Un producto elaborado a partir de tejido animal

Esa muestra de carne posee en su composición tejido muscular, venas, grasa y sangre, entre otros elementos. Mediante diversas técnicas biomédicas, se aíslan las células que se precisen. Este proceso se realiza en muy corto espacio de tiempo, por lo que esos tejidos extraídos siguen vivos.

La muestra se deposita en un ambiente controlado de humedad y temperatura para que siga formando tejido a través de un proceso natural de proliferación celular. Para ello, se colocan en un medio acuoso que tiene proteínas, aminoácidos, sales minerales y aire para que sigan creciendo y realizando su función, que no es otra que crear tejido muscular. De esta manera, si después se colocan en un fermentador o biorreactor, se obtiene una masa muscular libre de grasas, es decir, la conocida como carne cultivada.

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La 'materia prima' resultante del proceso anterior no está dirigida al consumidor final, sino a la industria del procesado de carne. Será ésta la que utilice la masa muscular para obtener multitud de productos aptos para la venta, como lonchas de jamón, hamburguesas, salchichas o 'nuggets'. Diversos estudios indican que las células extraídas de un cerdo, por ejemplo, en un año pueden producir lo mismo que cuatrocientos ejemplares.

¿Y el sabor? ¿La carne cultivada será sabrosa o insípida? Charola no tiene duda de que se ganará el paladar de los consumidores porque otras iniciativas en su día revolucionarias, como las gulas, elaboradas a partir de surimi, han resultado un éxito en el mercado.