Unai Laso ha vivido de todo durante el último año. Baiko no le renovó el contrato, estuvo en el epicentro de la huelga de unos compañeros que lograron su readmisión y el domingo en el Bizkaia de Bilbao va a disputar su primera final en ... uno de los tres grandes campeonatos. A sus 24 años, estos doce meses de vaivenes le han ayudado a madurar. Pelotari bueno y más que prometedor ya lo era antes.
–Llegar a una final significa una alegría. ¿Y algo más?
–Sobre todo me siento orgulloso del trabajo que hay detrás: la preparación física y mental, la ayuda de la familia y de los amigos. Al final es todo, un cúmulo de situaciones que te permiten llegar ahí. Ahora me encuentro bien en el día a día. Si llegas a estas finales es gracias a eso.
–¿Tiene también algo de reivindicación?
–No lo veo así. He dicho muchas veces que no soy rencoroso. Esto ha llegado como un regalo después de todos los momentos malos que he pasado. Creo que me lo he merecido.
–Desde septiembre de 2020 hasta junio de este año pasó nueve meses en tierra de nadie, recalificado en el campo aficionado.
–En vez de sentirme víctima y preguntarme por qué me había tocado a mí, seguí entrenándome igual, igual. Me busqué la vida para jugar en aficionados con ayuda de mi padre y del club de Huarte. Me lo he ganado con mi trabajo. Esos nueve meses me preparé como si fuera profesional.
–¿En algún momento pensó en dejar la pelota?
–No, no. Tengo acabados los estudios de grado superior del deporte para en un futuro ser preparador físico o lo que surja. Sabía que mi sitio estaba en profesionales y seguí igual con los entrenamientos. Además, nos llamaba mucha gente de los ayuntamientos porque querían organizar partidos con Eskiroz, Mariezkurrena II, Víctor y yo. Daba moral que la gente se preocupara por nosotros. Empezamos a ver la luz al final de la huelga.
–Vaya cambio.
–Pasas de jugar en profesionales a estar en la calle y bajar otra vez al suelo. Estuve cobrando del paro hasta junio. Ahora me pregunto cómo pudo pasar esto. Soy un chaval que intento distraerme con otras cosas. Recibes el apoyo de la familia y de los amigos, y sales adelante.
«Espero ser titular en el próximo Campeonato de Parejas. Si no, sería la bomba»
–¿Se hace dura esa situación?
–Claro que sí. Me ha ayudado para fortalecerme mentalmente. Después de estar en la miseria, como digo yo, valoras y disfrutas más verte arriba. Soy consciente de que la pelota no es para toda la vida, que cualquier día puedo sufrir una lesión grave. Si me sucede, ya sé lo que significa estar fuera un tiempo. Parece duro decirlo, pero creo que a nosotros cuatro esto nos ha ayudado a ser más fuertes en la vida.
–¿Esta experiencia y ese proceso han repercutido en su juego?
–Sí. Puede ser. Pero entiendo que se debe más al trabajo físico que hay detrás. Si estás bien físicamente, lo demás sale por sí solo. Por supuesto también hay que poseer una buena técnica. Pero mi principal mejoría ha sido en la fuerza que tengo en las piernas. Me muevo mejor.
Rival en la final
«Quien carga con la presión es Jokin porque lleva seis finales seguidas; yo no tengo nada que perder»
–Se le ve menos acelerado.
–Antes era menos maduro. Como me veía capaz de acabar rápido el tanto, intentaba rematar a las primeras de cambio. El paso de los años ayuda y con el tiempo eso se tiene que notar dentro del frontón. También es un trabajo psicológico y mental. Y cuando te salen bien las cosas, como a mí durante el verano, llegas con mucha más confianza a un campeonato de este calibre. Veo que conviene endurecer el partido porque, de lo contrario, no se gana.
–¿Ha recibido ayuda desde el punto de vista psicológico?
–Antes de ese periodo fuera de la empresa acudía a una psicóloga. Después he mantenido la relación con ella, pero ya no iba a su consulta. Hablábamos, nos llamábamos, y eso ayuda. Todo el mundo necesita ir al psicólogo, aunque sea una vez en la vida. No sentía ningún tipo de ansiedad, pero siempre he creído en ello.
–Vuelve a Baiko y le programan de entrada contra Peña II en Lei-tza dentro del campeonato navarro del cuatro y medio. Ganó 22-17 después de estar 16-15.
–Aquel triunfo fue clave para todo lo que ha venido después. Peña era un rival muy duro que venía de un año genial. Yo volvía tras jugar de aficionado, que no es lo mismo que hacerlo en profesionales. Se podía llegar a entender que perdiera aquella eliminatoria.
–¿Qué pasa por su cabeza aquel día en Leitza?
