La Donosti Cup celebra su trigésima edición con una colorida ceremonia de inauguración

Los protagonistas volvieron a ser los miles de jugadores y jugadoras que convirtieron el Reale Arena en el centro neurálgico del torneo. Los móviles se encendieron durante las casi dos horas que duró el evento. Las fotografías, a pie de campo y en la grada, fueron una constante, instantáneas que quedarán grabadas para siempre no solo en la memoria de los smartphones, sino en el corazón de los chicos y chicas que se sintieron especiales por un día.

Esta trigésima edición es la del reencuentro, pero, ante todo, es la de los más de 12.000 deportistas que llenarán los campos de fútbol del territorio en los próximos días.

El inicio tuvo un punto emotivo para conmemorar los 30 años de la Donosti Cup. Sonó el mítico 'Barcelona' de Montserrat Caballé & Freddie Mercury para recordar que fue precisamente en 1992 cuando arrancó la andadura de la Donosti Cup, coincidiendo con los Juegos Olímpicos.

Como viene siendo tradición, y tras la bienvenida a todos los asistentes, el desfile de jugadores y jugadoras resultó el momento álgido de la noche. La sensación de saltar al césped del Reale Arena es un momento mágico, único, en muchos casos irrepetible, que los jóvenes valoran como se merece.

Los hubo más atrevidos, otros más tímidos, pero la sonrisa en la boca fue una constante. Futbolistas, hombres y mujeres, de 18 países que vibraron en un Estadio de Anoeta que recuperó su mejor versión, la de las grandes noches, la de una Donosti Cup que escribió una nueva página de su historia en un año muy especial para el torneo. No había mejor forma de alcanzar este hito, estos 30 años de vida, que recuperando la tradicional ceremonia de inauguración.

Ese ánimo de querer recuperar el tiempo perdido por la pandemia se notó en las gradas, que se plagaron de banderas de todos los países, con especial protagonismo para las de Estados Unidos y México. Pero todos los asistentes se impregnaron del entusiasmo. Cada vez que la cámara enfocaba a un grupo de espectadores los brazos de todos ellos se movían de lado a lado, sin parar, queriendo formar parte de un evento lleno de ambiente, color y buen rollo.

La gala tuvo de todo. Más allá de los verdaderos protagonistas, los jugadores, la música estuvo muy presente. Hubo tiempo para el aurresku, que llegó después de las palabras de nueve deportistas que hablaron en los nueve idiomas presentes en el torneo y que enfatizaron el valor de la deportividad en un campeonato como la Donosti Cup.

Aysha Bengoetxea, finalista de 'La Voz Kids', actuó en el Reale Arena ante un público entregado que vibró con la música de la cantante. Lo hizo, eso sí, junto al Club de Gimnasia Rítmica de Donostia, que jugó con los colores amarillo y azul, lo que pareció un claro guiño a Ucrania. Posteriormente, hubo un emotivo 'Happy birthday to you' para el torneo, por esa trigésima edición que demuestra la relevancia del torneo para la ciudad y el territorio y su crecimiento a lo largo de estos años.

Tampoco faltaron los fuegos artificiales, que llegaron de la mano de Pirotecnia Valencia y que aportaron color y ruido a una noche a la que no le faltó de nada. Fue el epílogo a una ceremonia de inauguración especial, animada y que deja paso al fútbol a lo largo de la semana.