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Isaki Lacuesta (segundo por la izquierda), junto al resto del equipo de la película 'Entre dos aguas', en la presentación de ayer. USOZ
Un juego con el espectador y los límites de la ficción en el Zinemaldia

Un juego con el espectador y los límites de la ficción

Sección oficial | Entre dos aguas ·

Isaki Lacuesta narra de un modo hiperrealista la vida de dos hermanos gitanos que luchan por salir adelante en la película 'Entre dos aguas'

DANI SORIAZU

Viernes, 28 de septiembre 2018, 08:32

La ficción se confunde con la realidad hasta el extremo en la última película de Isaki Lacuesta. Objetivo pretendido y conseguido con creces por el realizador catalán, que en la cinta 'Entre dos aguas', que compite en Sección Oficial, cuenta una historia «hiperrealista inspirada en la vida cotidiana» y que está rodada de forma que el espectador sienta que está delante de un documental y se olvide de que detrás hay actores o guionistas. «Mis películas son muy juguetonas en el aspecto formal», reconoció el director durante la presentación ayer del filme.

La película retrata la vida de dos hermanos gitanos, Isra y Francisco José 'Cheíto' Gómez Romero -protagonizada por ellos mismos-, que se reencuentran después de que el primero haya salido de la cárcel. Ambos tratan de salir adelante como pueden en la localidad gaditana de San Fernando, donde hay una de las mayores tasas de desempleo del Estado. Cheíto tiene un trabajo en la Infantería de Marina, si bien para Isra las cosas no serán tan fáciles ya que luchará por no volver a caer en el trapicheo para ganar dinero. El título del filme, precisamente, hace referencia al dilema que se produce entre estas dos personas, que tiene lugar «entre el Mediterráneo y el Atlántico, entre dos continentes, entre la realidad y la ficción...», indicó Lacuesta.

El director ya filmó hace doce años a estos dos hermanos en 'La leyenda del tiempo' para contar su vida de adolescentes y plantea 'Entre dos aguas' como su secuela. «Ni Isra ha estado en la cárcel, ni ha traficado con drogas», apuntó Lacuesta tratando de marcar los límites entre lo que es real y lo que no, aunque reconoció que existen secuencias que sí que forman parte de la vida de los actores, como el parto de la mujer de Israel o el momento en el que éste se hace un tatuaje. Pero matizó que todo lo que se cuenta en la cinta «está muy pegado a la realidad» que se vive en San Fernando. Los guionistas Isa Campo y Fran Araujo destacaron que todos estos años juntos han servido «ir imaginando la película que íbamos a hacer».

«Es un diálogo constante con los protagonistas y todos los actores, hay un guion pero también un proceso de reescritura continuo en base a lo que nos encontramos», explicó el director. El resultado, «que no parezca que es una película escrita». Y para conseguirlo, la clave está en «que las formas, la iluminación» y otros aspectos del cine de ficción «no se interpongan entre el espectador y los personajes».

«Un actor maravilloso»

Para ello también ha sido fundamental el trabajo de todos los actores, personas reales para los que Lacuesta sólo tuvo buenas palabras. De Israel Gómez, que le acompañó en la presentación, dijo que es un intérprete «maravilloso» y que «en cualquier otro país no pararía de trabajar haciendo películas».

La música también ocupa un lugar fundamental en el filme, con la firma de los artistas y compositores Kiko Veneno y Raúl Refree y que, al igual que el guion, han realizado la banda sonora en base a ese «diálogo» que se generaba en el rodaje. «De algún modo la música me la he encontrado. Creaba en base a guitarras, voces o texturas que había oído antes», destacó Refree mientras que Veneno trabajó «desarrollando mi imaginación».

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