
Jokin Altuna | Campeón del Cuatro y Medio
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Jokin Altuna | Campeón del Cuatro y Medio
«¿Sequía porque no ganaba? Otros vivirían en el desierto entonces»Jokin Altuna (Amezketa, 1996) continúa haciendo historia. Ha superado en txapelas del Cuatro y Medio a Irujo, uno de sus ídolos, y ha ... igualado a Retegi II. Solo tiene a Olaizola II por delante. Ha madurado tantísimo dentro y fuera de la cancha que no es resultadista. Lo ve desde otro prisma. Si hubiese perdido la final hubiese calificado el campeonato como francamente bueno. Ganar no lo es todo. Disfruta del camino. Y nosotros con él.
– ¿Como fue la celebración?
– Diferente, cené en familia, con poca gente, y luego sí que estuve con amigos, conocidos, gente del pueblo. El recibimiento fue precioso, tenía ganas de estar tranquilo después de toda la tensión. Vino gente de Azpeitia en taxi. Es de agradecer.
– ¿Mentalmente necesitaba parar? Al final en doce meses tiene diez días de vacaciones y no descansa nada.
– Creo que me he acostumbrado, le he pillado el truco para mantenerme en forma durante todo el año. Está claro que hay picos de forma, pero ahora por ejemplo en el Parejas entrenas menos en el frontón y te preparas de otra forma. Metes menos paliza al cuerpo. Luego llega el verano y juego muchísimos partidos y acto seguido el Cuatro y Medio. Es como una espiral. Algunos llegan a la jaula a tope y tú al revés, con la flecha para abajo por toda la tralla que acumulas. No me voy a quejar de jugar tantos partidos porque otros pelotaris querrían estar en mi situación, pero tienes altibajos. Toca recuperar.
– Ha perdido finales jugando bastante más de lo que jugó el domingo.
– Pues sí, tenemos la mala costumbre de decir que jugamos mejor o peor dependiendo del resultado final. Los tantos hechos, perdidos, saques. Cada partido requiere un trabajo. Tenía claro cómo tenía que jugar la final, tenía que sacarle de la zona donde hace daño. Me salió genial aunque él no jugó lo que sabe. Tengo la txapela aquí y todo son flores y cosas bonitas. Contra Joseba el año pasado perdí por un tanto y la valoración final es distinta de si ganas o pierdes. Esta final fue más sencilla.
– Se puso 3-0 con tres saques. Peio dijo estar «angustiado» y «atenazado».
– Él venía de hacer todo perfecto, de restar una barbaridad. Yo sé que en ese momento si fallas un poquito es muy difícil porque estás ante 3.000 personas, sabes que la final se acaba en una hora. Se salió del partido porque no pudo controlar las emociones. Trabajas para eso, pero es complicadísimo. Le dije que a mí también me ha pasado eso.
– ¿Cuándo vio la final ganada?
– Ganada no sé, pero bien encarrilada sí porque le saqué mucha renta. Ves cómo va el marcador. En verano te pones 15-4 y estás tranquilo, pero en una final siempre hay tensión. Si la lías te acordarás de la oportunidad perdida. Cuando volví del tanto 18 lo vi más cerca, fue una final cómoda.
– Acumulaba 19 meses sin conseguir una txapela. ¿Qué supone?
– Otra gran alegría, como con cada triunfo. Hago bien en sacar conclusiones al término y dar carpetazo y pensar en lo siguiente. La final contra Elordi fue un golpe duro, pero a los quince días empecé una racha de 14 victorias en 15 partidos. Le doy valor, me da confianza. Cuando no ganas te da pena, pero cambio rápido de chip.
– ¿Por cómo ha ido el campeonato es la txapela que mejor sabe?
– Sabe muy bien, ganar siempre es bonito. Luego es lo de siempre. Ganas, ayer entrevistas y hoy presentación del Parejas. ¿Qué será ganar la siguiente? El momento es único y precioso, pero muy corto. No te da tiempo a asimilar y a disfrutarlo, siempre estás compitiendo. Es bueno parar y disfrutar.
– ¿Se ha aliviado por ganar?
– ¿Aliviado? Que va, no es ese el sentimiento. Muchísima felicidad. No salto a la cancha pensando que tengo que ganar la txapela porque he perdido las dos finales anteriores. Piensas en calentar bien y empezar ganando. Verme arriba en el marcador me vino bien y a Peio seguro que al revés. No me dio tiempo a darle vueltas a la cabeza. Más que quitarme un peso de encima, me he llevado otro buen alegrón. El camino ha sido durísimo y en ese sentido me he regalado un gran premio a mí mismo.
– Con 27 años ya ha igualado cifras de Aimar e Irujo, absolutos referentes.
