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Con la adaptación del libro de Yanis Varoufakis sobre la crisis griega bajo el brazo, 'Adults in the Room', el director Costa-Gavras recibió este ... sábado el Premio Donostia del Zinemaldia. Horas antes de la gala y en una entrevista colectiva, el realizador de cintas como 'Z', 'Missing' o 'La caja de música' explicó su visión del cine, de la política y del mundo. No cree en los héroes, sí en las personas coherentes y defiende que todas las películas son políticas.
- ¿Cree que el cine comprometido que usted ha practicado durante toda su carrera está en cierto modo desprestigiado?
- El arte debe ser comprometido. El arte sin compromiso no existe. Debe entrar en las zonas de la sociedad que la gente no puede ver. El cine tiene la obligación de ser libre y tiene una relación directa con el pueblo. Al cine no puedes ir como al fútbol: a pasar dos horas hablando, luego vuelves a casa y te olvidas. No. El cine debe crear emociones con las que el espectador puede hacer algo o no hacer nada.
- ¿Pero está desprestigiado ese tipo de películas?
- Depende de su calidad.
- ¿Cree que la realidad sólo permite un acercamiento crítico a través del humor, como hace usted en sus tres últimas películas?
- El humor es indispensable porque la realidad es una tragedia y al mismo tiempo es una comedia. Para tener esperanza hay que tomársela como esto último también porque la comedia aligera los problemas.
- ¿Se siente usted europeo todavía?
- Sí, pero ¿qué quiere decir exactamente 'europeo'? Me siento europeo con una serie de personas que me interesan, pero no con Jean-Claude Juncker o Barroso porque son personajes muy negativos, no usaré adjetivos mucho más agresivos. Los europeos podemos viajar, podemos intercambiar ideas, utilizamos el mismo dinero, pero no se hace lo que queremos. La cultura no funciona como debería, al igual que la pedagogía o lo social. Soy griego, pero también ciudadano francés y soy feliz porque Francia me ha dado todo. Grecia no lo hace con sus hijos, 500.000 personas se han ido porque no tienen futuro.
- En su películas, los políticos dicen a puerta cerrada lo contrario que en público. ¿Podemos confiar en ellos?
- No hay otra opción porque los elegimos por eso, el problema es qué tipo de elección hacemos y qué nos prometen a nosotros. Tenemos una responsabilidad porque les votamos ya que queremos escuchar sus promesas. Es una relación un poco histérica. Luego hay también una relación cuasi-religiosa con ellos: «Éste va a salvar el planeta» No, no hay eso. Las ideas pueden cambiar los países. La idea de 'salvación' tiene unas connotaciones religiosas que no me interesan.
- Los políticos dan mucha importancia en sus películas a las ruedas de prensa.
- Es una batalla esencial porque los periodistas son los intermediarios entre los ciudadanos y la realidad. Al hilo de las 'fake news', si no hay una relación directa, de confianza, el periodismo no sirve para nada. Es una responsabilidad enorme, mucho más que la del cine, que es un espectáculo.
- ¿Cómo asiste al cierre de fronteras por parte de Europa?
- Es un gran problema, pero de siempre. Soy inmigrante, los ha habido a millones a lo largo de siglos. Siempre he escuchado que tenemos que cambiar la vida de los africanos porque las consecuencias iban a ser negativas para los europeos. Y lo negativo ya ha llegado. Europa atrae a la gente. El ministro francés de Interior me ha dicho que es posible que veinte millones de personas vengan a Europa. ¿Qué hacen? «Trabajamos para encontrar soluciones», me dice. No podemos tratarles como a animales, que en cierto modo es lo que hacemos. Los sicilianos dicen que ya no comen pescado porque los peces se alimentan de carne humana...
- Cuando echa la vista atrás y ve cómo ha evolucionado el mundo en estas últimas décadas, ¿se siente decepcionado?
- No, las cosas han mejorado mucho. Si uno mira a comienzos del siglo XX, la salud, la democracia y muchas cosas han cambiado mucho a mejor. Quizás no lo suficiente porque aún hay mucha gente que vive en condiciones inaceptables para nosotros, que disfrutamos una situación muy positiva.
- ¿Considera que Varoufakis es un héroe? ¿Cree que en la sociedad actual hay una necesidad de encontrar héroes?
- No creo en los héroes. Necesitamos a personas coherentes, como Varoufakis, que resistió. Dimitió, los otros se han quedado, todos. Y luego ha creado un partido que tiene su programa, al que yo no digo 'sí', vamos a ver qué va a pasar. Los aspectos positivos de Varoufakis son más importantes que su parte negativa. No lo veo como a un héroe cinematográfico, tipo Superman, pero sí como a alguien coherente con sus ideas y con su comportamiento.
