Urgente Incendio en el centro de San Sebastián
Coque Malla, con el pianista que le acompañará el domingo en el Victoria Eugenia, David Lads. MORGAN BRITOS
Coque Malla | Músico

«Si tuviera valor, haría como Bob Dylan y dejaría al público del concierto sin el móvil»

El cantante madrileño regresa este domingo al Victoria Eugenia para ofrecer un concierto acompañado tan solo del pianista David Lads

Alberto Moyano

San Sebastián

Viernes, 1 de noviembre 2024, 01:00

Coque Malla (Madrid, 1969) regresa este domingo a Donostia con la minigira 'Un piano, un pianista y yo', en la que interpreta durante dos horas una selecta parte de su repertorio, con el único acompañamiento de David Lads. La cita es en el Victoria ... Eugenia –«un teatro es el mejor lugar para asistir a un espectáculo»–, a las 19.00 (35, 38 y 42 euros) y aunque habrá temas «oscuros y lentos», ya adelanta que no será un concierto «intimista» y que también habrá lugar para la fiesta.

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– Esta ciudad le ha visto actuar en todas las épocas, formatos y recintos.

– Sí, Donostia es una de las ciudades que nunca falta en una gira. Si no me equivoco, todos los artistas tenemos a esa ciudad en la lista cuando planeamos una gira porque es de las más importante. Además, tiene una vida cultural increíble y con unos cuantos recintos que molan un huevo para conciertos. Por otro lado, estuve muchos años en Get In y tengo una relación fantástica con ellos.

– Esta vez lo hace acompañado únicamente de un piano, no sé si hastiado ya de otro tipo de montajes. ¿Va más cómodo en este formato?

– No es más, ni menos cómodo: es diferente. Cambiar de formato cada tanto tiempo es sano para cualquier artista. No llamaría a lo otro 'hastío', una palabra un tanto desagradable, sino que probar otros formatos te renuevan las ganas de subir al escenario. Hemos hecho una gira muy larga con banda, de la que nos queda un concierto, y ha sido maravillosa, pero de repente, volver a la esencia, con muchos momentos únicamente con piano y voz, es una gozada. Estoy disfrutando especialmente de la voz porque al haber mucha menos instrumentación, ocupa un volumen al que no estoy acostumbrado. Normalmente, las guitarras y la batería te tapan la voz. En cambio ahora, puedo disfrutarla de una manera que de habitual no puedo.

Solo con un pianista

«No es más, ni menos cómodo: es diferente. Cambiar de formato cada tanto tiempo es sano para cualquier artista»

– Eso, ¿le deja más expuesto?

– Sí, pero no tengo miedo. Estoy muy a gusto y me siento muy seguro con mi voz. Esto muy en forma. Ha habido otros momentos de sentirme más frágil y más inseguro, pero llevo unos años en los que piso firme a la hora de cantar. Más inseguro estoy con la guitarra, al menos cuando hago solos. Pero si me oigo bien –y en acústico lo hago mucho mejor que con la banda–, canto super relajado y seguro.

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– ¿Qué es más fácil? ¿Añadir instrumentación a las canciones o despojarlas de casi todo?

– Lo más complicado es ponerle, quitarle y dejarle exactamente lo que necesita la canción. Lo difícil es llegar al sitio que pide el tema, que puede ser cantada a capela o acompañada de una orquesta sinfónica. En este caso, como son canciones que ya se han grado, quitarles instrumentación no es nada difícil. En todo caso, para David (Lads) es algo más intimidante porque su piano sustenta la canción. Él es la banda. Pero conceptualmente, la canción ya ha pasado todo ese proceso, ya sido compuesta a piano o guitarra y voz, ha sido producida y ahora vuelve a su punto de origen.

– ¿Se ha vuelto muy loco para elegir el repertorio de estos conciertos?

– Le iba a decir que no, pero sí que ha costado. He echado la vista atrás y costó. Cuando hago un repertorio de banda, con todos los éxitos, me cuesta poco, pero esta vez, sí, sobre todo, porque hice una lista bastante larga de canciones que me apetecía tocar y no suelo hacerlo, y conseguir meterlas ha sido complicado. Primero, porque eran muchas y no me daba y segundo, porque son canciones complejas para meter en medio de un repertorio sin que se te caiga abajo. No todas son así, pero las hay oscuras, lentas... Pero yo creo que está muy equilibrado. No es un concierto intimista para nada porque a mí no me salen de ese tipo. Hay momentos así, pero yo siempre necesito que haya lugar para la fiesta y lo hay.

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– Suele defender el teatro como el lugar idóneo para cualquier representación artística, pero quizás los asientos resten el calor del público...

