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Iñigo Ucín, (Azkoitia, 1960) presidente de Mondragon Corporación, vive un final de año intenso ante el desafío planteado por Orona y Ulma, que han convocado ... a sus socios el próximo día 16 para votar el abandono de la Corporación. Ucín subraya el respeto a cualquier decisión que se tome, pero lamenta que los intentos de llegar a los cooperativistas de Hernani y Oñati han sido infructuosos. A su juicio, Orona y Ulma funcionan sincronizadas. Eso sí, advierte de que no es lo mismo estar dentro que fuera de la Corporación.
– ¿Cuál es la relación hoy con Orona y Ulma?
– A nivel de comunicación la verdad es que no hay mucho. Hemos cruzado algunos 'emails' y alguna conversación, pero nada de fundamento. Nosotros hemos pretendido hablar con ellos pero no hemos conseguido que se acerquen a los órganos de la Corporación y hablen. También quisimos explicar a sus socios cómo lo veíamos nosotros, pero...
– ¿No han podido llegar a los trabajadores de Orona y Ulma?
– Obviamente, no. Hemos mandado una información a todas las cooperativas pero no hemos podido llegar a ese colectivo ni explicarles que algunas cosas que les han dicho las vemos de otra manera.
– ¿Cuándo empezaron los problemas con ambas firmas?
– Este es un tema antiguo. Parecía que después del Congreso de 2016, de arreglar lo de Fagor Electrodomésticos, y de mejorar la gobernanza, el tema estaba resuelto, pero sin embargo, sorpresivamente, no ha sido así. En 2016 las dos salieron de Mondragon Inversiones, uno de los principales fondos de intercooperación, y desde entonces el representante de Orona en el consejo general no volvió a aparecer. Solo una vez. Y el de Ulma, que sí ha ido, ha estado siempre disconforme con casi todo.
– Entiendo que nos referimos a Javier Mutuberria (Orona) e Iñaki Gabilondo (Ulma)...
– Sí. El primero no venía y el segundo tenía una actitud radicalmente distinta a todos los demás.
– ¿Hablamos de una cuestión de personalismos?
– Cuando las personalidades son fuertes siempre puede suceder que eso no ayude. Las personas que han tenido que trabajar con ambos nunca han tenido una relación perfecta...
– ¿Hasta qué punto Orona y Ulma van de la mano?
– Sí que parece que tienen un contubernio por intereses comunes. Al menos ahora. A futuro, no lo sé. Hoy van al mismo ritmo en fechas, actitudes, contestaciones... Hay una sincronización perfecta. Son una pareja de baile.
– ¿Qué les han trasladado en esas llamadas cruzadas?
– Nada interesante. Que sí, que estaremos, que hablaremos... Nosotros les decimos que cuando quieran, pero... Entiendo que tienen mucho trabajo. No lo veo fácil, aunque seguimos abiertos. Insisto en que me gustaría hablar con sus socios, pero no parece que tengan mucho interés en que eso se produzca.
– Las dos empresas dicen que propusieron en junio una nueva forma de relación con el Grupo que fue rechazada...
– Hicieron una propuesta totalmente novedosa para el resto. No sé si estaba en una estantería hacía algún tiempo, pero fue una sorpresa. Proponían cooperativas que se relacionaran con el Grupo con un convenio anual y no sometidas a las normas de Mondragon. Con carácter general no participan en los mecanismos de intercooperación y solidaridad del Grupo. Algo descolocante para todos. Y en vísperas de poner en marcha el Congreso, algo que se prepara con tiempo y debate en todas las cooperativas. Y con exigencias. Semejante cambio no era admisible ni en forma ni en fondo.
– ¿Por qué?
– Nosotros ya tenemos convenios con muchas empresas, con multinacionales, con la ONCE... pero no son Mondragon. O eres Mondragon o no eres Mondragon. O estás dentro o estás fuera. Podemos firmar un convenio con otra cooperativa, pero es otra cosa. ¡Y además uno en el que se dice cada año dónde se quiere estar!
– ¿Lo analizarían si se presentara con tiempo suficiente?
– Era implanteable en el fondo y sobre todo en el calendario. No se puede decir 'hay que meter esto sí o sí este año'. Las ponencias del Congreso llevan tiempo. Eso para cosas sencillas, con que esto... Esto pega en la línea de flotación de Mondragon. Los órganos estamos abiertos al diálogo siempre, pero sin imposiciones previas y extendiendo el debate a todas las cooperativas del Grupo. Un debate sano y democrático. Todo se puede plantear, pero esa idea golpea la línea de flotación del Grupo. Esto es lo que yo, Iñigo Ucín, piensa. Pero en Mondragon no se hace lo que yo digo, somos una democracia y se vota.
– Orona y Ulma dan a entender que esa negativa fue la gota que colmó el vaso...
– Estos, de un modo u otro, plantean salir de Mondragon. Y para eso hay que contar algo. A lo mejor no se puede contar todo. Y entonces se alude al modelo, a que lo nuestro es diferente, a que se ralentizan los procesos y las decisiones... ¡Increíble! No creo que hayan dado una explicación mínimamente creíble.
– ¿Es mentira lo que dicen?
– Yo no digo eso. Yo lo que digo es que eso no es así. Ellos pueden estar convencidos de que sí. No es así porque las decisiones las toma siempre la cooperativa. ¿Alguien en el centro corporativo sabe más de ascensores que en Orona o de maquinaria de packaging que en Ulma? ¡Claro que no!
– Señalan (ellos) que quieren recuperar su plena soberanía.
