La reconversión de un 'killer'

Cuando hace ya unos años Tadej debutó en la Itzulia, tras la etapa de Arrate regresó conmigo a Vitoria Iñigo San Millán, su entrenador y buen amigo mío. Iñigo y yo nos conocemos desde hace muchos años y siempre he escuchado y guardado sus análisis fisiológicos dándoles el valor que tienen. Aprender de datos que te da alguien que está a un nivel tan alto y en base a gentes tan diferentes, tiene un gran valor.

– Joseba, Tadej es muy bueno.

– Cómo va a ser tan bueno, si está gordito.

– Hazme caso, este chaval va a ser muy bueno.

Esa fue nuestra conversación mientras tomábamos algo en el salón de mi casa. Desde aquel momento aquellas palabras se quedaron guardadas en mi libro como el mensaje encriptado de cualquier obra de arte.

Desde entonces, un suma y sigue en el libro de los anales. Un crecimiento exponencial rompiendo barreras. Clásicas, vueltas, pero sobre todo generando 'el personaje'. Sabéis de la importancia que le doy al personaje. Lo mismo que en la música, en los escenarios, también en el deporte están la persona y el personaje. A mí, el mío, y con el paso del tiempo, no me gusta especialmente. Me siento mucho más identificado con el Joseba persona que con el Joseba Beloki ciclista. El Tadej ciclista es un hombre ganador, polifacético, un 'killer' sin límites sobre una bicicleta. El poder de la reconversión. Si ayer algo nos enseñó el ciclismo fue a no dar nunca el brazo a torcer. No sabíamos si estaba enfermo o fatigado crónico. Quienes entendemos del gremio sabemos que no hacían falta más explicaciones. A por todas o pie a tierra. Yo no deseaba un Pogacar arrastrado por la carretera en vísperas de París. Ni él ni el ciclismo se lo merecían.

Ayer había mucho en juego. En casa de UAE había mucho 'bacalao' que cortar. No era una empresa fácil de gestionar para los de Matxin y Gianetti. Para la felicidad de todos, las piernas y el corazón de Pogacar tenían aire. Las diferentes trampas de un trazado muy exigente solo avalan la condición del esloveno. Si algo iba mal no era tan malo. Jumbo acelera y llega el ataque. Cierto es que no era como en Pirineos o Puy de Dôme, pero bienvenido era. Lejos de hincar la rodilla, lo intentaba volviendo a generar la ilusión que muchos habían perdido en el 'producto'.

Este chico llegó con un estado de forma correcto, la carrera, y sobre todo Jumbo, no le han permitido mejorar, avanzar y progresar. Hizo crack, sin paliativos. Una muerte no tan dulce aunque sin secretos. La carrera es así, el Tour es así. No hay salvoconducto, ni inmunidad, ni siquiera clemencia. Estás condenado a un desenlace, justo o no justo, que no queda más remedio que aceptar. En estos casos solo queda reinventarse y exprimir hasta conseguir el jugo menos ácido.

Ayer UAE volvió a sacar provecho a una colecta de pundonor y dignificación del tan apreciado orgullo de los grandes.

Un ciclista es grande por cosas como las que ayer consiguió Pogacar. De escucharle el tan comentado «estoy muerto» a verle alzar los brazos con esa rabia acumulada.

De la desesperación de la derrota a dignificar su actuación con un regreso magistral.

Me alegro mucho por él como por su equipo. Zorionak a Joseba, su masajista y hombre de confianza. Seguro que tanto Matxin, Joseba y el resto del staff del equipo han tenido mucho que ver en este regreso a tiempo. Un Tour que lo enmarcamos, sin duda.