Secciones
Servicios
Destacamos
José Luis Martínez se bajaba del caballo superado por la emoción: «No me lo creo». Quién le iba a decir al talentoso jinete madrileño que iba a ganar la Copa de Oro 24 años después de hacerlo con 'Madrileño'. De 1995 al 2019 en la ... élite. Un dato de vértigo que demuestra el nivel que atesora Martínez. Tras la carrera, todo el mundo quería una foto con él en el podio. Él besaba la Copa y miraba al cielo, con los ojos vidriosos. Una imagen que vale más que mil palabras. Ese trofeo lo simboliza todo, también para un veterano de 48 años, que lo ha ganado todo, pero al que la segunda Copa de Oro de su vida le permitió tocar el cielo. Para el entrenador del caballo triunfador, la clave de la carrera fue su excelente pilotaje en la hierba de Lasarte-Oria.
En el podio todo era felicidad. Tanta que ponía la piel de gallina ver a los protagonistas, abrazándose y celebrándolo, bajo una atronadora ovación. Nada más bajar del escenario, el preparador del ganador, Ed Dunlop, declaraba que «se sentía muy feliz de estar aquí. Quiero agradecer al propietario que haya querido venir a Donostia a ganar esta copa. Hemos conseguido el objetivo. No podía salir mejor».
Noticia Relacionada
Preguntado sobre el porqué de su presencia en la ciudad, Dunlop hacia referencia a su padre, John, que corrió en Donostia la famosa Armada Cup en 1986. «Mi padre siempre me habló de lo increíble que fue la experiencia de venir aquí. Algo que me confirmó mi amigo Paul Webber, que también corrió esta carrera hace poco». Una vez habiendo vivido la experiencia en primera persona, Dunlop declaraba que «ha superado mis expectativas. Ayer por la noche vimos los fuegos artificiales, disfrutamos de la gastronomía y de un ambiente magnífico... y fue un día muy feliz». Tanto que se plantean volver el año que viene con el propio 'Amazing Red'.
Su alegría contrastaba con el lamento de los representantes de uno los grandes perdedores de la carrera, 'Zascandil', que estuvo lejos de su mejor nivel. Declaraba su jinete, Borja Fayos, que «el caballo nunca se ha sentido agusto. No le ha gustado nada el estado de la pista. Siempre ha ido incómodo. Le pedía y le pedía pero no me daba, no ha arrancado en ningún momento. Al final lo he abierto y ha parecido encenderse, pero he preferido no hacer un esfuerzo baldío porque la carrera estaba decidida».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.