– ¿En qué les hemos quitado soberanía? ¿En qué? No les hemos quitado, la tienen toda.
– Mondragon envió una carta explicativa a todas sus cooperativas que Orona y Ulma tacharon de intento de manipulación...
– No lo voy criticar puesto que ya les deja en evidencia a ellos. Hemos dado la información que debíamos dar. Nuestro colectivo, y también sus socios, tienen derecho a tener información. Y eso hemos hecho. No hay más. Eso hay gente que lo toma como una injerencia. Nos preocupa su gente, pero sobre todo nuestra gente, que no estaba recibiendo ninguna información. ¿Qué es una injerencia? El nivel de reacción que han tenido les retrata.
– ¿Cree usted que los socios de Orona y Ulma saben lo que votan?
– Bueno... Las verdades tienen ángulos distintos. Tienen una explicación 'tuneada' de lo que está pasando. Hablan de que después de 2016 ha habido más centralización, y el encargo que yo recibí de la comisión permanente, a la que me debo, no fue ese. Fue más intercooperación, en la solidaridad y en el negocio. Y en eso nos hemos volcado. La intercooperación tiene un potencial inmenso, y más cuando nuestra empresa más grande siempre es más pequeña que su competidor. Estar en el Grupo te da cosas que fuera no puedes tener. La historia de Mondragon es fruto de eso. Los grandes hitos (Lagun Aro, Laboral Kutxa, Mondragon Unibertsitatea...) han sido fruto de una respuesta colectiva a un problema que de manera individual no se podía afrontar. Como el I+D conjunto o la central de compras para la electricidad, que usan las dos. Ulma, que es un Mondragon comarcal en pequeño con cooperativas muy distintas, utiliza mucho esas ventajas del Grupo.
– ¿Han recibido esas dos empresas más de lo que han aportado?
– Ellos piensan que no. Creo que, sobre todo Orona, que aporta mucho y es potente, igual tiene menos necesidad. Ulma es distinto; aporta mucho y recibe mucho, aunque es difícil de contabilizar.
– ¿Seguirán en Lagun Aro?
– Sus socios están preocupados. ¿Qué pasa si se salen? ¿Qué pasa con el sistema de pensiones? ¿Y con el sistema sanitario? ¿Y con las reubicaciones? ¿Qué va a pasar luego?
– Eso. ¿Qué va a pasar?
– Estarán donde quieran estar. Nosotros vamos a ser generosos. Pero que no vayan diciendo... Ahora, lo que es evidente es que estar o no estar en Mondragon no va a ser lo mismo para todo. Lagun Aro y el resto tienen sus propios órganos repletos de gente inteligente. Yo no pretendo asustar a nadie.
– ¿Las dos empresas aportaban lo mismo que el resto a los fondos de intercooperación?
– No. A Mondragon Inversiones no aportan. Y a la Fundación Mondragon, en lugar del 5% del beneficio que aportan las cooperativas industriales, ellos aportan el 4%. Eso es hasta hoy, pero ahora quieren salirse y hacer lo que quieran. También colaboran con el centro corporativo y dicen que les sobra porque no les aporta. No es así. Recientemente hemos reestructurado alguna empresa importante y le hemos ayudado. Por cierto, en 1986 Orona estaba en quiebra, eso no lo sabrán sus actuales trabajadores, y lo que hoy es Mondragon y sus fondos reflotaron la empresa para ponerla en una senda que le ha llevado hasta hoy. Nunca se fue una cooperativa con problemas económicos, y en las salidas siempre hubo un liderazgo que capitalizaba algún éxito para elevarse a los altares.
– ¿Qué cree que va a suceder el día 16 en las votaciones?
– Estamos en una posición de debilidad porque ellos han contado lo que han querido y nosotros, nada. Y cuando explicamos lo que ha pasado hablan de injerencias. Podía decir muchas cosas, pero no voy a entrar en el cuerpo a cuerpo.
– ¿Da por hecho que saldrá el sí?
– Saldrá lo que sus socios quieran y voten. Solo depende de a quién crean los colectivos, que en esas dos empresas se han llevado una gran sorpresa por las prisas. Seguimos pensando que la salida no beneficia a nadie, aunque el daño está hecho.
– ¿Pase lo que pase?
– Sí. Ellos se han hecho mucho daño. Sus propios socios van a tener un antes y un después. No creo que haya un gran cisma pero las cosas no van a ser iguales en Orona ni en Ulma. Si se fueran, que sería una pena, perderíamos dimensión, que es algo muy importante para estar en los sitios en los que se deciden las cosas que el sistema cooperativo puede y no puede hacer.
– ¿El lobby pierde fuerza?
– Nosotros, no por habilidades personales sino por nuestra historia y nuestro tamaño, tenemos capacidad de llegada en Euskadi y en Madrid.
– ¿Perjudica a todo el cooperativismo vasco?
– Creo que sí. Ahora, lo que quiero dejar claro es que el modelo ni se tambalea ni está en decadencia. Hablamos de dos organizaciones con dos líderes singulares que se plantean ciertas cosas y que esto hace daño a Mondragon, al cooperativismo y a esas dos mismas empresas.
– Algunos políticos vascos han expresado, de manera más o menos directa, su apoyo a un Mondragon fuerte. ¿Le reconforta?
– Mondragon tiene su importancia, en Gipuzkoa y en Euskadi. Y un peso específico. Además, es un referente que hasta los políticos lo usan como ejemplo de cómo hacer las cosas. Que les preocupe en lo cuantitativo y lo cualitativo es normal. Yo quiero lanzar un mensaje de tranquilidad. Además, salga lo que salga, no se va a perder empleo.
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