– Solo que me preguntéis sobre ellos y para mí ya es algo grande. Cuando era pequeño debutar ya lo veía difícil, ellos eran como Dioses. Me acuerdo la primera foto con Irujo con 11 años, los primeros partidos, entrenar con ellos, las primeras veces que les ganas... Era una ilusión increíble. Estar ahí con siete títulos a los 27 es algo grande, pero fíjate lo que le pasó a Juan. Me dice que disfrute de los momentos. Cuando no gano Juan me llama y me transmite tranquilidad, que él también las lió mucho (risas).
– ¿Está en uno de sus mejores momentos de su carrera?
– Puede ser, sí. Cuando tenía 18 años no pensaba estar ahora como estoy. Siempre quieres ganar más, eso es bueno para el deportista. Sé que estoy consiguiendo cosas muy bonitas, pero lo que me gusta es entrenar y jugar a pelota. Si juego a pelota soy feliz.
– ¿Está obsesionado con la txapelas?
– No, nunca. Ha habido pelotaris con menos títulos que han sido mejores que otros que tienen más txapelas. Las txapelas no definen a un pelotari.
– ¿Pero se ha quitado un peso de encima?
– No, para nada. Es algo bonito, especial, pero no tengo presión por ganar una más. Cuando pierdo también el trabajo es buenísimo, y te quedas con eso, con el camino.
– ¿Somos muy resultadistas?
– No sé, Peio no va a pensar que ha hecho un mal campeonato por no ganar la final. Peio demostró al subir al podio que él valora perder, ser el subcampeón. Tuvo una actitud magnífica, y más en su primera final. Yo he perdido finales y luego pensar que tenía que haber actuado mejor. Peio estuvo de diez, le salió de dentro. ¿Que quería ganar? Seguro. Pero valora todo el trabajo.
– Siempre sale de favorito, ¿ha callado bocas volviendo a ganar?
– No, para nada. La gente es libre de opinar lo que quiera. Cuando no ganas te critican, pero como a todos. Una persona me dijo que a un tercio le vas a gustar, a otro no le vas a gustar nada y al sobrante le vas a dar igual. Es así en todos los deportes. No entrenas para callar bocas, sí para toda la gente que te quiere. Eso me da alegría y me siento querido.
– ¿Se siente importante en la pelota?
– Bueno, puede ser, pero no por ganar txapelas o no. El camino que estoy haciendo es muy bonito, llevo nueve años jugando durante doce meses y le doy mucho valor. Lo miro desde otro prisma. El apoyo de la gente es maravilloso, el ambiente de la final fue increíble.
– Ha tenido cinco finalistas diferentes en las ocho finales de la jaula. Usted se ha mantenido siempre arriba.
– Y el que llega por primera vez es porque está en el mejor momento, por eso es más complicado mantenerse. Yo siempre me mantengo y eso te da mucha fuerza, he vivido todo tipo de situaciones. Estar arriba te enseña mucho.
– Llevaba varios campeonatos de sequía sin txapela.
– (Risas) ¿Sequía por no ganar? Entonces otros vivirían en el desierto. Tenía ganas de ganar la txapela, pero es que solo han pasado cuatro campeonatos desde que había ganado la última vez. E incluso las veces que he perdido, he estado muy cerca del triunfo. Eso también es precioso y aprendizaje. Todos trabajan para mejorar y si bajas cualquiera te puede pasar por encima. Ganar es dificilísimo. El año pasado hice un muy buen año y no gané nada.
– Le volvieron a pitar en el Bizkaia. ¿Qué opina de eso?
– Ya he opinado sobre eso, el que pita en el frontón sobra. Me da igual de qué pelotari sea aficionado. Si es de los míos yo le digo que no vaya a los frontones. Los que pitan no creo que sean cercanos a los pelotaris, irán a ver la final y medio de fiesta. No tengo la sensación de que me piten, lo veo algo circunstancial.
– El primer tanto de jugada fue un gancho con el 16-4. Hasta entonces o saques o fallos de Peio.
– Fueron muchos tantos de saque, sí. El juego que propuse no fue mucho de buscar la raya o la chapa. Más bien atacarle a los pies, desplazarle hacia la derecha. Acertamos, pero porque él tampoco tuvo el día. Eso también es mérito de cómo llevamos el partido preparado. Los datos te enseñan unas cosas, pero que fallara también tendría un motivo.
– Ama la pelota y ve muchos partidos. Ha llegado a declarar que si se pierde uno se lo pone luego repetido por televisión. ¿Cuánto le ayuda eso?
– Es lo que me gusta. Más que ver los partidos de mis rivales, veo partidos de pelotaris, en todos los partidos. Ahí te fijas en cosas. A mi madre le dije comiendo antes del campeonato que Peio iba a llegar a la final. Luego me mandó un mensaje. Le he visto durante el verano y estaba jugando una barbaridad. Sabía que iba a ser peligrosísimo.
– ¿Qué le decía la ama antes de la final?
– El día de la elección me dijo que no jugara la final, al fin y al cabo es madre y siempre te quiere proteger (risas). Cuando conseguí la txapela antes de darme la enhorabuena me dijo a ver qué tal estaba. Cosas de madres.
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