El Acunsa GBC perdió anoche en Illunbe frente al Baskonia (63-81) y consumó el descenso matemático a la LEB Oro a falta de dos jornadas para que concluya la Liga regular de la ACB. Desgraciadamente, no es una noticia inesperada ni que ... esté cargada de emoción. Por un lado, porque el club partía en septiembre como el máximo favorito para ocupar la plaza de descenso en mayo. Por otro, porque el aficionado guipuzcoano al baloncesto se ha acostumbrado ya a perder la categoría.
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El de esta temporada es el sexto descenso deportivo en la historia del club, pero la tendencia desde el año en el que el Gipuzkoa Basket alcanzó la Copa del Rey y el playoff, en la 2011/12, se sigue confirmando. Desde aquel hito, son siete las participaciones del equipo en la mejor liga de Europa y cinco las ocasiones en las que ha terminado entre los dos últimos puestos de la tabla: la segunda campaña de Sito Alonso (12/13), la primera de Jaume Ponsarnau (14/15), la compartida por el de Tárrega y Porfi Fisac (15/16), la de Sergio Valdeolmillos (18/19) y ahora esta con Marcelo Nicola. Dos de esos cinco descensos quedaron anulados en los despachos por la imposibilidad de que los equipos de la LEB Oro que se habían ganado el derecho a jugar en la ACB pudieran alcanzar los mínimos exigidos por la patronal.
Los dirigentes del Gipuzkoa Basket ya saben lo que es preparar una temporada contrarreloj, pero el caso de este año ha sido extremadamente complicado. Luchó hasta el final por su derecho de jugar en la ACB, ganó en los juzgados y tuvo que armar una plantilla en poco más de una semana. La Liga admitió al GBC el 4 de agosto, el club anunció el 12 a todos sus jugadores de golpe y el 20 ya arrancó la pretemporada para estar el un mes después sobre la cancha de Miribilla para enfrentarse al Real Madrid.
Hecha esta cronología parece ya un milagro que el equipo haya logrado siete victorias, pero el transcurso de la temporada ha sido bien distinta a lo esperado y la sensación que ha dejado este equipo es que ha tenido opciones reales de lograr la salvación. Empezó el curso a buen nivel y logró una temprana victoria, en la cuarta jornada en Illunbe frente al Zaragoza, para dar el primer aviso. Este GBC iba a luchar por su lugar en la Liga. Sin embargo, su rendimiento sobre la pista fue a menos y tuvo una laguna de dos meses hasta volver a ganar al Andorra en la prórroga. En ese período, además de las derrotas, se empezó a cargar la mochila de piedras que han resultado imposible de desprenderse de ellas. Perdió de 28 contra el Fuenlabrada, de 12 en Sevilla y de 19 en Madrid frente al Estudiantes.
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El punto de inflexión llegó, curiosamente, después de la derrota más cruel del año. Los guipuzcoanos perdieron por la mínima ante el Bilbao Basket y sufrieron la lesión de larga duración del hasta entonces mejor jugador, Jaime Echenique. Además, se sumó la baja por Covid-19 de Marcelo Nicola. Con Iñaki Martín como entrenador interino, el equipo alcanzó su mayor cota de juego sobre todo por la energía que fue capaz de transmitir sobre la pista en los enfrentamientos ante Tenerife y Joventut. Esa euforia y alegría tras conseguir las victorias y ambición e implicación durante el partido duró un partido más, el del Estudiantes, pero lamentablemente no se ha vuelto a ver.
Con el estado anímico más alto de la temporada, y con opciones de abandonar los puestos de descenso, el Acunsa GBC se despidió de gran parte de sus opciones de permanencia al perder contra el Bilbao Basket de 23, en Fuenlabrada, contra el Obradoiro y el Betis. El balance de enfrentamientos con los cinco equipos que le preceden en la clasificación es de tan solo una victoria y nueve derrotas, un peso excesivo por mucho que el equipo ha tratado de enmendar dando la campanada ante el Valencia Basket y el San Pablo Burgos. Pero de sobra es conocido que las victorias contra los rivales directos valen doble.
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El Estudiantes marca la decimoséptima plaza, la primera que se salva de la quema, y los colegiales están con nueve victorias y solo un partido por jugarse, lo que significa que podrían evitar el descenso con diez o incluso nueve triunfos en una Liga de 36 partidos. Si el Gipuzkoa Basket hubiera ganado algún encuentro ante los rivales directos y obtenido al menos un averaje, otro gallo cantaría.
Sin embargo, eso resultaría fantasioso y, sobre todo, engañarnos a nosotros mismos. El equipo dirigido por Marcelo Nicola ha sido irregular e inconsistente tanto en los partidos como durante la temporada y los datos hablan por sí solos. De las 27 derrotas que ha encajado hasta ahora el Acunsa GBC, veintiuno han sido por 10 puntos o más y once por 20 o más.
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Equipo formado en ocho días. El 4 de agosto, Gipuzkoa Basket fue admitido en la ACB, el 12 anunció su plantilla y el 20 empezó a entrenar.
Todos los averajes perdidos. En los enfrentamientos ante los cinco equipos que le preceden ha obtenido un balance de una victoria y nueve derrotas.
Irregular e inconsistente. De las 27 derrotas de esta temporada hasta ahora, veinte han sido por 10 puntos o más y once por 20 o más.
Unicaja y Andorra son los últimos partidos de la temporada antes de que el Gipuzkoa Basket se despida el domingo 23 de la ACB. Precisamente en el decimoquinto aniversario del primer ascenso a la máxima categoría. A falta de poder hacer pruebas de futuro sobre la cancha, el club está ante otra oportunidad para empezar a dibujar un proyecto ilusionante, duradero y competitivo del que el aficionado se sienta orgulloso y parte de él.
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