Los seguidores de Artola se emocionan tras un tanto del dúo azul Estrada
Final del Campeonato de Parejas

El 'Alegia Arena' lo vio tan cerca...

Los vecinos de Artola, que se dejaron notar y bien en el frontón navarro, soñaron con la txapela hasta que el error de Mariezkurrena con 21-20 les hizo despertar de golpe del sueño

Bruno Parcero

San Sebastián

Domingo, 30 de marzo 2025

El Navarra Arena es a la pelota lo que el Estadio de Anoeta fue para la Real. Un recinto más moderno, más grande, con mayor ... aforo y con infinitas posibilidades, pero carente del encanto, de la tradición y de esa capacidad de hacer que el aficionado se sienta acogido, como en casa. Como sucedía con Atotxa o pasa en el Labrit, el Astelena, el Ogueta o el Atano III. Será cuestión de irse acostumbrando a los nuevos tiempos.

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Lo que no cambia es la pasión del pelotazale. Sólo se dejaron de vender dos entradas de un aforo de 3.000 espectadores pese a que los precios iban desde los 110 a los 150 euros. Un día grande como el de ayer, lo merece.

O eso debieron de pensar en Alegia donde la semana se hizo larga. Ayer los alegiarras, que llegaron en su mayoría en tres autobuses y un microbús, además de en vehículos particulares, se dejaron notar desde muy pronto por Pamplona. Dos horas antes de la final las camisetas azules que les distinguían hacían tiempo en la cafetería del que ayer bien podría haberse rebautizado como 'Alegia Arena'. Si algún amigo de lo ajeno quería hacerse de oro, Alegia era ayer el lugar indicado.

Ezkurdia fue el otro pelotari que movilizó masas. A sus seguidores se les identificaba por su pañuelo rojo serigrafiado con los nombres de los cuatro protagonistas de la final. Entre ellos estaba Peio Reparaz, alma máter de Zetak, vecino de Arbizu y amigo personal de Joseba que vivió el partido desde el rebote con su cuadrilla. Especialmente con el 2-0 en el que el delantero navarro, tras una dos paredes, ejecutó una dejada perfecta que puso en pie a sus seguidores y a los de Rezusta, más tímidos, pero que igualmente se dejaron ver.

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El primer tanto de Artola, una dejada que significó el 4-1, y el pelotazo que mandó al rebote Mariezkurrena para poner el 7-3 provocaron un estallido de júbilo entre quienes apoyaban a los azules porque el arranque colorado hizo temer por unos momentos un desarrollo más rápido del esperado.

Una seguidora de Mariezkurrena muestra una imagen gigante del rostro del zaguero Estrada

Nada más lejos de la realidad. La final se convirtió en un duro intercambio de golpes tanto en la cancha como en las gradas. Gritos de alegría mezclados con los de aliento porque tras varios errores en el resto de Rezusta, los seguidores de Ezkurdia y los pocos del zaguero de Bergara se pusieron en pie para apoyarle. Mano de santo.

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Especialmente intensos fueron los últimos tantos, con Artola asumiendo el mando de las operaciones. El 21-18 del de Alegia fue tremendamente celebrado y la marcha de Ezkurdia a vestuarios con calambres provocó los primeros pitos en el frontón, a la par que preocupación entre quienes iban con los colorados.

Esperanza azul

El 21-19 y el 21-20 no fueron nada halagüeños para Ezkurdia y Rezusta. Los seguidores del de Arbizu se llevaban las manos a la cara temiéndose lo peor, mientras la esperanza se teñía de azul.

Con los cuatro pelotaris extenuados, cualquier aliento era bien recibido. Con 21-20 Artola siguió mandando, Ezkurdia tuvo dos pelotas para entrar de volea pero dudó y entonces llegó el fallo de Mariezkurrena que provocó un grito de liberación unánime entre quienes llevaban anudado el pañuelo rojo al cuello. Los seguidores de Artola, con las manos en la cabeza, no daban crédito. Lo habían tenido tan cerca...

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El Navarra Arena reconoció con una sentida ovación durante la entrega de las txapelas el gran esfuerzo de Artola y Mariezkurrena. No hay dos grandes campeones sin dos grandes rivales.

Para Ezkurdia y Rezusta fue la ovación de la tarde cuando se calaron las txapelas. Se rompió emocionalmente el de Arbizu, que lo está pasando mal. Esa txapela vale más de lo que parece.

Fue una gran final que hizo disfrutar a todos. A expelotaris como Oinatz Bengoetxea, ayer comentarista, Patxi Ruiz, Jorge Nagore u Hodei Beobide; a manistas aficionados como Beñat y Antxon Apezetxea, a los expresidentes de la Real Miguel Fuentes y María de la Peña, al omnipresente Karlos Argiñano, al atleta Juan Mari Garin o al presidente de la Federación Española, el navarro Javier Conde.

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