– Para mí, no. Yo estoy totalmente en desacuerdo con la gente que dice «¡qué bajón, estoy sentado!». Estar sentado obliga al público a concentrarse al cien por cien en lo que está ocurriendo en el escenario. Yo creo que es la manera más rigurosa de asistir a un concierto. Claro, si vas de fiesta y lo que quieres es estar de charla, tomando copas, hablando y pasar del concierto, entonces es un coñazo estar sentado, pero si realmente te interesa la música y no la fiesta, es la manera más estupenda. Es como la diferencia que hay entre leer un libro y hojearlo. Un espectáculo se experimenta en toda su plenitud en los teatros y lo demás son inventos que hemos tenido que hacer para ganar más dinero o para convocar a más gente. El espectáculo se inventó en un teatro y además, hay una cosa que parece una perogrullada, pero es verdad: en un teatro el público también se puede poner de pie y bailar.

Arreglos

«Lo difícil es llegar al sitio que necesita la canción, que puede ser cantada a capela o acompañada de una orquesta sinfónica»

Los teatros

«Son el mejor lugar para un espectáculo y lo demás son inventos que hemos hecho para ganar más dinero o para convocar a más gente»

– ¿Teme al espectador con móvil?

– Sí, mucho. Mucho. Distrae al espectador mientras coge el móvil, pone la cámara... No tiene nada que ver mirar un concierto a través de la pantalla del móvil para grabarlo que estar absorto y concentrado, con la mirada, los ojos, el corazón y el alma en lo que está pasando en el escenario. Bob Dylan te sella el móvil por sistema y aunque yo no tengo valor para hacerlo, me parece maravilloso. A nadie se le ocurre sacar un móvil en una obra de teatro en una escena concreta o en una película porque se pierde el hilo. En una película o en una obra de teatro, hay que estar pendiente todo el rato para estar dentro y si tú coges el móvil pierdes todo ese hilo narrativo. Ya no tiene sentido y en un concierto pasa exactamente lo mismo porque su hilo narrativo se rompe en el momento en el que te distraes para coger el móvil. Te pierdes gran parte de la propuesta y es una pena.

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– ¿Y para el artista?

– A los que estamos arriba, en el escenario, nos desconcentra muchísimo. Tenemos un contacto emocional, psicológico y visual con el público, y si tú ves a alguien que coge el móvil y se pone a mirar, te desconcentra. Sí, es bastante enemigo del clima escénico. Es un cáncer que interfiere en el desarrollo de un espectáculo.

– Ha lamentado alguna vez el clima de sanción social que planea sobre los artistas, pero a usted tampoco le han zumbado mucho en este sentido, ¿no?

– No, la verdad es que no. De vez en cuando, alguien saca la canción de Los Ronaldos, pero no, quizás porque ni me lo planteo, no me dejo.

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– ¿Le coarta?

– No. A la hora de escribir canciones creo y espero que no. Y ése es el problema: si en lugar de dejarnos llevar por la corriente creativa, los artistas empezamos a plantearnos lo que podemos decir y lo que no, el arte se va a la mierda. En la vida civil debe haber unos códigos morales, pero en el arte, no. Está libre de esos códigos porque no es su función. Uno puede escribir un personaje malvado y lo necesita para contar su historia, pero si tenemos miedo a hacerlo, el arte se va a la mierda. Para mí es muy peligroso lo que está pasando porque si nos cargamos el arte, nos cargamos la libertad.

El espectador del móvil

«Distrae al resto del público con sus movimientos y a los que estamos en el escenario nos desconcentra muchísimo»

La sanción social

«En la vida civil debe haber unos códigos morales, pero en el arte no. Está libre de ellos porque no es su función»

– ¿Y qué ha pasado en la sociedad para que haya que explicar algo tan obvio?

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– Antes regañaba el poder, ahora lo hacen los usuarios de las redes...

– Eso es muy inquietante: la censura y la represión ejercida por nosotros mismos y hacia nosotros mismos. Si el estado es represor y censor, hay una confrontación, pero si los censores somos nosotros, ejercemos en nuestra contra.

– Algunos artistas dicen ser ellos mismos cuando están en el escenario y otros, que ahí se convierten en actores. ¿Cuál es su caso?

– Eso no es tan delimitable: hay una parte de ti, otra de actor... Es una mezcla. Cuando haces rock, no estás interpretando a un personaje, sino contando historias y haciendo de músico. Hay una parte que es una liberación energética de lo que tú eres, no es como un actor de teatro que hace 'Hamlet'. Aquí eres tú, pero claro, hay una parte de cabaret y de fantasía. Yo creo que es una mezcla. Aparte que eso de ser uno mismo es muy complejo. Creo más en lo que decía Dylan basándose en un poema de Walt Whitman: «Contengo multitudes». Todos contenemos multitudes y somos un poco esquizofrénicos.

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