Etapa de transición, tranquila, para sprinters... y sorpresa mayúscula. Una victoria como la de Girmay siempre le viene bien al ciclismo, para globalizar y para abrirse a otros continentes. Siempre es importante algo así. Su triunfo vino dado por las circunstancias que rodean a una ... primera etapa para sprinters en un Tour, que siempre son muy difíciles. El Alpecin tenía al máximo favorito, pero perdió a su último lanzador, Van der Poel, por un problema, y a su sprinter, Philipsen, en una caída a dos kilómetros de meta. Eso cambia el guion y cuando algo así sucede puede pasar cualquier cosa.
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El de Girmay fue un gran triunfo, merecido, sin ninguna pega. Fue una sopresa, pero np porque el eritreo no sea un ciclista de categoría y bien conocido, sino porque en un sprint puro no es el más rápido. Pero se abrieron las circunstancias, en una situación muy típica del primer sprint del Tour, y lo aprovechó. Una pena para Fernando Gaviria. Ganar habría sido impresionante para el colombiano y para el Movistar. El segundo es el primero de los derrotados. De ganar a ser segundo hay un mundo, y sobre todo en un sprint.
Carapaz sabe a lo que juega. Es listo. Era consciente de que sería muy difícil que se le presentase otra oportunidad de vestir el maillot amarillo del Tour y la aprovechó al máximo. Su equipo preparó la llegada como si el ecuatoriano fuera un sprinter, para que lo consiguiera. Aunque solo le dure un día, es muy, muy importante tener ese maillot. Pasará a la historia como uno de los ciclistas que ha sido líder en las tres grandes vueltas. Vestir de amarillo un día en el Tour es casi como ganar una etapa.
El Soudal con Evenepoel, el Bora con Roglic y el Ineos con Carlos Rodríguez se creen que tienen a Pogacar o Vingegaard en su equipo, y es un desacierto total. Bloquean la carrera y lo que les interesa es todo lo contrario, abrirla. Con la carrera bloqueda, Pogacar y Vingegaard son muy superiores a los demás, todo rueda su favor. Carapaz, en cambio, puede dar juego. Consciente de su inferioridad, es capaz de buscar alternativas.
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Llega el Galibier y el titular es claro: ¡Hagan juego, señores! Es una etapa verdadera de montaña, como nunca antes en el Tour. Llega muy pronto y vamos a ver si Vingegaard certifica lo que ya ha aclarado en los primeros días, que está bien. Pogacar está convencido de atacar a muerte opi-, porque esa es la estrategia del equipo y la va a seguir. Va a probar cómo está de verdad su rival, le va a querer poner en problemas. Espero un duelo precioso y lo que suceda va a marcar mucho el Tour.
Yo creo que la batalla del Galibier va a acabar en tablas y que los dos van a llegar de la mano, pero si alguno es capaz de dejar al otro será Vingegaard y no Pogacar, como muchos creen.
Habrá que ver la respuesta de Carapaz vestido de amarillo, con la fuerza extra que otorga ser el líder. Evenepoel se enfrenta al test más imporante para ver qué posición ocupa dentro de la jerarquía del Tour. Entre los demás no espero sorpresas.
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