Secciones
Servicios
Destacamos
J. GÓMEZ PEÑA
BILBAO.
Lunes, 8 de abril 2024, 02:00
El Athletic aterrizó ayer en Bilbao con su Copa. Iker Muniain, el capitán, y Óscar de Marcos, uno de los modelos a seguir por las nuevas camadas de jugadores del club, fueron los primeros en aparecer por la puerta del avión. Son la vieja generación, ... los que marcaron el camino. Tras ellos aparecieron el técnico, Ernesto Valverde, y el mito, José Ángel Iribar. La plantilla al completo bajó la escalinata entre vítores de los empleados del servicio de la terminal y de miembros de seguridad. Posaron con ellos. Fotografías para recordar unas horas interminables, inolvidables. También el presidente del club, Jon Uriarte, cantó con los pocos privilegiados que tuvieron acceso a la plantilla y a ese inesperado y breve instante de fiesta.
Ganar la Copa es uno de esos recuerdos felices de los que se hablará siempre. A Uriarte, con la maleta en una mano y una ikurriña en la otra, se le veía eufórico. «Lo, lo, lo, lo, ló... Athletic club», cantó como uno más del coro improvisado por el personal del aeropuerto. «¡Nico, Nico...!», se escuchaba en reconocimiento al mejor jugador de la final. Sancet y Herrera, con la medalla de campeón colgando, jalearon a ese escaso público que tenía acceso a esta zona restringida. Era apenas un aperitivo fuera de programa para lo mucho que espera el jueves, con las recepciones en el Ayuntamiento y la Diputación y el homenaje mutuo entre equipo y afición a lo largo de la ría. La gabarra de la que tanto hablaban abuelos y padres será ahora también de los más jóvenes.
Noticia relacionada
Pasadas las dos de la tarde aterrizó en Loiu el avión que trasladó a la expedición del Athletic con su mejor botín: el título que más quiere. La Copa número 25. «Ahí vienen. Están en el bus que les trae desde el avión. Mira cómo bota el vehículo. Lo están celebrando», decían a unos cien metros los aficionados del aeropuerto compartiendo esa alegría. Casi botaban ellos también. Sacaban fotos. Alguno notaba como un bulto en el corazón, a la altura del escudo de su camiseta rojiblanca.
1 /
Bajo una fina lluvia y con unas decenas de seguidores al otro lado de la cristalera de la terminal, los jugadores, los campeones, se subieron al autobús del club, colocaron el trofeo en la luna delantera y se encaminaron hacia Lezama. Iker Muniain, sentado en la plaza del copiloto, saludaba al paso de la comitiva junto a las instalaciones del aeropuerto. En paralelo a la salida del bus desde Loiu, los vehículos allí estacionados iniciaron una orquesta de bocinas. Ánimo y agradecimiento a los campeones.
De Lezama a casa. Era el plan. La fiesta queda reservada para el jueves con el paso triunfal de la gabarra por la ría. Aun así, en ese breve tránsito por Loiu se escuchó el grito que había tronado durante toda la noche de la final: «¡Athletic! ¡Athletic!». Y que seguirá siendo la banda sonora de Bizkaia durante muchas jornadas. Como no había actos programados en el aeropuerto, sólo un grupo de hinchas se acercó para ver de lejos a sus ídolos. Escoltados por agentes de la Ertzaintza y la Guardia Civil, los miembros de la plantilla se dirigieron sin pausa se dirigió a Lezama.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.