayuntamiento de Bilbao, y el propio alcalde, me pusieron todas las facilidades.
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– No le preguntaré por 'cómo comenzó todo', así que ¿por qué no cuenta cómo terminó todo allí, en Bilbao?
– Emocionalmente son cincuenta años que se acaban con canciones como la bossa 'Vinicius lagun', '¿Que no soy de mi tiempo?' o 'Irabazi dugu', que escribí junto a Telesforo Monzón mientras en Euskadi se daban unas circunstancias políticas y de violencia inéditas. Y hay una cosa muy curiosa: las cuatro últimas canciones de este disco no son de este disco.
– ¿Por eso los titula 'aio 1', 'aio 2', 'aio 3' y 'aio 4'?
– Son los cuatro temas que grabé en mi primer disco en el teatro Príncipe, que estaba en la parte trasera de donde ahora se entra a los cines. No los canté en el Arriaga, pero los decidí meter íntegros a modo 'bonus track' que cerraran el círculo.
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– Como un 'flashback'. ¿Y cómo le suena aquello ahora?
– Creo que ahí me di cuenta de que para vivir en este mundo había que profesionalizarse. Recuerdo a Carlos Cano, con quien canté mucho en Madrid, que antes de morir me dijo: «Yo ya no tengo ojos en la nuca, ahora salgo al escenario a cantar porque sé que lo que tengo detrás va a funcionar». Así que desde entonces empecé a repartir partituras a todos los músicos, nada de tocar de oído.
– ¿Qué recuerda de aquel concierto en el Príncipe?
– Fue terrible. Entraron al camerino unos tíos a decir que eran de ETA y que iban a poner una ikurriña en el escenario. Y al terminar el concierto, mi mánager me dijo que no bajara al camerino porque me estaban esperando los de la Brigada Político-Social; le pregunté que cómo sabía que eran policías y me contestó: «Porque llevan zapatos de rejilla y aquí en Euskadi no las lleva nadie» (ríe).
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– Se definía como «un tipo problemático» que siempre se ha «pringao». Que hasta el año 75 cantar no era cantar, era un mitin.
– Sin duda. Lo más importante para una persona es ser íntegra y durante aquellos años había que estar ahí y empujar. Los políticos no podían salir a los escenarios y nosotros teníamos que aprovechar ese altavoz ante 2.000 personas para demostrar que estábamos implicados. Luego, cuando llegó el 'politiqueo' y empezó a hablar, me desmarqué. Siempre he sabido dónde me ubicaba, lo que me ha generado muchos problemas porque no estaba del lado del que muchos querían que estuviera. De mi 'abertzalismo' no había duda, pero de dónde estaba sí. Sin embargo, con los años, ha habido gente que no me hablaba que me ha vuelto a hablar.
– No cabe duda de su compromiso político pero el mayor, quizá, haya sido con el idioma. Incluso siendo euskaldun berri, como canta en 'Nor nintzen ni'.
– El estado de salud del euskera lo veo muy bien, y en la música es maravilloso. Ahora hay más músicos cantando en euskera que nunca, y son gente joven buenísima a la que hay que ayudar con giras y escaparates. Claro que había que ver cómo estaba en mis tiempos: mis abuelos no sabían castellano, mi madre no estudió euskera por miedo y yo lo aprendí luego en la calle.
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Carlos Rodríguez Vidondo
– Cuando le preguntaron por su relación con otros cantautores dijo «son historias que algún día contaré».
– Algún día contaré.
– ¿Tampoco hoy?
– Tuve muy buena relación con Xabier Lete, quien para mí ha sido el mejor y único cantautor que ha dado este país. A Imanol le conocía desde niño y, cuando tuvo sus problemas, estuve en la punta de lanza con él. También con los de mi generación, como Gontzal Mendibil, Gorka Knörr y Txomin Artola. Con Laboa... no he cantado nunca; y con Lertxundi, tampoco a pesar de que le conozco desde los 16 años.
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– ¿Cómo así?
– La vida... Supongo que no hemos coincidido en los escenarios.
– ¿Siente que se le ha podido quedar algo en el tintero?
– Hacer el 'Gure lagunei' con Euskadiko Orkestra, porque el tema lo merece. Es una cantata que hice en un arrebato de mala hostia sobre la situación que estaba ocurriendo con Txiki y Otaegi. Colaboré muchísimo haciendo campaña en Bélgica para que no les fusilasen y, aunque no tuve relación con ellos, me dio tal rabia que escribí esta obra. Se me quedará siempre pendiente porque nunca me llamaron y nunca quise pedir nada.
– ¿Con qué se queda de la vida sobre los escenarios?
– Me quedo con esa sensación de antes de comenzar un concierto. Ese momento tan intenso que mezcla adrenalina y pánico escénico es... ¡buf! Es una situación en la que no controlas nada. Te encuentras entre bambalinas, escuchas tu nombre y das un paso adelante sabiendo que ya no puedes retroceder. Luego saludas pero ¡no ves nada! Así que los dos primeros temas los cantas en automático, viendo cómo está el sonido, el monitoraje, tu voz, el público... Siempre digo que tú tienes que dominar al público y transmitirle, no puedes esperar que sean ellos quien te den la energía. Con el 'Maite, maite maitia' he vivido experiencias verdaderamente increíbles con la gente. Y eso es impagable.
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– Deja los escenarios y las grabaciones. ¿También de escribir? ¿Dejará de cantar?
– Reconozco que no estoy sufriendo nada alejado de los escenarios, soy muy frío para estas cosas. Voy a dedicarme a vivir, a disfrutar del no tener nada obligatorio que hacer. Es una nueva sensación en mi vida esa de levantarte y poder leer el periódico o, incluso, no levantarte si no te apetece. El no tener prisa para nada.
– ¿Y ahora qué? Me consta que hace diez años empezó a escribir un libro.
– Diría que más de diez (ríe). Lo que pasa es que no soy escritor y, por ejemplo, en uno de los capítulos he matado a un tío y no sé qué hacer con él ahora. Empecé con una explosión de un helicóptero en la isla de Gran Canaria mientras se celebraba una importante reunión, un follón... pero luego no sabía explicar por qué el helicóptero estaba en Canarias. Bueno, ahí queda, ahora lo que quiero es entregar este disco a mi gente.
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– Pongamos que tuviera que acordarse tan solo de una persona a la que agradecerle este camino de 50 años de música. ¿Quién sería?
– Mi mujer, mi familia, que han tenido que sufrir mucho. También a los músicos que me han acompañado, sin quienes esto no habría sido posible: Javier Iturralde, Ina Goikoetxea y Josean Ontoria.
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