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jaione alonso
Martes, 9 de julio 2019, 20:42
Inconfundible. Con sus clásicas gafas negras de pasta el director Woody Allen apareció este martes en la multitudinaria rueda de prensa que tuvo lugar ... en el Kursaal para presentar la comedia romántica 'Rifkin's festival' -título provisional-, cuyo rodaje comienza este miércoles en la Parte Vieja y el Boulevard donostiarras. Entre una nube de cámaras de televisión, fotógrafos y periodistas -unos 70 acreditados, según Mediapro- llegó Allen, flanquedado por el productor y fundador de la productora, Jaume Roures, y una parte del elenco con el que filmará su película número 51, las actrices Elena Anaya y Gina Gershon, y los actores Sergi López y Wally Shawn. Además, Allen entró acompañado del alcalde de Donostia, Eneko Goia, y el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano.
Woody Allen en la rueda de prensa fue él mismo: Woody Allen. A ratos despistado, haciéndose un pequeño embrollo con los auriculares de traducción que le impedía entender todas las preguntas que los periodistas le hacían. E incluso algún pequeño lío divertido con los idiomas: preguntado por si había degustado los típicos 'pintxos', entendió 'peaches' (melocotón en inglés) y contestó que era alérgico a la fruta. Casi todas las cuestiones fueron dirigidas a él y a Anaya no se le quitó la sonrisa durante toda la rueda de prensa.
Se preveía que hubiera una marabunta de medios de comunicación. Y así fue. A las 13.00 horas estaba previsto el 'photocall' en las escaleras principales del Kursaal, pero desde las 12.15 horas comenzaron a agolparse los primeros medios. Con puntualidad británica aparecieron todos los protagonistas por la escalinata. El último en colocarse fue Allen, que esperaba a que todos estuvieran listos para la foto. Y mientras eso sucedía, el neoyorquino no dejaba de consultar su móvil.
«Nos tenéis que colocar a todos bien, que no sabemos», comentaba Jaume Roures, quien bajó y subió varias veces hasta que encontró su sitio. «Roures, ponte al lado de Woody», le espetaba una responsable de Mediapro. «No, no, al lado de Allen se tienen que poner el alcalde y el diputado», respondía el productor.
Al final, con gorro marrón, pantalón de pinzas beige y jersey gris y con una mano en el bolsillo y otra apoyada en la barandilla, Allen se situó en primera línea, entre Olano y Goia. Woody en un peldaño superior y los políticos, en uno inferior, por eso de que las diferencias de alturas no se notaran demasiado.
Se tardó bastante más en adecuar a cada uno en su lugar que en tomar las fotos. Primero que si Olano tapaba a Wally Shawn, después que si la estatura de Goia impedía ver a Jaume Roures... La toma de fotografías fue rápida, una protocalaria con las autoridades locales, otra con todo el equipo, una más con Woody y Roures a solas y después el director y los actores, uno a uno. Mientras esperaban a que les tocase su turno, una sonriente Elena Anaya se hacía divertidos selfies con Gina Gershon. Al tercer intento, asomaba la cabeza para intervenir en la foto Shawn.
El músico neoyorquino no hizo esperar a los periodistas. A la una en punto comenzaba la rueda de prensa en la que no faltaron medios internacionales como 'The Hollywood Reporter', 'France press' o 'Screen International'. El overbooking le jugó una mala pasada a Jamie Lang, del magazine americano 'Variety', pero que a pesar de quedarse en tierra, pidió a Mediapro que realizara la pregunta de si la película tendrá distribución internacional. También estaba el director del Festival de Cine de San Sebastián, José Luis Rebordinos, y una nutrida representación de medios venidos desde Barcelona y Madrid.
Allen escuchó atento todas las preguntas, incluso las más controvertidas. Y también alguna que otra petición curiosa. Una periodista de Ucrania lanzó dos preguntas: «¿Cuál va a ser el título de la película y cuándo se va a estrenar en la gran pantalla?». Hasta aquí todo correcto. Pero fue más allá: «Soy la única periodista de Ucrania. ¿Después me puedo sacar una foto contigo?». Al final, consiguió esa imagen.
Woody solo se despegó de sus gafas de pasta de marco grueso y montura cuadrada al final de la rueda de prensa. Se las quitó, se frotó los ojos y se las volvió a poner. Se levantó y, otra vez, entre otra algarabía de fotógrafos y camarógrafos, desfiló a sus 83 años con soltura. «No sabemos ni por dónde pasar. Tenéis fotos a tutiplén», bromeaba una responsable de Mediapro. Sergi López, de manera informal y a micrófono ya cerrado, comentaba que Woody Allen es un «tío divertidísimo que siempre está de cachondeo».
Allen desapareció por los pasillos del Kursaal y se acercó al Ayuntamiento. Allí le esperaban a él y a todo el equipo técnico y artístico una recepción privada, en la que pudieron degustar un lunch. Entre los anfitriones se encontraban Eneko Goia, el concejal de Cultura, Jon Insausti, y los portavoces del PSE y PP, Ernesto Gasco y Borja Sémper. Lo de este martes fue solo el calentamiento para lo que hoy se avecina en Donostia. Por fin comienza el rodaje.
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