Fui con mis amigos en bicicleta a una prueba ciclista de Altzibar, en Oiartzun. Para entonces ya vivía en Astigarraga, aunque todavía no era el 'León de Astigarraga'. No hacía falta licencia y me animaron a participar. Justo en la salida me embistieron por detrás ... y tuve problemas mecánicos. Por eso no me gusta recordarla como la primera, aunque luego Julita, mi segunda madre, me dio un ramo de flores. Mi primera carrera fue de juveniles, en Nuarbe. Salí al estilo Merckx, a disputar todo. Esprintaba por todas las primas. El cura de Nuarbe, que era de Astigarraga, me dio una propina de 20 pesetas por ser tan activo. Y mi primera victoria fue en Altsasu, con el equipo Peña Otaño-Adagor de Hernani. Al sprint.
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Formábamos el cuarteto Mariano Díaz, López Rodríguez, José Manuel Lasa y yo. Italia se llevó el oro por 18 segundos. Nos falló nuestro mejor hombre sobre el papel, López Rodríguez. Era muy amigo de Pérez Francés y no sé qué hicieron la víspera. Falló desde el primer kilómetro y le dejamos tirado.
Si no recuerdo mal fue en la Bordeaux-Saintes, una clásica francesa de segunda. Era mi primer año de profesional, con Fagor en 1966. El equipo tuvo problemas con la organización de la carrera de Amorebieta y decidió ir a Francia. Segundo hizo Darrigade... pero no André, sino su hermano. También era rápido.
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El Diario Vasco
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La que más ilusión me hizo fue mi primera etapa en el Giro. También la primera de la Vuelta, en Bilbao, el primer Campeonato de España, en Barcelona, y el de Montaña, en Basakabi. También conservo un excelente recuerdo del Campeonato de España por regiones con un equipo guipuzcoano formado por tres oiartzuarras: los hermanos Lasa y yo. Dejamos una marca. Mi triunfo más meritorio fue una carrera de aficionado en Oñati. Iba en un grupo de escapados y pinché muy cerca del final. Cambié el tubular a mano, les di caza a la entrada del pueblo y gané.
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La Vuelta a España de 1975. Llegué de líder a la contrarreloj del último día, que era en Donostia. Tomé la salida mentalizado de que podía perder la carrera porque Tamames, Lasa, Ocaña, Kuiper y yo estábamos en un pequeño margen de tiempo. El silencio cuando entré al velódromo para recorrer los últimos metros lo dijo todo. Lo peor fue acabar segundo y que fuera el último día. En su momento me habría gustado una etapa en el Tour.
Donde más cerca pude tenerlo fue en el Mundial de Barcelona, en 1973. En el entrenamiento de la víspera cometí el error de beber un zumo de piña muy frío de una jarra. Tuve un corte de digestión. Pasé toda la noche visitando al amigo Roca y disputé el Mundial con cuatro galletas Chiquilín y dos trozos de membrillo. Aún así provoqué el corte decisivo en Montjuic. Miré a Ocaña y no hizo falta decir más. Se fue con Merckx, Maertens y Gimondi.
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Sentía especial predilección por la carrera de Amorebieta, el Circuito de Pascuas y la prueba de Ordizia. En cuanto a vueltas grandes, de chaval siempre tenía en la cabeza participar un día en la Vuelta. Veía más lejano el Tour. Luego, sin embargo, el Giro me hizo muchísima ilusión. El mejor corredor que vio en su vidaLo bueno sería juntar a todos: Coppi, Merckx, Anquetil, Hinault, Indurain... Como es imposible, me limito al historial, y ninguno es comparable al de Merckx.
Me quedo con el entorno del equipo desde la primera temporada, cubierta en el pelotón amateur, con la ilusión de Agustín Mondragón, Sampedro... Los sábados y domingos estaban en las carreras. Conocí al padre Arizmendiarrieta. Existía una relación muy directa entre patrones y corredores.
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Al contrario. Me pagaron menos de lo que me daban en Fagor. La razón del cambio fue mi experiencia en Fagor-Mercier el año anterior. Quedábamos Errandonea y yo. Fuimos al Tour y salíamos del hotel con los bolsillos vacíos, sin comida. Había que conformarse con las galletas Germinet que había en el hotel. Nuestro director recogía del suelo los bidones de los equipos rivales. Si cambiabas de culote, tenías que pagar una cantidad, aunque es verdad que la casa Fagor abonaba los nuestros. La experiencia francesa fue mala.
He tenido la suerte de dirigir a muchos y muy buenos: Lejarreta, Cabestany, Delgado...Como ejemplo de todos pondría a Kelly, al que tuve en Festina al final de su carrera. Era un ejemplo de preparación y de cómo cuidarse.
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