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«¿Todavía hay equipos italianos que corren con Bianchi?» A Luis Otaño (Errenteria, 89 años) se le iluminan los ojos con las bicis celestes que lucen en la tienda KHU Bikes de su pueblo natal, uno como él que ha corrido con Fausto Coppi y ... que vivió los años de la escasez en que «los equipos italianos tenían de todo y nosotros, nada; íbamos a donde ellos a ver si nos vendían algún culote porque los suyos usados eran mucho mejores que los nuestros nuevos». Luis Otaño fue el primer guipuzcoano que ganó una etapa del Tour de Francia, cuando se impuso en Le Bourg-d'Oisans en 1966, al pie del Alpe d'Huez, tras una cabalgada rebosante de aquella potencia tremenda que le caracterizaba. Sigue estando fuerte como un roble. Con bicis Bianchi corren ahora los franceses del Arkea.
– Decimoquinta etapa del Tour de Francia de 1966. Miércoles 6 de julio, Le Bourg-d'Oisans...
– Julio Jiménez y Joaquín Galera me dejaron en la subida al Grimone, pero les ataqué bajando. Era una carretera muy mala. Había uno de San Sebastián que me iba a avisar de que había baches, pero para cuando abrió la boca ya estaba yo colgado del árbol. Me agarré, di dos vueltas, pero no me caí. Me habían pasado, cogí la bici y les volví a atacar. No sé cuántos kilómetros hice solo, unos 80.
– ¿Era esa su principal característica, ser un ciclista de fuerza?
– Alguna vez he esprintado y he hecho puestos buenos, pero no me gustaba arriesgarme. Por ejemplo, Jean Graczyk, compañero nuestro en el St. Raphael-Geminiani, cuando faltaban 20 kilómetros se ponía un casco, coderas y decía 'si paso primero por la curva a 250 metros de la meta, gano la etapa'. Se tiraba y solía aparecer encima de la gente. Pero a veces ganaba. Me solía decir 'soy fuerte como los turcos'. Era francés pero descendiente de aquella zona.
– ¿Llovió mucho aquel día?
– Empezó a llover en la última bajada. En la subida había de aquellos canales para el agua, no había tuberías, y el agua venía helada de la nieve, hacía daño en las piernas. Y al bajar daba miedo. La tormenta era impresionanre. Era abajo de Alpe d'Huez, en la zona del Galibier, Croix de Fer, Madeleine y todos esos.
Debut En 1957 y ganó en Legazpi, donde hasta 1964 corrían profesionales.
Tour de Francia Ganó en solitario la decimoquinta etapa de de 1966 en Le Bourg-d'Oisans.
Vuelta a España Fue segundo en 1964, a 33 segundos deRaymond Poulidor. Ganó tres etapas, en 1961, 1964 y 1966.
Maillot amarillo Fue líder de la Vuelta en 1964 tras imponerse en la etapa en de Donostia.
Campeonatos de España Dos títulos, en 1962 y 1966.
Victorias 23 triunfos. Logró etapas en Dauphiné (dos), Midi Libre, Volta a Cataluña o Bicicleta Eibarresa.
Retirada En 1969, tras correr en Fagor, Peugeot, St Geminiani, Margnat y Ferrys.
– ¿Es verdad que aquel día los belgas querían ir tranquilos e intentaron que no hubiera ataques?
– Van Looy decía que había que ir despacio. 'Piano, piano', gritaban. Ocuparon todo el ancho de la carretera, pero yo pasé por la cuneta. Ellos no querían. Al día siguiente Van Looy llegó fuera de control. Atacó de salida Julio Jiménez, subíamos Madeleine, Telegraph y Galibier, con llegada en Briançon, y el belga entró en meta con el control cerrado.
– ¿Es la victoria que recuerda con más cariño?
– El primero de los dos campeonatos de España que gané también me hizo ilusión. Eran dos etapas, Zaragoza-Huesca contrarreloj y, al día siguiente, doscientos y pico kilómetros. Gané solo, aunque tuve un pinchazo. Yo era más de ayudar a otros. A Txomin Perurena, por ejemplo, que sabías que si le llevabas al sprint iba a ganar. El Fagor se hizo un equipo importante empezando desde cero. Gabika, Vélez, Uriona, Momeñe, Sagardui...