- Usted está al frente de la Cinemateca francesa. ¿Qué opina de plataformas como Netflix o HBO?
- Es un problema, con partes positivas y negativas. Entre las primeras está que cada uno puede ver películas en su casa, incluso gente que vive en una aldea, lejos de una sala. Lo negativo es que vemos una película, la metemos en una caja y ya no se habla más. No hay derechos de autor, no se puede proyectar en una universidad, el director no puede llevarla a donde quiera para celebrar un coloquio. Además, si continúa así, esas plataformas dirigirán completamente el cine porque sólo producirán las películas que les parezcan bien. Un pequeño grupo de hombres lo decidirán. Hay que controlarlos y hacer que participen en las producciones nacionales.
En una gala celebrada este sábado a la tarde en el Teatro Victoria Eugenia, el cineasta Costa-Gavras recibió el Premio Donostia en reconocimiento a todas su carrera, un galardón que le entregó el director del Zinemaldia José Luis Rebordinos. El realizador se mostró agradecido y lacónico durante su alocución, en la que recordó su primera visita a España como segundo asistente de dirección en el rodaje de una película en Torrevieja.
Rebordinos hizo suyas las palabras de Costa-Gavras, que considera que todas las películas son políticas y todos los directores lo son igualmente, pero recalcó que en este caso el galardonado «es un director que se preocupa de contar lo que está ocurriendo en el tiempo que le ha tocado vivir». En este sentido, destacó su esfuerzo por retratar las vicisitudes de «aquéllos a los que el poder oprime y a los que invisibiliza». Tras recoger el Premio Donostia, Costa-Gavras recibió en el escenario a tres de los actores de su última película, 'Adults in the Room': Christos Loulis, Alexandros Bourdoumis y Valeria Golino, quienes dedicaron también palabras de gratitud hacia el realizador y destacaron el carácter global de la película, que se proyectó en la pantalla al término de la ceremonia.
- ¿Qué opina del Brexit, frente a la 'obligación' que se le impuso a Grecia de permanecer en la UE?
- Los ingleses siempre se han considerado diferente de todos nosotros, ahora ven que no lo son tanto. En el mundo hay que integrarse en bloques para sobrevivir y luchar contra los otros. No pueden salir de Europa y tampoco quedarse. Personalmente prefiero que hagan otro referéndum. El mundo hoy son grandes grupos: India, China, Estados Unidos... y si los europeos no nos quedamos juntos no se puede funcionar. En Europa antes apenas había industria aeronáutica. En el momento en el que se han juntado, se han puesto al frente y lo hacen mejor que los americanos. Hay posibilidades enormes y hay que usarlas. Ésa es la dirección.
- Se dice en la película que hay una crisis humanitaria en Grecia y existencial en Europa. ¿Lo suscribe?
- No sólo Europa, también entre los políticos griegos de izquierda y de derecha que han dirigido el país en los últimos treinta años. Ellos han dejado así el país. Y los europeos también porque ellos controlan y sabían lo que pasaba con la deuda. Vendían submarinos y tanques a Grecia, sabiendo que la deuda aumentaba cada día. Hasta 2008, la señora Merkel instaba a seguir vendiendo a Grecia.
- España y Grecia han sufrido sus crisis, pero su salida ha sido diferente.
- No, España es un gran país. Fue un imperio. Grecia tiene cien años, es un país muy frágil, con diferencias internas enormes y sin la riqueza de España. Hay una cantidad enorme de gente con diplomas que se ha ido y eso supone un empobrecimiento enorme del país. La gente cree que Grecia salió de la crisis porque ya no se habla del tema, pero no, hay una deuda enorme que habrá que pagar.
- ¿Teme que una película como la suya atraiga más a clases acomodadas y a gentes sin apuros económicos más que a las populares, que quizás opten por otro tipo de cine?
- Puede ser, no sé... Depende mucho también de los medios, de cómo presenten la película. Si dicen que es muy difícil, que se habla mucho de economía... No quiero decirles cómo tienen que escribir las críticas, pero me gusta cuando dicen que hay ironía, suspense...
- ¿Cree que le han puesto la etiqueta de «cine político» para distanciarle de comercial?
- Yo pienso que todas las películas son políticas. ¿Qué es la política si no cómo nos relacionamos entre nosotros? Mis películas hablan del poder, otras no lo hacen, pero todas son políticas. No podemos salir de la política.
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