MANU ÁLVAREZ
Jueves, 9 de junio 2022, 06:36
El consejo de administración de Kutxabank conoció formalmente la decisión la pasada semana. El presidente de la entidad financiera, Gregorio Villalabeitia, ha decidido abandonar la institución el próximo mes de noviembre, justo cuando se cumplirán ocho años desde su designación para el cargo. Con su ... comunicación, Villalabeitia aclara que no opta a una reelección para un tercer mandato y pone en marcha un proceso que debe llevar al nombramiento de su sucesor.
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El movimiento tiene su trascendencia ya que en los últimos meses se había especulado con la posibilidad de que el actual presidente del banco vasco optase por la continuidad. Un escrito remitido a la comisión de nombramientos del consejo ha zanjado cualquier conjetura al respecto. El proceso para la elección de un nuevo presidente no es sencillo, ya que estará monitorizado y evaluado por el Banco Central Europeo. Por su tamaño, Kutxabank está encuadrada dentro de las entidades financieras «significativas», lo que implica que la supervisión corresponde al BCE, con normas especialmente rígidas para este tipo de nombramientos. El consejo deberá seleccionar un candidato y someterlo a la aprobación del BCE. Un proceso que el banco quiere que sea discreto –siempre existe el riesgo de que el supervisor rechace una candidatura–, pero que debe sustanciarse con urgencia. La normativa del BCE establece que tiene hasta cuatro meses para emitir su opinión, lo que deja poco margen para iniciar los trámites.
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Gregorio Villalabeita (Barakaldo, 1951), licenciado en Empresariales por Deusto y con una dilatada trayectoria en el sector financiero, llegó a la presidencia de Kutxabank en noviembre de 2014, después de que el anterior responsable del banco, Mario Fernández, comunicase al PNV –que controla de forma indirecta las fundaciones propietarias– su decisión de dimitir. Una decisión que vinculó a la divergencia de criterios estratégicos ya que, en su opinión, era necesario anticiparse a la evolución del mercado e incorporar socios al capital de la entidad.
La misión encargada a Villalabeitia fue, precisamente, caminar en sentido opuesto. Refugiado en lo que suele denominarse como 'banca aburrida' –tomar dinero de los clientes y conceder créditos–; reforzado con una intensa actividad comercial a la búsqueda de comisiones –gestión de fondos de inversión y comercialización de seguros, principalmente–, ha superado con un notable ese reto. La gestión económica del banco en este periodo ha permitido generar beneficios suficientes –216,5 millones de euros en 2021– para repartir dividendos y que su principal accionista, la fundación BBK, cumpliese las exigencias dictadas por el Banco de España: constituir de forma progresiva un fondo de 235 millones, destinados a recapitalizar el banco en caso de crisis. BBK finalizará las dotaciones a ese fondo en 2024.
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Villalabeitia también se ha resistido a las presiones para meter a Kutxabank en una fusión, aunque a finales de 2020 el acuerdo con Banco Sabadell estuvo muy cerca. Discrepancias sobre la valoración de la entidad catalana y el empeño de Josep Oliu en permanecer como presidente de la entidad resultante, dieron al traste con la operación.
Entre las especulaciones que habían circulado en los últimos meses estaba la posibilidad de que el próximo presidente fuese el actual máximo responsable de la Fundación BBK, Xabier Sagredo. Fuentes de toda solvencia aseguraron este miércoles a este periódico que Sagredo no figurará entre los candidatos a ocupar el cargo.
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También está en el aire el modelo de presidencia que adoptará Kutxabank en los próximos años. Villalabeitia ha dispuesto de poderes ejecutivos, pero es de sobra conocido que el Banco Central Europeo quiere transitar hacia un modelo diferente para todas las entidades bajo supervisión. Esto es, una presidencia no ejecutiva, dedicada al gobierno corporativo, pero alejada del día a día, con un consejero delegado con plenos poderes sobre el negocio. Fuentes cercanas a la entidad aseguran, además, que Kutxabank abordará a corto plazo una profunda remodelación de su equipo directivo. Buena parte de la primera línea ejecutiva del banco, la de los directores generales, está ya al borde de la jubilación e incluso no se descarta un cambio de consejero delegado, puesto que en la actualidad desempeña Javier García Lurueña.
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