–Estar dentro de los partidos es una locura. Siempre lo digo. Si alguien escribe un día un libro de todo lo que piensas... Son sensaciones inexplicables. El contrario te hace un tanto genial o notas que pierde el tiempo para ponerte más nervioso...
–También usted maniobrará a su manera...
–Sí, pero hay gente con más perrería. Yo creo que no tengo.
–¿Cómo canaliza esas situaciones concretas?
–Intentas no pensar tanto. La pelota es más fácil que todo eso. Consiste en jugar lo que sabes y sentirte a gusto. Si te comes muchísimo la cabeza, peor.
–¿Vio la semifinal de Altuna III?
–Jugó increíble. Una barbaridad. Daba gusto verle. Estaba en casa y le aplaudía desde el sofá. Jugar así es la leche. Ezkurdia estuvo bien, le notaba con chispa, pero Altuna no le dejó jugar.
Relación con la empresa
«Si quieres mantener una buena armonía, debes dejar atrás todo lo que ha pasado»
–¿Qué tiene el amezketarra?
–Hace bien casi todo. Domina prácticamente todas las jugadas.
–Se han enfrentado tres veces durante el verano y Altuna III ha vencido en todas. ¿En cuál se ha sentido más cerca de él o incluso capaz de ganarle?
–En las tres. Empezaba yo con ventaja y me daba la vuelta. Siempre me veía capaz de ganar, pero lo que tiene Jokin, por ser el mejor, es que en los momentos clave le dejas una opción durante el tanto y te la clava perfecta. No se le va a la chapa. Los tres partidos se resolvieron por el mayor acierto de Altuna en fases puntuales.
–¿Tiene defectos Altuna III?
–Es muy difícil buscarle alguno. Maneja todas las posturas. Pero ya he dicho que he estado cerca de ganarle en muchos partidos, y se le puede derrotar.
–¿Piensa que la mayor experiencia de Jokin Altuna en finales le da ventaja para este domingo?
–Sí. Tiene ventaja en ese sentido, en saber lo que es vivir el partido. En teoría, eso le puede ayudar a gestionarlo mejor. Pero nunca se sabe. Igual se pone nervioso. A mí me puede dar cierta ventaja no tener nada que perder. A un partido puede pasar cualquier cosa, pero es importante haber vivido esas experiencias.
–¿No tiene nada que perder?
–No. Quien debe cargar con la presión es Jokin porque lleva seis finales seguidas, que son muchas. Ahora mismo Altuna III es el mejor. Lo dicen los datos y todo.
–Usted transmite la sensación de que nunca tiene miedo.
–Si vas con miedo a jugar, ¿cómo pretendes ganar? Sales a hacer bien tu trabajo. Lo que pueda hacer el contrario es su problema. Si vas con miedo, nunca vas a tener posibilidades de victoria.
–Prima el ataque.
–Pero he aprendido que hace falta muy buena defensa. Antes era menos maduro o más nervioso y, en vez de defender el pelotazo, iba en busca del tanto o lo que sea. Te puede salir una, pero si de diez te salen dos, mal negocio. Sobre todo en estos partidos importantes hace falta defender bien.
–Dio un salto durante el verano.
–Es lo que tiene estar jugando con los mejores. Es ahí donde progresas. Enfrentarte a Altuna, a Ezkurdia y a todos estos ayuda a mejorar. En aficionados he disputado partidos muy duros con menos zaguero, pero ahí no mejoras tu rendimiento. Avanzas jugando contra gente igual, mejor o con más experiencia que tú.
–¿Dónde ve margen de progresión?
–Quizá en buscar mejor los ángulos. Doy velocidad a la pelota, pero muchas veces me sale a media cancha. Aunque también haces daño, no es lo mismo. Precisamente encontrar los ángulos es lo que mejor hace Jokin. La clave por la que Altuna III es el mejor consiste en que busca bien el ángulo, te desplaza muchísimo al ancho y al txoko. Eso le permite ocupar el centro de la cancha, y te marea. A Ezkurdia le llevaba al ancho corriendo, luego al txoko. Es lo que me falta, poner la pelota más cerca de la raya del ancho. Si es con velocidad, mejor.
–¿Se siente el delantero de referencia en Baiko?
–Sé dónde estoy ahora mismo. Soy el representante de Baiko en la final y por algo será. Estoy contento con lo que estoy haciendo y no pienso mucho en si soy o no el mejor.
–¿Cómo está su relación con la empresa?
–Bien. Si quieres mantener una buena armonía, debes dejar atrás todo lo que ha pasado. Como voy a pasar años en la empresa, mejor que la relación sea buena.
–¿Ha notado un cambio de actitud por parte de la empresa?
–Sí, obviamente. Antes de iniciar mi segunda etapa hablamos de que íbamos a dejar de lado todo lo que había sucedido en busca de una buena convivencia.
–¿Se ve titular en el próximo Campeonato de Parejas?
–No sé. Espero que sí. Si no, sería la bomba.
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