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Aitor Elordi sigue subido a la cresta de la olaPelota | Manomanista
Aitor Elordi sigue subido a la cresta de la olaVitoria-Gasteiz
Domingo, 21 de mayo 2023, 19:44
La trayectoria de Aitor Elordi en los siete últimos meses recuerda a la de Erik Jaka en el último trimestre de 2020, cuando ganó la txapela del Manomanista y se proclamó subcampeón del Cuatro y Medio. Hará bien Jokin Altuna en no fiarse. ... El de Mallabia y el de Amezketa reeditarán el domingo 4 de junio, ya con el título en juego, el partido de la liguilla que disputaron el 30 de abril en el Astelena.
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Elordi cogió el pasado otoño la ola con la que sueña cualquier gran surfista. Gigante, todavía no ha encontrado la playa donde deshacerse. Subió encima, cada día conserva mejor el equilibrio, no tiene miedo alguno a caerse y tampoco ve la orilla. Da igual que llueva o haga buen tiempo, que haga frío o que el calor apriete. Su mono de neopreno aguanta todo. Ha salido reforzado hasta de las pocas derrotas que ha sufrido en este viaje sin retorno. Ha llegado para quedarse.
Darío acudía al Ogueta con una carta de presentación engalanada por cuatro victorias. ¿Qué es eso para alguien capaz de ganar a Laso y de tutear a un Altuna III que ya está sobreaviso? Elordi, ganador por 15-22, tiene licencia y sobrada confianza en sí mismo para emprender cualquier objetivo. Si alguien cometió la imprudencia de pensar que el noventa por ciento del mérito de la conquista del Campeonato de Parejas pertenecía a Zabaleta, mes y medio en solitario le han bastado para equilibrar el reparto.
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Llamado de urgencia por Aspe veinticuatro horas antes de la presentación del Manomanista para solucionar la baja por lesión del propio Zabaleta, va a saldar su primera experiencia en la competición reina con un subcampeonato como mínimo. Tampoco quiere soltar así como así el liderato del ranking individual de la Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M). Es otro de los premios a dirimir en la gran final contra Altuna III, a quien cataloga como «el rey de la mano profesional. Pienso que está un paso por delante de nosotros». Hará bien el amezketarra en desconfiar de las lisonjas.
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Exhibe Elordi semejante grado de confianza en sí mismo que resulta complicado frenarle. En el Ogueta salió con la misma electricidad que demostró ante Laso en el Bizkaia. Cobró ventaja apoyado en el saque y en su capacidad para culminar lo que fabrica. Seis de los once tantos que llevaba en el 3-11 llegaron gracias a uno o dos pelotazos suyos: dos con el primer disparo y cuatro de saque-remate.
«Me ha hecho daño con el saque y con el segundo pelotazo», apuntó Darío. «Se me ha ido al principio y al final», señaló en referencia al parcial de los compases iniciales y al último con una tacada de seis tantos que dilapidó sus opciones entre el 12-15 esperanzador y el 12-21 que le acercó a la capitulación.
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Darío
15
-
22
Elordi
Tiempo de juego: 59 minutos y 46 segundos. 10:24 de juego real.
Pelotazos a buena: 231.
Tantos de saque: Darío, 4. Elordi, 4.
Faltas de saque: Darío, 0. Elordi, 0.
Tantos en juego: Darío, 7. Elordi, 12.
Tantos perdidos: Darío, 6. Elordi, 3.
Marcador: 0-4, 1-4, 1-6, 2-6, 2-8, 3-8, 3-11, 4-11, 4-13, 7-13, 7-14, 9-14, 9-15, 12-15, 12-21, 15-21 y 15-22.
Tantos de diez o más pelotazos: nueve (cinco para Darío y cuatro para Elordi).
Momios de salida: a la par con tendencia por Elordi.
Botilleros: Asier Gómez secundó a su hermano Darío y Gaizka Txakartegi, a su sobrino Aitor Elordi.
Incidencias: tres cuartos de entrada en el Ogueta. 1.213 pelotazales, con amplia presencia de las aficiones de ambos pelotaris. El festival comenzó con un cuarto de horas retraso a solicitud de ETB. El telonero se detuvo en el 2-8 para que el doctor Íñigo Simón atendiera a una espectadora que perdió el conocimiento.
Aitor Elordi ha hecho de la valentía una de sus señas de identidad. Salta a la cancha con decisión suprema, consciente de hacer valer sus puntos fuertes y enmascarar los débiles. Los cuatro primeros tantos de Darío llegaron tras cruzarse diez o más pelotazos. Elordi no se rinde.
Aprovecha en el arranque el golpe de derecha. Cuando pierde fuelle, confía en cruzar la pelota a puntos comprometidos de la pared izquierda. Y acierta a elegir cuándo ir en busca del sotamano o del gancho. No da respiro al contrario. «En realidad, no hay tiempo para pensar», admite Elordi. «Se trata de dejar fluir lo que has aprendido a lo largo de tus años como pelotari». Tiene 27 y está en plena madurez.
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Darío cargaba de nuevo con el peso de su afición, en su día entregada en cuerpo y alma a Titín y que vislumbraba en el de Ezcaray el posible sucesor de Barberito setenta años después de que el artista de Baños de Río Tobía conquistara la única txapela de La Rioja en el Manomanista de Primera. La oportunidad de plantarse en la final parecía viable tanto por las aptitudes del pelaire, ya semifinalista en 2020, como por enfrentarse a un pelotari de su misma edad al que ya había batido en dos duelos precedentes, si bien ninguno de ellos en esta competición.
Esta vez no rayó Darío a su mejor nivel. «No he terminado de colocarme con la derecha. Aunque me encontraba bien físicamente, la pelota no me salía. No he llegado bien adelante para entrar de sotamano. Aitor ha llevado la iniciativa. Me costaba con la zurda y a continuación él me apretaba con la volea. Cuando le hacía daño con la derecha, me entraban las prisas».
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Cambió el decorado a partir del 4-13, que complicaba sobremanera a Darío el pase a la final. Dio la impresión de que bajó el rendimiento físico de Elordi, que dio cuenta de ese mal momento. «He sufrido bastante en la segunda parte, sobre todo psicológicamente», confesó. «Estás concentrado en el partido, pero me ha venido a la cabeza su importancia, así como que lo hecho hasta ahora no valía para nada. Te pasan muchas cosas por la mente».
Darío había limado la desventaja hasta aproximarse a tres tantos, 12-15. Elordi, que en el 11-15 había agotado el último de sus descansos tras pedir el segundo en el 9-15, respiró aliviado al botar en la contracancha el pelotazo del rival con pared izquierda para tratar de evitar su remate de aire. Con el saque en su poder volvió a escaparse a nueve tantos, 12-21. Ya no había quien le arrebatara la final.
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