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«Lo de Cataluña, a veces, parece una película de Berlanga»

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«Lo de Cataluña, a veces, parece una película de Berlanga»

Antonio Banderas recibe en Tabakalera el Premio Nacional de Cinematografía

Alberto Moyano

San Sebastián

Sábado, 23 de septiembre 2017

Antonio Banderas sabía que sucedería, pero lo afrontó con resignación: sus opiniones sobre la actualidad en torno a Cataluña acabaron por compartir protagonismo, cuando no fagocitaron, sus palabras de agradecimiento por la concesión del Premio Nacional de Cinematografía. En un prisma de Tabakalera abarrotado por los representantes institucionales, los compañeros de profesión y los medios de comunicación, el intérprete malagueño celebró y fue celebrado en lo que se refiere a su trayectoria profesional. Luego, en un aparte con los medios, se despachó sobre el asunto catalán: «Se ha convertido en un animal extraño, difícil de observar. Parece, a veces, una película de Berlanga».

Banderas, que donó los 30.000 euros del galardón a la Escuela de Interpretación de Málaga, aseguró durante su discurso que en la denominación Premio Nacional de Cinematografía, lo sustantivo era 'nacional' porque encierra «la clave de que el premio suene serio, contundente e institucional». El ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, que glosó la trayectoria del actor andaluz en un discurso repleto de referencias culturales, definió a Banderas como «un patriota en el sentido en el que lo concebía Camilo José Cela», para explicarse a continuación: «El nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto». Méndez de Vigo, que arrancó su intervención con unas palabras en euskera antes de pasarse al castellano para «no masacrar más este bellísimo idioma», fue el encargado de hacer la entrega del galardón.

Fue poco antes de que el artista malagueño señalara que «votar es uno de los grandes preceptos de la democracia, pero no es el único punto, hay otras cosas, como el respeto al Estado de Derecho» y, en este sentido, planteara a modo de ejemplo, la posibilidad de que «alguien pudiese plantear votaciones ridículas, como eliminar a los que no son de nuestra raza, y alguien lo llamaría democracia. Pero no». El actor, de 57 años, reivindicó el legado político de su generación. «He crecido en este país y creo que se hicieron las cosas muy bien en aquel momento. Y aquello terminó con una especie de obra de arte que es la Constitución española, que se aprobó con los votos de los españoles. Han pasado muchas cosas en el trayecto pero hay que mirarlo en positivo». En este sentido, recordó que «viví los últimos rescoldos de un régimen autoritario y los primeros de la experiencia de la libertad. Creí entonces y ahora en ese proyecto común llamado España y a veces estoy orgulloso de él y a veces no, pero no puedo evitar quererla». Interrogado por la actuación del Gobierno, devolvió la pregunta con una metáfora futbolística: «¿Quién saca la tarjeta, el árbitro o el tío que ha pegado la patada?».

«Palmada en la espalda»

La anunciada rebaja del IVA a las entradas del cine -que pasará del 21% al 10% cuando se aprueben los Presupuestos- sobrevoló el acto de entrega del galardón. «Eso va a ayudar a la industria muchísimo -apuntó Banderas-. El cine español ha colaborado con la salida de la crisis y es hora también de recibir alguna palmada en la espalda». Y si el actor pidió la aplicación inmediata de la rebaja, en la misma línea se manifestó el director Carlos Saura, que interpeló directamente a Iñigo Méndez de Vigo para decirle que «ya es hora de que el ministro de Cultura se preocupe de la cultura de verdad, sobre todo del cine». Ovación. También fue acogida con risas el recurrente chiste de Saura -que prepara uno de los dos proyectos sobre Picasso en los que está embarcado el actor- sobre la conveniencia de cambiar el nombre de «Zinemaldia por el de Zinebuendía».

Cierto: ayer al menos brillaba el sol. «Qué bonita está Donostia», dijo Banderas, antes de evocar su relación con el Zinemaldia, desde aquel 1982 en el que la presentación de 'Laberinto de pasiones' suscitó las más controvertidas reacciones, desde el entusiasmo hasta la más encendida de las indignaciones. Y por encima de polémicas, el actor concluyó: «Espero que, tras 37 años de carrera, mi trabajo le haya sido útil a alguien, a algún actor, a alguien a quien arranqué una sonrisa, útil a quienes trabajaron conmigo, y útil a mi tierra».

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