Philipsen recorta distancias con Girmay

La jornada fue un espectáculo porque el UAE cambió el paso y envió al ataque a Adam Yates, octavo en la general a siete minutos. En un grupo de quilates con Oier Lazkano (Movistar) y Mathieu van der Poel (Alpecin) entre otros, el inglés, tercero en París el año pasado, hizo trabajar a los equipos de la general, de Visma a Ineos pasando por Soudal. El pulso fue tremendo durante cien kilómetros, en la barrera del minuto. La presencia de Yates condenaba a una escapada que sin él podría haber llegado y surgieron las discrepancias. Cuando se empezó a romper el grupo, el pelotón acabó el trabajo.

Hubo viento y el Visma jugó a los abanicos, sin que Pogacar y Evenepoel se inmutasen. Carlos Rodríguez se llevó un pequeño sobresalto, pero sin consecuencias. Los favoritos se agruparon enseguida, pero todo se hacía todo el rato a toda velocidad. La consecuencia, un ritmo endiablado que iba dejando un reguero de ciclistas según avanzaban los kilómetros. Muchos velocistas se fueron quedando (Cavendish, Groenewegen, Gaviria...), pero no los dos mejores del Tour, Philipsen y Girmay.

No asumió su superioridad Van Aert (Visma), que en la salida había avisado de que no iba a dejar pasar más oportunidades, convencido de haber cometido más errores de los recomendables en las llegadas anteriores. Cristophe Laporte le preparó la llegada, pero mal. Le dejó expuesto al viento demasiado lejos y Philipsen no desaprovechó el regalo. Arrancó y adelantó con mucha velocidad a Van Aert, al que dejó sin capacidad de reacción. Apretó, pero era imposible. Las leyes de la física son inexorables. Velocidad, espacio entre tiempo, se ponga uno como se ponga.

Philipsen sumó su segunda etapa en este Tour, la octava en los tres últimos (cuatro el año pasado y dos en 2022). Tiene 26 años y aunque pasó a profesionales en 2019 con el UAE solo estuvo dos años en el conjunto emiratí para apostar por el Alpecin cuando era equipo ProTeam.

En lo que queda de Tour, apenas resta una etapa más para los velocistas, la del martes en Nimes. Después, dos jornadas para fugas de lujo, una de alta montaña en los Alpes (Isola 2000) y las dos últimas en Niza, incluida la crono final.