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Iñaki Izquierdo
– Los honores que recibía el ganador de una etapa del Tour no eran como los de ahora...
– Te daban un ramo de flores y listo. No había ni podio. El dinero que pudiera haber por la etapa te lo entregaban a final de año, si acaso. No ganábamos nada. Se corría por los premios. El equipo te daba la camiseta. La gente no se lo cree cuando cuentas que íbamos a la Vuelta a Francia con material nuestro, que no nos daban ni un duro. Alguno se quedaría con la dieta... El último año creo que nos dieron algo por salir.
– ¿Se notaba la diferencia con otros países?
– Cuando los italianos comían espaguetis en el hotel íbamos a ver si nos daban. Fíjate, deseando ir a Italia a correr para comer unos espaguetis. Pero es que aquí no había. Es que no había de nada.
– ¿Ni material para correr?
– Los primeros culotes los teníamos de Sancheski, que hacían también patines, en Irun. En Italia comprabas uno usado y era mejor que uno nuevo de aquí. No estábamos preparados. Ahora, sí. Ahora se hacen unos maillots y unos culotes de miedo aquí.
– Corrió el Tour con la selección y también por equipos comerciales. Su victoria fue con Fagor.
– Sí, al principio íbamos como España. Por ejemplo, Holanda no hacía selección. Había dos o tres corredores y montaban un equipo internacional con dos portugueses, dos luxemburgueses, dos ingleses... Francia tenía el equipo nacional y los de las regiones. A mí, los de Fagor me preguntaron si me haría cargo de un equipo. Estaba difícil buscar ciclistas. Corría en el Ferrys y al final no me pagaron, porque me fui del equipo y les quité corredores. Entonces se hacía así.
–¿En aquella época el Tour de Francia era tan importante como ahora o no tanto?
– La Vuelta a Francia siempre ha tenido mucha importancia. Era lo máximo.
– Fichó por un equipo francés. ¿Fue un cambio grande?
– En 1960 me fui a Francia a fichar por el St. Raphael-Geminiani. Estuve cinco años allí. Todo era diferente. Me llevó Roger Rivière para ayudarle. En una etapa del Dauhpiné había una bajada de cara a meta y me dijo que cogiera la cabeza. Me puse primero y me encontré solo a dos kilómetros de la meta. El Kas iba en el pelotón. No miré para atrás. La prensa dijo que Rivière me había dejado ganar. Se puso contento. Bajaba bien, no tenía miedo. También me he pegado buenas castañas.
–Y era buen contrarrelojista, ¿no?
– Me defendía bastante bien. Rivière era un gran especialista. Tuvo el récord de la hora y era capaz de meterle un minuto a Anquetil en 40 kilómetros. Fue una gran figura. Vivía en un castillo en el Loira. Hace poco le hicieron un homenaje y fui.
– Ganó una etapa del Tour y tres de la Vuelta a España, que estuvo también a punto de anotarse en 1964.
– Gané la etapa de Donostia, con la meta en Atotxa, en un velódromo de madera que montaban allí. Llegué solo después de escaparme en Lesaka. Al final fui segundo a 33 segundos de Poulidor. Podía haber ganado aquella Vuelta. En una crono de 88 kilómetros en Valladolid se puso de líder. Él andaba bien, pero tuve una avería y creo que ahí perdí la Vuelta.
– ¿Le gusta el ciclismo actual?
– No me gusta cómo cogen los bidones del coche, remolcándose. Pero lo demás me encanta. Las figuras de ahora me gustan mucho, están un peldaño por encima de los demás. Veo las carreras por televisión, me sigue gustando.
– Ha visto mucho mundo gracias al ciclismo.
– Yo de geografía sé más de andar que de estudiar. He venido de Amberes a Errentería en coche, cuando no había autopistas, en doce horas con la vuelta que había que darle a París. Por las carreteras españolas no llevaba ni mapas. Y otra cosa.
– Diga, diga.
– He sido bastante observador del tiempo. Me gustaba estudiar el viento para saber por dónde nos iba a dar. He hecho varias escapadas así, por saber cuándo iba a pegar el aire de costado.
– ¿Qué le parece que el Tour vaya a salir de Euskadi?
– Muy interesante. Va a ser muy bonito. Espero ir.
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